NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Por qué a ti? La Humildad de Francisco (y II)



No pude seguir con el tema el día que hubiera querido, pero aquí estamos de nuevo. Maseo pregunta a Francisco, intrigado, o como para ponerle a prueba. No estoy seguro del verdadero motivo. Lo que sí es cierto es que es un pasaje muy bonito, y muy profundo, que nos puede hacer reflexionar en algunos sentidos.

La pregunta, para empezar, se la hizo Maseo a Francisco, y debería podérsenos hacer a todos. Es decir, Maseo no hizo sino preguntarse por el motivo por el cual una persona como en este caso Francisco posee tanta fuerza de atracción, y es capaz de llevar tantas personas a Dios, cuando su apariencia invita más bien a rehuirlo o incluso despreciarlo: bajito, desarrapado, sucio, sin cuidarse, enfermo...

La respuesta no podría ser otra: es Dios quien obra en el "Poverello". No somos nosotros los que hacemos, sino que nos dejamos llevar, sencillamente, por los impulsos del Espíritu. Desde la oración, en la que escuchamos la voz del Padre, nos mostramos ante el mundo tratando de imitar los actos y sentimientos de Jesús. En eso consiste el camino del cristiano, y ello nos lleva a la Santidad.

Lo dice muy bien Madre Teresa en esta escena que os dejo a continuación: "Soy el lápiz de Dios".

http://www.youtube.com/watch?v=whYtb46Cf4k#t=07m11s

De nada podemos gloriarnos. Porque si Francisco de Asís, o Madre Teresa, que era una persona al final ya mayor, arrugadita y encorvada, viviendo pobremente y vistiendo con un sencillo hábito blanco con rayas azules... atrajo a tantas personas, y hasta le dieron el Nobel... entonces es que tenía que estar Dios detrás.

Ser signos, eso es lo que importa. Traslucir a Dios, haciendo que llegue (o dejando que llegue, simplemente) a los demás, que los atraiga a sí, y que los lleve a la Santidad. Ser testigos de Jesús, "dándolo a luz por las Obras Santas" (CtaF), y siendo conscientes de que nuestra condición pecadora, imperfecta, limitada y contingente nada bueno puede obrar, a no ser que Dios nos asista y nos llene.

"De nada podemos gloriarnos", repetirá también Francisco en el relato de la Verdadera Alegría. Todo aquello que obramos bien no lo obramos nosotros, sino Dios en nosotros. Es una idea que se repite en las Alabanzas al Dios Altísimo, que compuso nada más recibir las Llagas, como la oración de un corazón puro y volcado en Dios:

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo.
Tú eres Rey omnipotente.
Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de los dioses.
Tú eres el Bien, todo el Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres Amor, tú eres Caridad.
Tú eres Sabiduría, tú eres Humildad, tú eres Paciencia.
Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz.
Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza.
Tú eres Justicia, tú eres Templanza, tú eres toda nuestra Riqueza.
Tú eres Belleza, tú eres Mansedumbre.
Tú eres Protector, tú eres nuestro Custodio y Defensor.
Tú eres Fortaleza, tú eres Refugio.
Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe.
Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura.
Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor,
Dios Omnipotente, misericordioso Salvador.

Es decir, Dios es y obra todo el bien. O en 1R 23, 8:

Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las fuerzas, con todo el esfuerzo, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y voluntades al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará, que a nosotros, miserables y míseros, pútridos y hediondos, ingratos y malos, nos hizo y nos hace todo bien.

No es que Francisco se ponga en una línea que vaya a coincidir siglos después con Lutero, porque si bien reconoce que por nosotros mismos nada bien podemos, sí dice y reconoce en Dios que su Bondad, manifestada en la Cruz, nos hace santos, nos transforma, y sí podemos ser santos y cambiar pareciéndonos a Él por su Misericordia, ciertamente, pero es posible.

También sabe Francisco que dependemos en todo de Dios:

Procuraba guardar en lo secreto del alma los dones del Señor, no queriendo exponer a la gloria lo que podría ser causa de perdición. En efecto, como quiera que eran muchos los que lo alababan a menudo, les respondía con frases como éstas: «No queráis alabarme como a quien está seguro; todavía puedo tener hijos e hijas. No hay que alabar a ninguno cuyo fin es incierto. Si el que lo ha dado quisiera en algún momento llevarse lo que ha donado de prestado, sólo quedarían el cuerpo y el alma, que también el infiel posee». Hablaba de este modo a los que lo alababan. A sí mismo se decía: «Francisco, si un ladrón hubiera recibido del Altísimo tan grandes dones como tú, sería más agradecido que tú».

(2 Cel 133).
Si Dios retirara su Misericordia, quedaría sólo Francisco de Bernardone, uno más. A la entrega total de Cristo responde el hombre con la suya, siempre inacabada, a la que Dios llena de su Misericordia y sus Gracias, según su liberalidad y "según le place" (CtaO 33).

No hay comentarios: