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viernes, 4 de marzo de 2011

Dom 6 3 11. Iglesia sobre arena o sobre roca (y un anejo sobre Pedro)


Publicado por El Blog de X. Pikaza

Dom 9. Tiempo ordinario. Ciclo a. Mt 7, 24-27. Voy a tomar sólo la segunda parte del evangelio de hoy (Mt 7, 21-27), que ofrece la conclusión del Sermón de la Montaña, introduciendo, como hace el Levítico (C. de Santidad) o el Deuteronomio, una advertencia sobre el cumplimiento o rechazo de lo "mandado". Así pasa en Mateo. Jesús ha proclamado su Sermón, ha presentado su “Ley Mesiánica” (Mt 5-7); lógicamente, él debe separar a los los que “escuchan y cumplen” (los que edifican su Casa-Iglesia sobre roca) y los que no lo hacen (edificando así su casa-iglesia sobre arena).
Éste es un texto eclesial y escatológico (de juicio), lo mismo que Mt 25, y distingue dos tipos de personas: los que construyen su Casa-Iglesia sobre la Roca del mensaje de Jesús, , que es el Sermón de la Montaña (Mt 5-7), centrado como hemos venido destacando estos domingos sobre el no-juicio, el amor al enemigo, el perdón y la renuncia al talión (no oponerse con mal al que es malo); y los que quieren construirla sobre la arena de la búsqueda de poder y la violencia , dejando así que ella se caiga. Es un texto clave para entender el sentido y fortaleza de la iglesia, sobre todo de aquella que se siente segura por fundarse en Pedro/Piedra, de quien hablaré al final del comentario.

Texto (Mt 7, 24-27)
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."
Éste es un texto conservado en el Q y vinculado al “sermón” básico de Jesús
Así aparece también en Lc 6, 47–49, aunque parece que Lucas ha modificado algunos de sus detalles para ajustarlos a una casa construida en ámbito greco-romano. Mateo nos deja más cerca del contexto semita (Palestino) del mensaje de Jesús:

a) El Necio (Môros) construye su casa sobre la arena y los cantos rodados (piedras, ebanim) del wadi (lecho por donde pueden correr las aguas), de manera que cuando viene la tormenta, ruge el viento y se ensanchan las aguas del wuadi la casa se derrumba.
b) Por el contrario, el Prudente (phronimos) edifica su casa sobre la roca firme (tsur, petra), que suele estar en la altura, y que ofrece siempre firmeza, de manera que aunque sople el huracán y se desmadren las aguas permanece firme.
La roca del mensaje de Jesús, cimiento de la Casa
En el judaísmo de aquel tiempo solían ponerse dos grandes comparaciones, para evocar la solidez de la casa:
a. Comparación sacral: la Roca del Templo. La tradición judía afirmaba que el Templo de Jerusalén estaba edificado sobre la Roca primordial de la creación, de manera que nada ni nadie podía destruirlo. Por otra parte, la “Casa” de Israel es ese templo, firme, seguro, sagrado, contra el que (sin embargo) Jesús elevó su voz, diciendo que sería destruido. Para Jesús, la roca y edificio de sus seguidores no es el templo.
b. Comparación legal: la Roca de la Ley. Ya los rabinos del tiempo de Jesús (y especialmente los posteriores, tras la destrucción del templo en 70 dC) afirmaban que la roca de cimiento de la casa de Israel es la Ley, el estudio y cumplimiento exigente y riguroso de esa ley. Pues bien, para Jesús, el cimiento firme de la Casa de los suyos no es sin más la Ley de Israel, sino la escucha y cumplimiento de su Palabra, es decir, del Sermón de la Montaña.
No los que dicen “Señor Señor”…. La Roca de Cimiento es el “mensaje” de Jesús no directamente su persona
Evidentemente, ambas cosas no pueden separarse, de manera que la tradición posterior presentará a Jesús como “roca” o cimiento, es decir como Kyrios o Dios sobre el que puede y debe edificarse la Casa de la Iglesia. Pues bien, en contra de eso, el evangelio de Mateo se ha opuesto de un modo cortante contra el riesgo de una “divinización religiosa” de Jesús, es decir, contra una “ortodoxia” sin ortopraxia, como indican las palabras anteriores, que forman parte de la liturgia de hoy:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados.
Llamar a Jesús Señor-Señor significa proclamar que es Dios, esto es, el Kyrios (el mismo Yahvé hecho presente….). Pues bien, los que hace eso, convirtiendo el Sermón de la Montaña en Revelación Cultual (¡Señor, Señor!), con veneración mistérica, pero sin escucha y cumplimiento de la Palabra, edifican sobre la arena o las piedras movedizas del wuadi amenazado por las aguas.
Ciertamente, el evangelio de Mateo sabe que Jesús es Señor (el mismo Kyrios, Yahvé presente…), y así lo confiesa con abundancia. Pero lo distintivo del evangelio no es la confesión de Jesús como Señor, sino la escucha y cumplimiento de su Palabra, es decir, de la Nueva Ley del Sermón de la Montaña, tal como hemos venido comentando en los domingos anteriores.
Edificar la Casa
Éste es un evangelio “personal” (dirigido a cada creyente). Pero es ante todo, más bien, un evangelio “eclesial”, pues nos sitúa ante la construcción de la Casa Cristiana (Oikos, Oikia), que se distingue ya de la Casa del Templo de Jerusalén. Esa Casa de Jesús se fundamenta en sus Palabras: es la Casa-Comunión de aquellos que escuchan y cumplen el Sermón de la Montaña.
La roca o cimiento de esa casa es “he petra” (la piedra, en el sentido de Roca). No quiero comentar aquí con más extensión el símil de la piedra-roca (petra, fundamento), para distinguirlo del otro símil tal hermoso de la piedra-piedras con la que se va edificando la casa (que en griego se dice lithos, en hebreo eben). Como nos dice en un lugar esencial el evangelio, Jesús es la “piedra” angular (final) del arco-bóveda de la casa (cf. Mc 12, 10 par: la piedra/lithos que desecharon los arquitectos…). Pero aquí no se trata de la piedra angular (lithos), que es el final de la edificación, sino de la piedra-cimiento (que es la petra-roca).
Excursus 1. Una referencia a Pedro-Piedra... con Juan Mateos (Mt 16, 18)

