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sábado, 23 de agosto de 2008

Cuatro momentos para meditar el Evangelio del Domingo

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A
Por Pbro. Rogelio Narváez Martínez


I - ¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES JESÚS?

1.- Mis muy queridos amigos:

¿Quién dice la gente que soy yo? –nos pregunta el Señor-. Y nosotros respondemos hoy en día casi de inmediato:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

2.- Muy queridos amigos: ¿Quién dice la gente que es Jesús?

¿Sabes? Al hacernos el Señor esa pregunta y al hacérmela yo mismo, me estaba acordando cómo hace poco más de cinco años, concretamente a finales de Diciembre del 2002 y en los primeros días del mes de enero de 2003 la BBC de Londres y el Discovery Channel hicieron público con bombo y platillo un estudio en el que el investigador Richard Neave, de la Universidad de Manchester, lanzaba su propia hipótesis en torno a los posibles rasgos faciales de Nuestro Señor Jesucristo. Esa noticia desató, al menos en nuestra ciudad, una gran cantidad de reacciones en los más variados matices.

Se trataba de una hipótesis que emergía a partir de un hallazgo y una presunta reconstrucción virtual de un cráneo perteneciente a un hombre del siglo I, encontrado en un cementerio de lo que fue la Jerusalén de aquel entonces, el tiempo de nuestro Señor.

Y así, de esta manera, se estaba abriendo un nuevo capítulo en torno a la búsqueda del hombre por conocer algunos rasgos más sobre la persona del Señor Jesucristo; tal como se seguirán escribiendo muchos más cuando tú y yo ya no estemos aquí. Ese hecho ahora nos es útil como para aterrizar lo que Jesús mismo nos está preguntando el día de hoy: ¿Quién dice la gente que soy yo?

2.- Quiero hacer algunas alusiones que nos ubiquen en torno a aquella pretensión de hace cinco años, y de tantos años, y que esto nos sea útil como para responder aquí y ahora al Señor sobre la pregunta que nos está haciendo.

3.- ¿Quién dice la gente que soy yo?

Iniciemos hablando sobre el estudio: En primer término, aprecio de demasiado aventurados aquellos aires de “certeza” con que se emitió la identificación y reconstitución del “supuesto” rostro de Cristo. No olvidemos, que la parcialidad en la información manejada por algunos científicos novedosos puede convertirse en fuerte motivo de deformación para cualquiera.

Sería adecuado que tuviéramos presente la movilidad humana existente en el tiempo de nuestro Señor Jesucristo, y que brotaba ya no de una práctica pastoril de un pueblo nómada, sino de motivos políticos, religiosos y económicos, entre otros.

Es oportuno, que recordemos, que en el mismo tiempo en que vive nuestro Señor, solamente residían 500,000 judíos en la actual región de Palestina, y que en la diáspora había entre siete u ocho millones, conformando un 10 % de la población del Imperio Romano.

Aquí es adecuado el tener presente acerca de Jerusalén, algunos aspectos elementales en la religión judía y en la cristiana, para que nos pudiéramos percatar del tono de intensidad que tenía la migración humana sobre todo en torno a las grandes festividades. En el Pentecostés cristiano se encontraban reunidos en Jerusalén una gran cantidad de hombres de diferentes nacionalidades incluyendo a los prosélitos (circuncisos de origen no judío). Tantos cráneos y tan distintos deberá de haber en aquellos panteones y bajo los caminos de aquellos parajes.

4.- Pero regresemos a la pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?

En segundo término, hoy me ha llamado la atención, el pulular de otro tipo de factores que están desvirtuando el verdadero rostro de Cristo, y que pareciéramos ser menos sensibles a ellos. Más allá de la disputa emergida por una hipótesis aventurada, pero lícita, de la arqueología humana auxiliada por las herramientas de la informática y de la virtualidad, hoy me sorprende la facilidad y la rapidez con la que las plumas escriben en nuestros periódicos acerca de temas que merecerían brotar de una mayor información.

La omnisciencia pareciera ser una de las cualidades de algunos de nuestros escritores y editorialistas, que lo mismo abordan temas sobre economía, política, sociología y religión, entre otras muchas cosas y todo con una perfumada erudición.

