Señor:
Que quienes te buscan a tientas,
te encuentren;
que quienes dudan una y mil veces,
no desistan;
que quienes se extravían en su camino,
vuelvan;
que quienes creen conocerte y poseerte,
sigan buscándote.
Que quienes caminan a tientas y solos,
no se pierdan;
que quienes tienen miedo al futuro,
se abran a la confianza;
que quienes no logran triunfar,
perseveren;
que quienes tienen hambre y sed,
sean saciados.
Que los grandes y poderosos
se sientan vulnerables;
que los amargados de la vida
disfruten de tu presencia y gracia;
que los olvidados de todos
dejen oír su canción;
que tus hijos e hijas
nunca nos saciemos de tus dones.
Que quienes desean y buscan milagros
sepan acogerlos;
que quienes gustan presumir de profetas
acepten a los de su tierra;
que quienes se descubren leprosos
bajen a lavarse a un humilde río;
que quienes tienen pensares ocultos
no se enfurezcan contigo.
Y si tú nos provocas nuevamente
como provocaste
a tus paisanos de Nazaret entonces,
danos la gracia
de entenderte y tolerarte ahora,
y descubrir
quién eres, a pesar de las apariencias
y de tus pobres orígenes.
¡Señor,
ábrete paso entre nosotros
y sigue tu camino
aunque nos escandalicemos!
Florentino Ulibarri
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