Acabamos de mostrar que la Casa-Iglesia de los creyentes se edifica sobre la petra-roca, que es el cimiento firme. Ojo: A nadie se le ocurre pensar aquí en “piedras”, pues las piedras (cantos rodados) de las zonas bajas-wadis sin las más traicioneras, son como arena, algo más gorda, pero arena al fin. Quien edifica sobre esas piedras sabe que su casa será derrumbada cuando llegue la tormenta y crezca el agua.
Para seguir argumentando quiero citar aquí, con todo cariño, a Juan Mateos, que fue profesor de Arameo-Sirio y de Griego en el Instituto Oriental y en el Bíblico de Roma, la mayor autoridad sobre la materia. Sus clases eran opcionales, pero asistí a bastantes de ellas. Él nos hablaba de la necesidad de precisar los matices, y solía poner este ejemplo: la comparación de Mt 7, 24-27 (donde petra es simplemente roca, no una piedra) y Mt 16, 18 (el texto del “primado” petrino) donde petros/petra tiene dos sentidos, como seguiré indicando ( como muestra también el libro clave de U. Luz, Mateo I, Sígueme, Salamanca 2010).
Pero vengamos al tema, centrado en la distinción entre piedra/piedras (que pueden ser guijarros o cantos rodados) y roca (en el sentido de peña). Esa distinción es clara en Arameo y Hebreo (y en muchos casos también en griego, donde se dice, por ejemplo que el sepulcro de Jesús estaba excavado en la roca, que es he petra y que pusieron por encima o en su boca una piedra, grande, pero piedra: un lithos. En el pasaje del evangelio de este domingo no hay problema, su sentido es claro: la buena casa tiene que edificarse sobre he petra (peña, roca); por el contrario, los necios edifican sobre piedras pequeñas o arena (ammon).
Pues bien, en Mt 16, 18 nos hallamos ante un juego de palabras, que es posible en griego, pero no en arameo o hebreo, porque en griego (a diferencia de lo que pasa en hebreo-arameo) la misma raíz petros/petra puede significar piedra (canto rodado, guijarro) o roca.
Eso significa que Jesús no pudo decirle a Simón-Pedro “Tú eres Pedro/Piedra y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia” (pues él no solía hablar en griego, sino en arameo). La frase de Mt 16, 18 utiliza esa raíz petros/petra en dos sentidos:
-- petros, en masculino, como piedra/guijarro
-- petra, en femenino, como roca
Así dice el Jesús de Mateo a Simón: tú eres petros (=piedra)... y sobre esta petra (=roca) edificaré mi iglesia. Ese juego de palabras no tiene sentido (no puede decirse así) en arameo-hebreo... pero tiene sentido y puede decirse, de manera paradójica, en griego, como pasa en nuestro caso:
a) Jesús ha puesto a Simón en nombre Kephas, que significa “piedra”, con matiz (significado) que resulta hoy difícil de precisar, pero que en principio es positivo, pues así recuerdan a Simón en la Iglesia, como el Kephas o Piedra. Téngase en cuenta que es Piedra (no Roca).
b) Reelaborando la “confesión” de Mc 9, 27-30, Mateo ha introducido aquí un famoso juego de palabras, que ha sido fundamental para la Iglesia católica:
Pedro/Piedra y la Roca de cimiento de la Iglesia
– Jesús dice a Simón: “Tú eres Petros”, traduciendo así al griego la palabra Kephas (Piedra), como sabe toda la tradición anterior, desde Pablo (que llama a Simón Kephas o Petros). Esa palabra “Petros/Kepha” no significa roca de cimiento, sino piedra, que puede ser pequeña, apareciendo incluso como “canto rodado” (parecido a la arena).
Edificar una casa sobre una “piedra” (petros) o incluso sobre "piedras" es un desatino, como hemos visto por el pasaje anterior, pues a las piedras del wadi las lleva la riada (Mt 7, 24-27). En sí mismo, Simón es un "petros", una piedra, un guijarro... Pero, apelando al otro sentido que puede tener y tiene la raíz de esa palabra, después de decirle a Simón que él Petros/Kepahas/Piedra, como todos saben, Jesús añade, de forma sorprendente:
Y sobre esta Roca(Petra)
edificaré mi Iglesia (16, 18)
Así nos hace pasar del Petros/Guijarro (canto rodado) a la Petra/Roca de cimiento de la Iglesia casa (una Roca que en la línea de 7, 24-27 no puede ser otra que la escucha y cumplimiento de su Palabra, es decir, del Sermón de la Montaña).
Quiero insistir más en el tema, pues suele pasar inadvertido. – Después de decir que Simón es Petros/Piedra, Jesús añade (con un fuerte juego de palabras) y “sobre esa Petra/Roca edificaré mi Iglesia… Ahora la palabra Petra (en femenino) no tiene ya el sentido de Petros (piedra, canto rodado), sino el de Peña, Roca de cimiento (que en hebreo y arameo se dice de otra forma, no con Kepha o sus equivalentes).
Este Jesús de Mateo pasa así del Petros (en masculino), que es simple “piedra” a Petra o mejor dicho a Tautê tê Petra (en femenino) determinado, que significa "esta precisa Roca". Por eso, todas las buenas traducciones “científicas” del NT distinguen las dos palabras
Juan Mateos, NBE: “Tú eres Piedra y sobre esta Roca voy a edificar mi Iglesia…” (edición 1975)
Cantera-Iglesia (Biblia BAC): “Tú eres Pedro y sobre esta Peña edificaré mi iglesia…” (edición 1979)
Esta distinción entre Petros/Piedra y Petra/Roca (o Peña) tiene una inmensa importancia en la Eclesiología, pero gran parte de los dogmáticos (y hombres de Iglesia) no se han dado cuenta de ello. Ciertamente, el Jesús de Mc 16, 18 vincula la Iglesia con la Fe y la Confesión de Pedro, pero no está diciendo que Pedro en cuanto tal sea la “Roca” de la Iglesia… De acuerdo con el pasaje del evangelio de hoy (Mt 7, 24-27) ese “cimiento” (Petra como Roca firme) es la “escucha y cumplimiento” de la Palabra (no Petros en cuanto persona individual o en cuanto “tipo” de los papas posteriores); parece evidente que Mateo ha tomado a Simón que es Petros (Piedra, el Piedra) como signo representante y signo de una fe (de una escucha y cumplimiento de la Palabra) que está en la base y cimiento de la Iglesia, pero eso sólo puede decirse después de haber distinguido entre Petros (piedra) y Petra (Roca o Peña de cimiento de la Iglesia).
De todas formas, la relación entre Petros/Piedra (como persona histórica) y la Petra (Roca) sobre la que Jesús edifica la Iglesia es un tema abierto, que habrá que precisar desde la exégesis y desde la teología… siguiendo quizá en la línea de Pablo, cuando dice en Gal 2, 9 que Santiago, Kephas y Juan eran las “columnas” del edificio de la Iglesia de Jerusalén.
Éste es un tema sobre el que he pensado soñado sobre la famosa Roca de cimiento de la Iglesia de Donibane de Gaztelugatxe, que he puesto al principio de este post.

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