Obviamente, el problema nunca brotará de la bondad que se consigue por la pluralidad de opiniones en torno a un tema, sino en la radicalidad de las afirmaciones y en la pretensión de convertirse en un doctor en teología después de haber leído algún dossier o algún artículo que dista mucho de ser, al menos, un “abc” en alguna de las ciencias sagradas que, tengo que decirlo, son bastante profundas en sus contenidos y en su metodología.

Con tanta facilidad y por la virtud de tener una pluma en la mano, algunos “todólogos” se la pasan negando la condición divina en Jesucristo y lo reducen a un plano solamente humano. Las interpretaciones pueden ser tan variadas y, al mismo tiempo, tan erráticas: ¿consigna?, ¿presuntuosidad?, ¿ignorancia?

5.- ¿Quién dice la gente que soy yo?

En el tercer factor nos encontramos algunos miembros de la Iglesia, quienes más que desinformación hemos acusado poca formación cristiana, y es lamentable la discriminación subconsciente en algunas de nuestras reacciones.

¡Claro que amo profundamente al Señor Jesús! ¡Le confieso como mi Dios y como mi Señor! Y, el amor que le tengo, me hará verle siempre con ojos distintos, aunque su rostro fuere diferente de cómo lo hemos asimilado en nuestra cultura. No obstante soy consciente y acepto que, cuando en el beneplácito de la Trinidad se realiza la encarnación de la Segunda Persona, su ingreso en el tiempo y el espacio no puede eximirse del particularismo propio del medio ambiente en el que se realizó. El escándalo que puede provocar el particularismo de la encarnación es inseparable de la historicización.

En lo personal, acepto el rostro de Cristo heredado por nuestra cultura occidental, llamada judeo-cristiana, y me adhiero muy en lo personal a los estudios que se han realizado en torno a la Sábana Santa, pero no deja de provocarme estupor, que nos aterre el pensar en otros posibles rasgos en el rostro de Jesús. ¡Cómo que si su rostro fuera moreno, le disminuyera en su dignidad!

Ojalá, comprendiéramos que Dios no escogió a Israel sino que fue Dios el que formó a Israel. Y con la Iglesia sucedió lo mismo: Dios no escogió a la Iglesia sino que fue Dios quien formó a la Iglesia. Ni Israel ni la Iglesia existían como pueblos antes de que Dios les formara.

En Jesucristo, hemos conocido que a Dios no le molesta el particularismo. Lo que molesta a Dios es el exclusivismo que se vuelve excluyente, es decir: la exclusión que vamos haciendo los unos de los otros.

6.- ¿Quién dice la gente que soy yo?

Ingreso ahora a la cuarta y última manifestación de deformación, y lo quiero presentar en lo que Santo Tomás de Aquino ha llamado nescientia, para diferenciarla de la ignorantia. Los dos términos pueden traducirse como ignorancia, pero existe una diferencia: mientras que la ignorantia expresa algo que no necesariamente tenemos que conocer, la nescientia es algo que deberíamos conocer.

Por solo ejemplificar, mientras que la ignorantia podría explicarse en alguien que siendo sacerdote o siendo ama de casa no necesita saber necesariamente el cómo funciona una termoeléctrica o cómo puede realizar un nuevo viaje el Columbia o el Discovery, la nescientia es un tipo de ignorancia que no podrá aceptarse en alguien que como ingeniero debiera conocer el funcionamiento de la termoeléctrica o en alguien que su trabajo fuese precisamente en la NASA.

Nescientia sobre temas que debiéramos tener asimilados, es la que manifestamos algunos cristianos.

¿Quién dice la gente que soy yo? Amamos decir que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, pero también el día de hoy tenemos que decir que Él ha querido quedarse con nosotros y que tiene un rostro demasiado conocido.

¿Cuál es la forma que tiene el rostro de Cristo?

Hace 2000 años el Señor Jesús nos enseñó que su rostro tiene la forma del hambriento, el sediento, el enfermo, el preso, el desnudo y el forastero. Pero también nos enseñó que su rostro es el de aquel que se vuelve prójimo del hermano: el que cura, el que da de comer, el que da de beber, el que visita al preso y al enfermo, el que viste al desnudo y el que ofrece un techo al forastero.

¿Podrías pensar por un momento en cuál es hoy el rostro del Señor? ¿El del indígena, los indigentes, el anciano, el desahuciado, el niño de la calle...? Y,... ¿Puedes entender y aceptar que todo lo que hagamos o dejemos de hacer con cada uno de ellos, es a Cristo al que se lo hacemos o se lo dejamos de hacer?

