NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 18 de agosto de 2011

XXI Domingo del T.O. (Mt 16, 13- 20) - Ciclo A: Preguntas inquietantes pero necesarias


Todos tenemos más preguntas que respuestas. Todos nos dedicamos más a hacer preguntas que a buscar respuestas. Y preguntas sin respuestas aumentan más el vacío interior.

Jesús sabe de sobra ¿quién es El mismo?
No necesita que nadie se lo diga. Sólo El conoce al Padre, y sólo el Padre le conoce a El y aquel a quien el Padre se lo revele.
Y ahí está el por qué y para qué de su pregunta.
¿Cómo lo perciben los demás?
¿Cómo lo ven los demás?
¿Cómo lo sienten y viven los demás?
No es pregunta por El. Pregunta por El para cuestionarnos a nosotros.
Y esa es la gran diferencia con las preguntas que todos llevamos dentro.
¿Y quién soy yo?
¿Quién soy yo para mí mismo?
¿Quién soy yo para los demás?
¿Quién soy yo para Jesús?

¿Quién soy yo para mí mismo? No es una pregunta carente de sentido.
Porque todos tenemos una imagen de nosotros mismos.
Y con frecuencia una imagen negativa.
Por eso nos interesa tanto saber qué dicen y piensan los demás de nosotros.
Muchos nos imaginamos que valemos para nada.
Muchos nos creemos poca cosa.
Muchos nos vemos tan nada que no logramos valorarnos.
Y cuando perdemos la estima de nosotros mismos, todo nos da lo mismo.
Jesús sabía muy bien quién era El mismo.
Devaluarnos a nosotros mismos es devaluar la obra de Dios en nosotros.
Lo que pensasen los demás no le reafirmaba más en su propia valoración y estima. Más bien era un cuestionarnos a los demás.

¿Qué decimos de El y qué decimos de nosotros mismos?
Jesús no se queda en la imagen que podamos tener de El a través de los demás.
Jesús no se queda en la imagen que tengamos de El porque “hemos oído” o “nos han dicho”.
Jesús quiere respuestas personales.
No le interesan respuestas de segunda mano.
Le interesa lo que pensamos cada uno personalmente, y no lo que otros nos dicho de El.

Tampoco la interesa que cada uno respondamos por lo que los otros dicen de nosotros, sino por lo que cada uno decimos de nosotros mismos.
Le interesan experiencias de primera mano. Los demás pueden pensar y decir lo que quieran de nosotros. Lo que importa es lo que nosotros decimos de nosotros mismos.
Nuestra propia estima.

Jesús no vive de imágenes prestadas.
Jesús no vive de lo que otros puedan decir y pensar de El.
El vive de lo que dice y piensa el Padre. Vive de la conciencia que tiene de sí mismo.
Pero quiere que los otros lleguemos a esa su verdad, no por oídas o referencias o noticias, sino por la experiencia que cada uno tenemos de El.
Nadie es ni vive de los pensamientos ajenos. Cada uno vive de sus propias experiencias.
¿Recuerdan el cuento de aquel filósofo a quien se le rompieron los zapatos y el zapatero tenía mucho que hacer y le ofreció mientras tanto unos zapatos de otro cliente?
El se negó a ponerse los zapatos ajenos. Pero los zapateros también tienen su propia filosofía y le respondió: “Usted no quiere ponerse en sus pies los zapatos de otros, pero no duda en llenar su cabeza con los pensamientos de otros pensadores”.

Tampoco nosotros llevaríamos zapatos, camisas o pantalones prestados. Pero, demasiadas veces, llenamos nuestra cabeza y nuestro corazón con ideas prestadas sobre Dios, sobre Jesús, sobre la Iglesia e incluso sobre los demás y nosotros mismos.
Cuando Jesús pregunta ¿qué dicen los demás sobre El? responden todos a coro.
Pero cuando pregunta ¿y vosotros quién decís que soy yo? solo Pedro salva la situación. El resto calla.
Necesitamos saber qué se dice y se piensa hoy sobre El, para saber cómo hablar de El hoy a los hombres. Pero nunca podremos decir nada que valga la pena en tanto no sepamos qué decimos y pensamos nosotros. No somos locutores de noticiarios sobre Jesús. Somos testigos suyos.

Clemente Sobrado C. P.
www.iglesiaquecamina.com

No hay comentarios: