Francisco recibió ayer por la tarde (madrugada en España), en su residencia del palacio de Sumaré, al cardenal Maradiaga. El mal tiempo en Río hizo imposible que el Pontífice se acercara al Cristo del Corcovado, pero por contra permitió que el encuentro con el coordinador de la comisión para la reforma de la Curia fuese más largo de lo previsto. Y diera más frutos: entre ellos, la elaboración de un "instrumentum laboris" que estará listo en octubre, y que servirá como base para la reforma curial.
Un documento que estará basado en una mayor colegialidad y en el que ya están trabajando los ochos obispos de la comisión. Y lo están haciendo por continentes. Maradiaga, como coordinador de la comisión, ya ha mantenido encuentros con el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile; Séan O'Malley, arzobispo de Boston, en Estados Unidos y Canadá; Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, en Europa; George Pell, arzobispo de Sydney, en Oceanía; Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, en África; y Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, en Asia.
Todos ellos están recabando las propuestas de obispos en todo el mundo. Según explica el cardenal hondureño, "hay mucho entusiasmo y un deseo de fortalecer la colegialidad. La intención es que las ideas vengan de abajo hacia arriba".
Según añade Darío Menor en La Razón, Madariaga reconoce que muchas de las propuestas de cambio para Francisco «responden a las inquietudes manifestadas» durante las reuniones de purpurados previas al cónclave. «Hay un gran deseo de que el Papa esté mejor informado, que no se repita lo que ocurrió con Benedicto XVI y el caso Vatileaks. La información le debe llegar sin filtros». También se pretende redimensionar la Curia romana. Se quiere que la Secretaría de Estado no tenga tanto poder como hasta ahora y evitar las duplicidades. El cardenal hondureño cita entre éstas la que se da con la evangelización, pues existe un Pontificio Consejo dedicado a la nueva evangelización y una congregación para la evangelización de los pueblos.
El Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana, el organismo que tanto daño ha hecho a la imagen de la Iglesia con sus continuos escándalos, está obviamente dentro de la lista de instituciones que se pretende reformar. «Sería muy buena idea hacer de él un banco ético. Todo Estado tiene derecho a tener un banco. ¿Por qué no el Vaticano? Pero tiene que ser de otra manera. En el precónclave preguntamos y nos dijeron que no es un banco, que es una fundación. Entonces, ¿por qué actúa como un banco?» En su opinión, no es negativo que en los últimos tiempos hayan vuelto a aparecer problemas en el IOR, pues «deben salir todas estas cosas del pasado para que no se arrastren más y se pueda aclarar todo».
La profunda voluntad reformista de Francisco y la magnitud del reto que tiene frente a él van a hacer que reduzca su agenda de viajes al mínimo. «En América Latina hay un enorme entusiasmo con el Papa. La gente lo siente como uno de ellos, está deseosa de que los visite pronto por todo el continente. Es un clamor de los jóvenes», cuenta Madariaga. A su juicio, en esta primera parte del pontificado no habrá «muchos viajes pastorales porque ha visto que entre los aspectos prioritarios está la reforma de la Curia y el aspecto de las finanzas».
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