Esto nos puede resultar irritante, como les resultó irritante a los jerarcas en el Sanedrín. Se trata de uno de los puntos, que ha jugado un papel muy importante en el camino que tiene como desenlace su condena en el Calvario.

7.- ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Pero también, en todo hombre hay una imagen de Dios aunque en ocasiones está ausente la semejanza. Con frecuencia la imagen ha sido saboteada, corrompida, ha sufrido daños muy grandes. Cristo ha venido al mundo para que el hombre adquiriera la plenitud de la semejanza y para que recuperara la imagen.

Pero..., tal pareciera que, más allá de lo que significa la semejanza divina que Cristo le quiere comunicar a la vida de todo hombre, nos preocupa más el discutir sobre la imagen epidérmica de aquel que al encarnarse asumió a todos los hombres.

8.- ¿Quién dice la gente que soy yo?

¡Cuánta razón tenía el Papa Juan Pablo II, de muy feliz memoria y mejor ventura, al referir que nuestro tiempo tiene mayor necesidad de testigos que de maestros!



II - AFIRMACIÓN Y RESPONSABILIDAD.

Jesús le dijo entonces a Simón Pedro: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

1.- Mis muy queridos y siempre respetables amigos:

Existen dos mensajes que todo ser humano necesita recibir en algún momento de la existencia y que; si los recibe oportunamente, en la forma indicada y de parte de las personas adecuadas; los guardará celosamente durante todos sus días en el cofre de la vida, como si fueran las dos más hermosas perlas en medio de los más valiosos tesoros.

Se trata de los mensajes tanto de la afirmación personal así como el de la responsabilidad personal.

Estos dos mensajes, afirmación-responsabilidad, funcionan como si fueran esas dos piernas por las cuales una persona podrá caminar con éxito en su vida cristiana. Digamos que son como los dos faros que necesita el vehículo que nos traslada en la autopista de la existencia.

Estos dos mensajes, convertirán al cristiano en una especie de embarcación, a la cual se le ha dotado de remos, y se le implementa una vela y un motor. Estará preparado para cualquier circunstancia: en algunos momentos avanzará sin dificultad con la fuerza del combustible que se le ha obsequiado, y cuando el viento pueda ser utilizado sabrá capitalizarlo sin la necesidad de gastar su propio combustible. Pero, sobre todo, cuando el combustible se escasée, y cuando las vientos de la vida no le favorezcan en lo absoluto, él sabrá sacar fuerza de su propio interior para tomar los remos y, dando vigorosas brazadas, seguir avanzando contra cualquier adversidad.

2.- La afirmación y la responsabilidad se encargarán de que obre el cristiano en la vida.

Te pido que conserves en tu memoria este dato importante: los pesimistas se suelen quejar del viento; los optimistas esperan a que cambie el viento, mientras que el cristiano verdadero es aquel que sabe ajustar las velas para aprovechar la fuerza de los vientos. Y esto, depende tanto del mensaje de la afirmación como del de la responsabilidad que depositemos en el interior de aquellos que realmente amamos.

¡Fíjate como en el Evangelio del día de hoy aparecen esos dos mensajes! Jesucristo le dirige a san Pedro la más bella de las afirmaciones pero aunada a un mensaje de responsabilidad tremenda.

La afirmación es aquella palabra que expresa el valor de una persona, mientras que el mensaje de la responsabilidad es aquel que expresa el costo de nuestros valores, un costo que se manifestará en los compromisos.

Existe al inicio una afirmación rotunda: "¡Dichosotú,Simón,hijodeJuan,porqueesto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos!"

Pero aparece simultáneamente la delegación de una responsabilidad: "Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia..".

3.- Esto, podríamos decirlo, no es nada nuevo. Ya el Señor en el Antiguo Testamento había emitido un mensaje valorativo sobre el hombre que había sido llamado a servirle. Sin lugar a dudas, tendríamos que ser muy sinceros para percibir la absoluta gratuidad en la elección divina, pero al mismo tiempo debemos darnos cuenta de que el hombre, que es llamado para servir a Dios tiene algunos factores positivos que Dios mismo ha detectado y que le son de suma utilidad.

En pocas palabras, Dios es el primero que sabe apreciar al hombre, y de esa manera podrías leer la positiva descripción que se hace de los reyes de Israel: Saúl, David, Salomón, y en cada uno de ellos resalta su buena presencia, o su notable estatura, o que era sobresaliente por su inteligencia.

