Hace un tiempo recibí un regalo. Un regalo es un don inesperado, algo que se no ofrece sin que contemos con ello. Un regalo suele expresar el deseo de ofrecer al otro algo que sea de su agrado, algo que le ayude en su vida y en su quehacer de cada día. Cuando recibimos un regalo solemos saber dar gracias, no tanto por el obsequio en sí mismo sino por lo que significa. Quien me lo ofrece ha estado pensando en lo que me podía convenir, lo que podía necesitar y sin duda ha intentado darme gusto.
A veces recibimos regalos que requieren un aprendizaje. Debemos aprender a utilizar aquello que hemos recibido, debemos ir descubriendo todas las posibilidades que el obsequio tiene para poder gozar de él. Utilizar adecuadamente lo recibido hará que su función persista y con ello el recuerdo de quien me lo ha regalado será más presente en mi vida.
También puede ocurrirnos que el regalo recibido no sea de nuestro agrado, no responda a nuestras expectativas, sin embargo debemos agradecer igualmente a quien nos lo ofrece su buena intención.
A lo largo de toda la vida quien más regalos nos da es Dios. Él nos regala cada amanecer, cada jornada, nos lo ofrece para descubramos todo su amor para cada uno, para que le demos gracias.
También los regalos de Dios a veces son una incógnita. No acabamos de comprender su sentido, no sabemos ver que aquello que recibimos es lo mejor para nuestro hoy. Incluso en ocasiones no logramos comprender para qué nos sirve el regalo que Dios me ha hecho hoy, y sin embargo cuanto ha sucedido, cuanto he recibido es lo mejor que me podía ocurrir, lo mejor que me podía llegar.
Cada uno debemos descubrir en el regalo que Dios nos hace un signo de su Amor, nos corresponde aprender a utilizarlo con todas sus posiblidades.
Texto: Hna. Carmen Solé.
Publicado por Mi Vocación
A veces recibimos regalos que requieren un aprendizaje. Debemos aprender a utilizar aquello que hemos recibido, debemos ir descubriendo todas las posibilidades que el obsequio tiene para poder gozar de él. Utilizar adecuadamente lo recibido hará que su función persista y con ello el recuerdo de quien me lo ha regalado será más presente en mi vida.
También puede ocurrirnos que el regalo recibido no sea de nuestro agrado, no responda a nuestras expectativas, sin embargo debemos agradecer igualmente a quien nos lo ofrece su buena intención.
A lo largo de toda la vida quien más regalos nos da es Dios. Él nos regala cada amanecer, cada jornada, nos lo ofrece para descubramos todo su amor para cada uno, para que le demos gracias.
También los regalos de Dios a veces son una incógnita. No acabamos de comprender su sentido, no sabemos ver que aquello que recibimos es lo mejor para nuestro hoy. Incluso en ocasiones no logramos comprender para qué nos sirve el regalo que Dios me ha hecho hoy, y sin embargo cuanto ha sucedido, cuanto he recibido es lo mejor que me podía ocurrir, lo mejor que me podía llegar.
Cada uno debemos descubrir en el regalo que Dios nos hace un signo de su Amor, nos corresponde aprender a utilizarlo con todas sus posiblidades.
Texto: Hna. Carmen Solé.
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