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martes, 8 de febrero de 2011

VI Domingo del T.O. (Mt 5, 17-37) - Ciclo A: El poder de Elegir


Por P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

Érase una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua.
Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya tenía ganas de quitarme de encima este muerto.
Su ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable.
En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido.
Más adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua. El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus promesas.
El escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral.
Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban.
Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza.
El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.
El autor de la primera lectura, Ben Sirach, te dice que Dios te ha dado un poder fascinante: el poder de elegir.
"Si quieres puedes guardar los mandamientos; actuar con fidelidad es cuestión de tu propia elección".
No podemos culpar a Dios de nuestras malas decisiones, de los pecados que cometemos. "Ante ti pongo la vida y la muerte, lo que elijas te será dado".
"Elije la vida" no significa elige 80, 90 o 100 años; no significa elije el lujo, la pereza, el no hacer nada, el dinero, la irresponsabilidad…"Elige la vida" significa: amar a Dios, obedecer a Dios, caminar con Dios, elegir a Dios.
Elegir la muerte no significa un ataque de corazón, un accidente o una bala perdida.
Elegir la muerte significa elegir la idolatría en sus mil formas, adorar las criaturas.
Si eliges la vida, Dios te la dará, Dios te dará la conversión del corazón para que puedas vivir la ley del amor.
Jesús, en el evangelio, pone sangre y carne al hueso de la realidad.
En las diez palabras, los diez mandamientos, se dice: no matarás, no cometerás adulterio, no dirás falso testimonio…
"Han oído que se dijo a los antiguos: no matarás…pero yo os digo…
Jesús habla a la profundidad de nuestra vida, a lo que nadie ve, a nuestro interior. La superficie la vemos todos. La suciedad de nuestras calles la vemos todos…
Lo que no vemos es el corazón de las personas, las razones por las que muchos hermanos eligen la muerte, eligen su destrucción y se despreocupan de todo.
Jesús habla de lo que no vemos, habla del interior. No habla del asesinato que todos vemos, habla de esa emoción anterior al asesinato, habla de la ira, quiere entrar en nosotros y cortar de raíz la actividad inmoral, liberarnos del pecado interior para eliminar el pecado exterior.
"Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio, pero yo os digo…".
¿Quién ha dicho semejante tontería?
Hermanos, lo dijo Jesús. Sabía lo que decía y lo decía para todos nosotros.
Jesús habla de la profundidad de nuestra vida.
Mirar con lujuria, mirar con deseo está a millas de distancia a mirar con amor.
El deseo desordenado, en cualquier contexto de la vida, no es cristiano.
Jesús intenta decirnos qué es ser cristiano y cómo se comporta un cristiano.
Con su ayuda podemos hacer algo más que evitar el pecado, podemos luchar por ser otros Cristos, podemos vivir el evangelio.
Nosotros no somos personas ordinarias. Somos personas iluminadas por Cristo y siempre fortalecidas con su gracia.
Si eliges la vida, eliges a Cristo. La Vida con mayúscula. Disfrútala.

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