NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

domingo, 24 de abril de 2011

Homilías y Reflexiones para el Domingo de Resurrección (Jn 20,1-9) - Ciclo A


Publicado por Iglesia que Camina

Esta pasada noche fue la noche de la luz. El Cirio Pascual lo presidía todo. En medio de las tinieblas de la noche, la comunidad entera encendía sus velas como símbolo de encender sus vidas en la vida nueva del Resucitado. Por eso desde ahora todos estamos llamados a ser luz pascual del Resucitado.

Pero además es la fiesta de la Vida. El grito pascual que se escucha en todas las apariciones es: está vivo. Por tanto, ha “resucitado”. No está muerto, no está en el sepulcro sino que vive. En realidad, es el grito de cada uno de nosotros: queremos vivir. Aquí tiene sentido lo que escribía Unamuno, a pesar de su incredulidad creyente: “No quiero morirme, no, no, no quiero ni puedo morirme; quiero vivir siempre, siempre, siempre, y vivir yo, este pobre yo que soy y me siento ser ahora y aquí.”

Tal vez nosotros no lo digamos con ese sentido trágico de Unamuno, pero tenemos que reconocer que todos queremos vivir y que todos tenemos miedo a la muerte. Por eso la Pascua es la gran palabra de Dios a cuantos estamos amenazados de muerte, para decirnos que también estamos amenazados de vida. Sabemos que todos hemos de morir. Pero, como creyentes, también sabemos que tenemos que resucitar.

La muerte no es la interrupción de la vida, algo así como si morimos luego Dios después de un tiempo, nos regalase otra vida. No, sino que la muerte nos ofrece las condiciones para que la verdadera vida siga sin que exista ese vacío entre muerte y vida. Es nuestra vida que se transforma en nueva vida.

Esa fue la experiencia de Jesús y esa es nuestra experiencia. La mañana del Domingo de Pascua, todos acudían al sepulcro a ver al muerto y el sepulcro estaba vacío. Sólo quedaba lo que no puede resucitar, las vendas y el sudario, pero él no estaba. Es posible que nuestros sentimientos humanos acudan también al sepulcro “donde le pusieron” y también nosotros nos encontremos con las vendas, los restos mortales, porque también nuestro ser querido ha resucitado.

La Pascua no es solo el gozo y la alegría de Jesús resucitado, es el gozo y la alegría y la gozosa esperanza de nuestra resurrección, de nuestro paso de la muerte a la muerte a la vida. La Pascua es la fiesta de que todo lo que había de muerte en nosotros ha pasado ahora a la vida. Por eso, en este día no solo podemos decir “ha resucitado, no está aquí”, sino que también tendremos que decir: “Hemos resucitado, no estamos aquí.” No estamos donde estábamos sino que todo en nosotros es vida. No somos lo que éramos, somos iguales que Él, nuevos.




SECUENCIA

Ofrezcan los cristianos
ofrenda de alabanza
a gloria de la víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables,
unió con nueva alianza.

Luchaban vida y muerte
en singular batalla,
y muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?”
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada”.

Los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda:
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles
parte en tu victoria santa.





¿CÓMO SABER QUE HE RESUCITADO?

Porque antes estaba muerto y ahora vivo.
Porque antes era esclavo de mí mismo y ahora soy libre.
Porque antes todo lo veía negro y ahora lo veo claro.
Porque antes todo me parecía imposible y ahora todo lo veo posible.
Porque antes me sentía a gusto en lo que era y ahora me siento nuevo.

Porque antes pensaba como todos y ahora pienso como Dios.
Porque antes te buscaba entre los muertos y ahora te reconozco entre los vivos.
Porque antes pensaba que las cosas tenían que ser así y ahora pienso pueden ser distintas.
Porque antes te veía como un extraño y ahora te reconozco como a mi hermano.
Porque antes te veía como lejano y ahora te siento como a mi prójimo.

Porque antes pensaba que podía aprovecharme de ti y ahora siento que debo servirte.
Porque antes veía al mundo como de los hombres y ahora lo veo como obra de Dios.
Porque antes me encerraba en mi egoísmo y ahora siento que me debo a ti.
Porque antes sentía que las cosas eran mías y ahora siento que debo compartirlas.
Porque antes me sentía individualista y ahora me siento comunidad.

Porque antes te sentía lejano y ahora siento que vives en medio de nosotros.
Porque antes sentía que la muerte era lo último y ahora siento que lo último es la vida.
Porque antes sentía el vacío de mi corazón y ahora te siento a ti dentro de mí.
Porque antes necesitaba razones para creer en ti y ahora me basta tu experiencia.
Porque antes creía que el mundo tenía la razón y ahora veo que la razón la tiene Dios.

