Por Eloy Isorna
En el día que se celebra la concesión del Premio Nobel de la Paz de 2010, al disidente chino encarcelado Liu Xiaobo, de 54 años, no puedo dejar de recordar a una mujer, que tambien recibió su Premio de Nobel de la Paz estando bajo arresto y no pudo ir a recogerlo.
Cuando en 1991 se concedió el Premio Nobel de la Paz a la birmana Señora Aung San Suu Kyi, ésta se encontraba prisionera del régimen militar birmano, bajo arresto y aislamiento absoluto incluso de su familia y peligro extremo, situación en la que sigue después de tantos años, y nunca pudo acudir a recoger su galardón. El 14 de Octubre de 1991, su marido escribía: “No estoy seguro de si se ha concedido en alguna ocasión el Premio Nobel de la Paz a alguien que se encuentra en una situación de aislamiento y peligro tan extremo, sin embargo tengo la certeza de que nunca se ha otorgado a una mujer que se encuentra en esa situación”. La Señora Aung San Suu Kyi, que es prisionera de la dictadura de la Junta Militar birmana desde el 20 de julio de 1989, sigue siendo, desgraciadamente, la prisionera invisible
Hay rumores de que Suu Kyi será liberada prontamente. Una persona que conoce bien la situación me dice lo siguiente:
“Ya sabemos que tal vez van a liberar a Aung San Suu Kyi despues de las elecciones en Noviembre pero estamos más preocupados para sus compañeeros, los otros prisioneros políticos que no tienen tanto apoyo como ella desde afuera”.
Por otra parte cabe significar que acaba de celebrarse en Portugal, en Coimbra, un gran concierto con Bono y U2 donde rindieron brillante tributo a Aung San Suu Kyi (ASSK) con velas de Amnistia Internacional recordandola a ella y a otros prisioneros politicos, con un mensaje especial de Desmond Tutu para los miles de jovenes que estuvieron alli!”
Es sabido que el régimen militar que gobierna en Birmania no hubiera podido resistir sin el apoyo de China, así que la concesión del Premio Nobel de la Paz al luchador por los derechos humanos y la democracia Liu Xiaobo [¡Bien por Noruega esta vez!], pone en cuestión e interpela no sólo al régimen Chino sino también al régimen militar birmano.
Ahora se va a ver en qué estados domina el respeto a los valores frente al pragmatismo económico. Pedir la liberación de Liu Xiaobo y denunciar la falta de derechos humanos en el país del que depende su economía (parece que China está sufragando la deuda de los países más poderosos de occidente) sera la “prueba del algodón”.
Cuando en 1991 se concedió el Premio Nobel de la Paz a la birmana Señora Aung San Suu Kyi, ésta se encontraba prisionera del régimen militar birmano, bajo arresto y aislamiento absoluto incluso de su familia y peligro extremo, situación en la que sigue después de tantos años, y nunca pudo acudir a recoger su galardón. El 14 de Octubre de 1991, su marido escribía: “No estoy seguro de si se ha concedido en alguna ocasión el Premio Nobel de la Paz a alguien que se encuentra en una situación de aislamiento y peligro tan extremo, sin embargo tengo la certeza de que nunca se ha otorgado a una mujer que se encuentra en esa situación”. La Señora Aung San Suu Kyi, que es prisionera de la dictadura de la Junta Militar birmana desde el 20 de julio de 1989, sigue siendo, desgraciadamente, la prisionera invisible
Hay rumores de que Suu Kyi será liberada prontamente. Una persona que conoce bien la situación me dice lo siguiente:
“Ya sabemos que tal vez van a liberar a Aung San Suu Kyi despues de las elecciones en Noviembre pero estamos más preocupados para sus compañeeros, los otros prisioneros políticos que no tienen tanto apoyo como ella desde afuera”.
Por otra parte cabe significar que acaba de celebrarse en Portugal, en Coimbra, un gran concierto con Bono y U2 donde rindieron brillante tributo a Aung San Suu Kyi (ASSK) con velas de Amnistia Internacional recordandola a ella y a otros prisioneros politicos, con un mensaje especial de Desmond Tutu para los miles de jovenes que estuvieron alli!”
Es sabido que el régimen militar que gobierna en Birmania no hubiera podido resistir sin el apoyo de China, así que la concesión del Premio Nobel de la Paz al luchador por los derechos humanos y la democracia Liu Xiaobo [¡Bien por Noruega esta vez!], pone en cuestión e interpela no sólo al régimen Chino sino también al régimen militar birmano.
Ahora se va a ver en qué estados domina el respeto a los valores frente al pragmatismo económico. Pedir la liberación de Liu Xiaobo y denunciar la falta de derechos humanos en el país del que depende su economía (parece que China está sufragando la deuda de los países más poderosos de occidente) sera la “prueba del algodón”.





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