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martes, 27 de marzo de 2012

Romero está resucitado, ¿el pueblo resucitará?


Por Francisco Bosch
Publicado por 21rs

Romero creía en la paz, en un contexto tan complicado como el actual. El creyó y dejo su vida en ese intento. El Salvador es un país profundamente creyente, pero profundamente violento. Esta puerta que se abre para re-construir la paz perdida, es una exigencia para todos los creyentes en Jesús, es un mandato que nos reclama compromiso para abrazar a los miles de victimas de este proceso y un corazón misericordioso, para andar el largo camino de la reconciliación con justicia.
El Salvador vive un momento histórico: 20 años después de los acuerdos que terminaron la guerra política de los años 80 (que tuvo mas de 80 mil muertos), el país esta frente a la posibilidad de un “acuerdo”, que abra el camino hacia la tan ansiada paz social.

La histórica confrontación entre las dos principales pandillas del país, La Mara Salvatrucha y el Barrio 18, era la principal case de asesinatos y delincuencia en el país. Los días 8 y 9 de marzo del 2012 suceden dos movimientos que alteraran profundamente el devenir de la violencia en el país: son trasladados de la única cárcel de máxima seguridad en el país (“Zacatras”) quince lideres de cada una de las dos pandillas, a centros de detención mas flexibles en cuanto a controles y visitas. Desde este día, se dio un descenso drástico en el número de asesinatos: se paso de un promedio de 14 asesinatos diarios, a solo seis (numero que sigue siendo terrible, pero es sensiblemente menor). Esto indicaría que en dos semanas se ha dado una disminución de casi el 60% de los asesinatos, y que gracias a la disminución de asesinatos, se han salvado ya la vida de 112 salvadoreños.

Esta realidad no es poca cosa: todos nos sentimos felices con la disminución de la violencia, nadie de buen corazón podría estar en contra de eso. Cada persona que no es asesinado, es una vela menos, una destrucción familiar menos, menos huérfanos, menos pobreza, menos dolor, menos odio, menos locura, menos enfrentamiento… cada persona muerta menos, es una persona viva mas. Esto lo celebramos y agradecemos…

Pero la verdad debe ser dicha. El proceso que ha llevado a esta drástica disminución de la violencia no es nada claro: el día 14 de Marzo el diario digital Elfaro.net asegura que existió una negociación entre gobierno y pandillas, que dio mejores condiciones a los pandilleros y sus traslados, a cambio de una disminución en los homicidios, que el Ministro de Seguridad (Mungia Pages) no había logrado hasta el momento.

Esta noticia genero un gran revuelo y desconcierto, y fue negada oficialmente por el ministro de seguridad el día 16, que argumento los traslados por motivos humanitarios y de seguridad. Luego de esto, dos suceso parecieron aclarar la escena: un comunicado conjunto de los lideres de las dos pandillas, en las que afirman entre otros cosas, que no han negociado con el gobierno (ni quieren hacerlo), sino mas bien que se trata de un pacto entre las pandillas enemigas. Al mismo tiempo la Iglesia católica, en la persona de su obispo castrense, acompañado de Mijingo (un excomandante de guerrillero, exdiputado, ahora escritor), oficializaron la versión de la mediación de la Iglesia, para solicitar atención humanitaria a los privados de libertad dentro del marco de la ley (que seria la razón de los traslados) y al mismo tiempo, se facilito un dialogo y entendimiento entre las pandillas, que ya estaban “maduras” para lograr un acuerdo del cese de ataques mortales “ en el nombre de Dios ” .

Esta versión, ha sido confirmado por los dos grandes lideres de las pandillas: el Viejo Lim (Mara 18) ahora alojado en al prisión de Cojutepeque y El Diablo (Mara Salvatrucha) ahora en la prisión de Ciudad Barrios. Ambos han confirmado a periodistas de elsalvador.com esta información, y se presentan imágenes de los lideres con este comunicado en mano.

Luego de mirar los sucesos de este momento histórico, es necesario recordar a Monseñor Romero en el día de su martirio, para que el pueda iluminarnos:

-La fe, fuerza para lograr la paz: Romero creía en la paz, en un contexto tan complicado como el actual. El creyó y dejo su vida en ese intento. El Salvador es un país profundamente creyente, pero profundamente violento. Esta puerta que se abre para re-construir la paz perdida, es una exigencia para todos los creyentes en Jesús, es un mandato que nos reclama compromiso para abrazar a los miles de victimas de este proceso y un corazón misericordioso, para andar el largo camino de la reconciliación con justicia (el comunicado de las pandillas en ningún momento habla de amnistías, punto que seria una gran diferencia con los acuerdos de paz de 1992, sino de trato humano, cambios sociales y económicos inclusivos y re-inserción con oportunidades para los jóvenes).

- Estamos en democracia, no en una teocracia: hace 32 años, Romero era asesinado por decir la verdad con todas las letras. Debido a la ambigüedad de las palabras de tono “religioso” utilizadas por Mons. Colindres para hablar de lo sucedido (como milagro o conversión) y a la falta de datos específicos, resulta urgente que se haga de conocimiento publico el proceso que ha llevado a este pacto (o negociación?). La verdad debe conocerse, para iniciar el proceso de reconciliación que es necesario después de la gran cantidad de victimas que este proceso ha tenido. No puede hablarse de milagro y conversión nada mas, se debe transparentar el proceso, para de esta manera hacer una convocatoria a toda la sociedad a ser participe de esta paz, que es una solución colectiva y no fruto de un milagro o exorcismo (como le gusta hacer a Mons. Colindres).

Queda todavía a esta altura el margen de la duda, de pensar que la Iglesia católica ha sido la encargada de maquillar un pacto entre pandillas y gobierno, del cual no conoceríamos los verdaderos alcances. De hecho, sin poder confirmar esto, la Iglesia seria la mejor institución para esta tarea: goza de una verticalidad que haría casi imposible filtrar el “secreto”; tiene credibilidad en un país tan creyente como El Salvador; esta acostumbrada a justificar en nombre de Dios intereses políticos, maña muy común de las teo-cracias… Pero estamos en demo-cracia, y el pueblo entero debe ser conocedor y protagonista de la reconstrucción nacional, que no debe quedar en manos de unos iluminados, “testigos y dueños del milagro”.

E sta es una posibilidad: que la Iglesia haya tomado el rol de “apañar y disfrazar” una negociación, que no debe ser conocida por la población. La otra posibilidad, es que Mons. Colindres haya “escuchado los clamores” como el mismo afirmo en la conferencia de prensa, haya intercedido, se haya comprometido, y haya podido facilitar un encuentro por demás evangélico entre enemigos. Tenemos derecho a gozar del margen de la duda… la historia de la Iglesia justifica nuestra incertidumbre.

Que Monseñor Romero, abogado de las victimas de todo tiempo, mártir por la paz y la libertad de este pueblo, traiga luz y verdad a esta hora histórica, para que todos seamos testigos no solo de su resurrección en el pueblo, sino de la resurrección de todo el pueblo.

“Este pueblo aprenderá a sonreír, ser verdaderamente alegre, cuando se realice una verdadera transformación”, Homilía del 16 de Diciembre de 1979.

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