Porque antes me sentía a gusto con mi pecado y ahora siento el gozo de tu gracia.
Porque antes veía el mundo como un montón de gente y ahora siento somos una comunidad de hermanos.
Porque antes pensaba que la muerte era el final y ahora comprendo que es un comienzo.
Porque antes pensaba en la gente y ahora siento que debo amarla.
Porque antes pensaba que tú nos hacías sufrir y ahora descubro que tú has asumido nuestros sufrimientos.
Porque antes estaba cerrado y ahora tú me lo has abierto al mundo entero.

Sé que he resucitado porque ya no me siento viejo y gastado sino que me siento nuevo, recién nacido en tu propia vida.
Sé que he resucitado porque la noche de mi vida también se ha convertido en un nuevo amanecer. Hoy no soy el de ayer. Hoy me siento nuevo, resucitado en el resucitado.




¿DÓNDE QUIERES CELEBRAR ESTE AÑO TU PASCUA?

Los Discípulos le preguntan a Jesús dónde quiere celebrar la Pascua. Una pregunta que parece inútil porque la Pascua se celebraba en el Templo y en las casas. ¿Dónde quiere querrá celebrarla Jesús?

Allí donde alguien está sufriendo.
Allí donde el dolor sigue destruyendo al hombre.
Allí donde las necesidades siguen ahogando al hombre.
Allí donde hay una libertad que rescatar.
Allí donde hay un niño, un hombre y una mujer que sufren hambre.

Porque la Pasión de Jesús no es algo del pasado. La Pasión de Jesús sigue hoy allí donde están los crucificados de hoy. Las Reglas y Constituciones de nosotros los Pasionistas nos lo dicen claramente: “Sabiendo que la Pasión de Cristo continúa en este mundo hasta que El venga en su gloria, compartimos los gozos y las angustias de la humanidad, que camina hacia el Padre. Deseamos participar en las tribulaciones de los hombres, sobre todo de los pobres y abandonados, confortándolo y ofreciéndoles consuelo en sus sufrimientos. Por el poder de la Cruz, que es sabiduría de Dios, trabajamos con ilusión por iluminar y suprimir las causas de los males que angustian a los hombres.”

Jesús prolonga su pasión en la pasión de los hombres. Por eso, en realidad, la humanidad vive la semana santa todos los días. Donde un hombre es crucificado, allí es crucificado Jesús. Donde un hombre es crucificado allí quiere celebrar Jesús su Pascua.

Es a estos crucificados de hoy a quienes es preciso anunciar el Misterio del poder y sabiduría de la Cruz, como camino de esperanza. Por eso estamos llamados a vivir nuestra pasión unidos al mismo Jesús como Él vive la suya en nosotros y unido a nosotros. Es así como también tenemos que celebrar la Pascua, llevando luz a la oscuridad, llevando esperanza donde la han perdido. ¿Dónde celebraremos nosotros la Pascua este año?





UNA MANERA DE CELEBRAR LA PASCUA

La oración atribuida a San Francisco y conocida de todos, expresa, en la sencillez y lo ordinario de la vida, la verdad de la Pascua:

“Señor, haz de nosotros instrumentos de tu paz.
Que allí donde haya odio, pongamos amor.
Que allí donde hay ofensa, pongamos perdón.
Que allí donde haya discordia, pongamos unión.
Que allí donde haya error, pongamos verdad.
Que allí donde haya duda, pongamos fe.
Que allí donde haya tinieblas, pongamos luz.
Que allí donde haya desesperación, pongamos esperanza.
Que allí donde haya tristeza, pongamos alegría.

Oh, Maestro resucitado:
que no busquemos tanto,
ser consolados como consolar.
ser amados como amar.
ser comprendidos como comprender.
Porque:
es dando que uno recibe.
olvidando que uno encuentra,
perdonando que uno es perdonado,
muriendo que se resucita a la Vida Eterna.”

La Pascua inaugura una nueva manera de vivir. No es solo la nueva manera de ser de Jesús, es también la nueva manera de ser de todos y cada uno de nosotros. ¿Queremos que todos los días sean Pascua en nuestros hogares, oficinas y vecindario? Hagamos de esta oración el lima de nuestra vida.





¡FELICES PASCUAS!

Señor, haz de mí un instrumento de tu Pascua en la Pasión del mundo.
Que donde haya oscuridad yo prenda una luz
y que entre todos podamos ver mejor.
Que allí donde haya alguien en la soledad
ponga yo un gesto de amistad
y se vaya formando una comunidad de hermanos.

¡FELICES PASCUAS, HA RESUCITADO!

No hay comentarios: