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viernes, 1 de agosto de 2008

Evangelio Misionero del Día: 01 de Agosto de 2008

Por CAMINO MISIONERO

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 54-58

Al llegar a su pueblo, Jesús se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
«¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia» .
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.

Compartiendo la Palabra

El Evangelio hoy nos trae a la conciencia el efecto que tiene la Palabra en el hombre, dependiendo la predisposición interna a recepcionarla. La envidia y la falta de Fe, provocan que la Gracia sea derramada sin provocar la conversión querida por Dios.
También es muy oportuno meditar la enseñanza que nos trae Jesús, al citar lo difícil que resulta asumir nuestro rol profético dentro de los ambientes en los que cotidianamente nos manejamos, pero Él con su ejemplo nos muestra que es necesario realizarlo, a pesar de lo ingrato que resulta la tarea, puesto que nos convertimos en una especie de salmón, nadando en contra de la corriente.

Hoy el mundo necesita de profetas que anuncien el Reino de Dios, especialmente en aquellos ambientes donde predomina la angustia y la desesperanza. Pidamos al Señor la fuerza necesaria para erigirnos en sus profetas a cada paso, por donde nuestros pies transiten.

En un lugar que nos ayude a meditar y orar, releamos el Evangelio e intentemos actualizarlo en nuestras vidas, en nuestro contexto social e histórico, para descubrir lo que Dios está haciendo en este momento y lo que Él espera de nosotros. Comencemos con estas simples palabras:
“Señor tu Palabra llega hoy hasta mi vida, te lo agradezco y pido que te hagas presente, para guiar mis pensamientos, mis afectos e intenciones, para así poder encontrar tu Voluntad”.

Puntos para la Oración

EL REGALO DE LA PALABRA. Pocas veces nos detenemos a meditar sobre la generosidad de Jesús al compartir su vivencia del Padre con todos nosotros. Ese mensaje, que lo hizo sangre y sudor derramado por la salvación del mundo entero, fue presentado ante nosotros (y lo sigue haciendo) gratuitamente, de una forma totalmente amorosa y desinteresada. Jesús viene a buscarnos en el lugar que nos encontremos, para contarnos que el Amor es más fuerte que el odio, la mentira, la depresión, la enfermedad y cualquier otro desastre originado por el mal. No se guarda absolutamente nada. Nos entrega todo cuanto sabe, vive y experimenta, hasta el punto de entregar su vida, para mostrarnos que muriendo a todo, resucitamos en el Amor y la Gloria del Padre.
Jesús habla en nuestros templos, pero también en la montaña, en las casas, en las fiestas, en las calles... Porque Él nos habla en todas partes, desde la Biblia, pero también desde la vida misma. Entonces hagamos el esfuerzo de encontrarlo en todas las cosas, en todas las personas y descubrir el mensaje que nos trae directamente desde el Corazón del Padre.

EL EVANGELIO Y NUESTRA HISTORIA. Diversos caminos hemos transitado cada uno de nosotros, hasta toparnos con Cristo en nuestra vida, y todavía nos quedan muchos por recorrer. Es por eso que hay una conexión directa entre el Plan de Salvación dispuesto por Dios y nuestra historia personal. Habrá muchas semejanzas con algunos personajes bíblicos, porque fueron referentes de la relación del hombre con su Creador. Y es muy bueno que las busquemos, porque nos ayudarán a conocernos un poco más y acercarnos al entendimiento de lo que Dios está obrando en nosotros.
Ocurre frecuentemente que algunos miembros de la Iglesia no logran una coherencia, una unidad de vida, entre lo que dicen creer y lo que son. Reniegan de su historia, de su familia, de su barrio. Se deben corregir los errores cometidos, pero forman parte de nuestra identidad. Nos hemos conformado a la luz de un nombre, de un apellido familiar, de un padre y una madre, en un lugar determinado en el mundo, etc, por que Dios así lo quiso y desde allí nos llama para ser sus apóstoles. No nos escandalicemos del carpintero que tenemos adentro, ni renunciemos a nuestros vínculos familiares y a nuestra ciudadanía, porque eso es parte nuestra y desde allí nos proyectamos al mundo y a la vida.

EL DESPRECIO POR LA VERDAD. Cuando tenemos que enfrentar la verdad, que algunas veces suele ser amarga o dolorosa, intentamos evadirla, creando confusión y dudando de ella, poniendo en tela de juicio al interlocutor que la proclama. Es un mecanismo psicológico y sociológico, de reacción ante un estimulo que el hombre decodifica como negativo, cuando en realidad, no siempre lo es. Por ejemplo, si alguien critica una tarea que estamos realizando, no tomamos la actitud madura y correcta de debatir con esa persona, el porque de nuestra postura, sino más bien, buscamos (y si no encontramos, inventamos) algo malo que esta persona pudiera haber hecho. Así cambiamos el foco del problema, para salir de nuestra responsabilidad de mirar lo que estamos haciendo. Ocurre demasiado a menudo con los sacerdotes y religiosos. También con los pensadores y los artistas, entre tantos que son atacados gratuitamente, sólo por expresar una opinión sobre un tema, que seguro es delicado.
Podemos decir entonces, que cometemos dos errores groseros y complementarios, no ejercitamos la autocrítica y eludimos la verdad, lo que no solo genera agresión y violencia, sino descalificación y exclusión de aquél que piensa distinto.
Si queremos ejercer como profetas, debemos, en contrapartida de lo anterior, ejercitar la búsqueda de la verdad y la escucha a nuestro prójimo, porque a través de ellos se puede estar expresando el Señor para corregir el camino que estamos tomando, y así hacerlo experiencia, para transmitirlo al resto de los hermanos.

UNA IGLESIA PROFÉTICA. Las enseñanzas del Maestro están encaminadas para que aprendamos de su ejemplo y las pongamos en práctica. Al ayudarnos a descubrir que somos hermanos, por tener un mismo Padre, enviándonos su Espíritu, nos motiva a que salgamos a buscar a los que todavía no están en el redil, anunciando el Reino de Dios que está viniendo, pero también denunciando todo aquello que nos aparta para prepararnos a recibirlo.
Oremos por la Iglesia que conformamos, por cada uno de sus integrantes, para que salgamos a la palestra, fortalecidos por ser enviados por Jesús, en el nombre de su Padre y para el bien de toda la humanidad.

Imagen para contemplar

Ejerciendo una actividad apostólica nos encontramos con un grupo de detractores, que intentan ensuciar nuestro nombre y honor.
¿Que hacemos? ¿Seguimos predicando? ¿Contestamos la agresión? ¿Que haría Jesús en mi lugar?

Conclusión

El perfil profético de los cristianos es muy difícil de ejercer, por los innumerables obstáculos que encuentra en su camino. Pidamos al Señor que nos instruya en el modo y la forma de ser profetas de nuestro tiempo y no abdicar en el camino

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