Dios, es el primero que sabe encontrar lo bueno en cada hombre. Se trata de ese mensaje de afirmación. Pero Dios ha querido llamar al hombre para que trabaje en beneficio de sus hermanos y ese es el mensaje de la responsabilidad.

4.- El día de hoy, tú y yo, seguimos escuchando, de parte de Dios, estos dos mensajes.

El mensaje de la afirmación consiste en esto: Que tú eres un ser humano único. Que haz sido creado a imagen y semejanza de Dios. Que como persona humana eres centro y cúspide de la creación. Que eres irrepetible y por así decirlo, que no hay ni nunca ha habido ni habrá jamás alguien como tú. Que tú eres un verdadero regalo de Dios para este mundo y que eres una persona de un inestimable e incomparable valor.

Pero, es necesario saber que, junto con el mensaje de afirmación, sobreviene el mensaje de la responsabilidad.

El mensaje de la responsabilidad es el siguiente: Dios quiere necesitar de cada uno de nosotros para perfeccionar su obra, de esta manera, al madurar y hacerte adulto, tú tienes que tomar tu vida en tus propias manos y ser responsable de tus actos. Sí eres ya un adulto, debes comprometerte plenamente y ser garante de tu vida, de tus emociones y actitudes. El resultado de tu vida, Dios ha querido que esté en tus manos.

5.- ¿Sabes? El célebre psiquiatra vienés: Victor Frankl ha mencionado que la cosa más importante que, en los últimos 50 años, pudo y debió hacerse, a favor del hombre es hacernos conscientes de nuestras propias fuerzas tanto para cambiar como para crecer. Siempre podemos mejorar y todas las disciplinas deberían decirle al hombre: "Tú puedes hacerlo". La peor respuesta que le damos a Dios será siempre: "Es que así soy yo"

6.- Mu querido amigo: mucho más que Víctor Frankl, mucho más que yo y muchos más que cualquier otra persona, el Señor Jesucristo es el primero que cree en el hombre, en su valor, así como en su posibilidad de cambio y conversión, aún cuando el hombre haya caído, e independientemente de aquello que esté viviendo ahora mismo.

Contra todas las posturas negativas, fatalistas y deterministas, el Señor Jesús cree que el hombre puede volver a caminar, cree que el hombre puede volver a ver. El Señor Jesús cree que el hombre puede volver a oír, cree que el hombre puede renovarse y puede ser un hombre nuevo. El Señor Jesús es el primero en creer que el hombre puede ser capaz de salir de su tumba y cree que el hombre puede volver a amar.

El Señor Jesús, el Hijo eterno del Padre, cree en el hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y, sin duda, es Dios el que mejor le conoce. Me uno a la visión de Cristo que descubre la bondad tanto en san Pedro, así como en ti, en mí y en cada uno de los seres humanos.

7.- Dios nos da un mensaje positivo, afirma la dignidad pero inmediatamente afirma la responsabilidad. El hombre es el cúlmen de la creación y es el lugarteniente divino, es el responsable de las creaturas y de otras muchas cosas que Dios ha querido confiarle.
"¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia..".

8.- Dios conoce las grandezas del hombre. No se trata de exaltar sólo la naturaleza y de olvidarse de la gracia. Yo soy el primero en agradecer la gracia de Dios, pero estoy convencido de que la gracia no suple ni suprime nuestra naturaleza. Es Dios quien le exige al hombre responsabilidades, y Dios no suele exigir absurdos: ninguna otra criatura podrá tener responsabilidades. El hombre es la criatura perfecta y ha sido constituido en hijo de Dios, a través de la persona de Cristo.

El hombre puede ser responsable, Dios anuncia lo positivo y por eso confía en el hombre, Dios confía en el frágil Pedro, y en el frágil Rogelio. Dios confía que Pedro podrá custodiar a su Iglesia, y confía en que Rogelio podrá responderle en un ministerio que supera en mucho sus capacidades, Dios ha confiado que tú también puedes responderle en una familia, ¿y por qué no si eres jóven pudieras pensar en el sacerdocio?

9.- Alguien ha comparado los mensajes de la afirmación y de la responsabilidad con "las raìces y las alas que Dios nos ha dado". Nosotros también necesitamos darles a los demás, tanto las raíces como las alas.

Las raíces de toda existencia humana son el fundamento del valor personal, de la confianza en sí mismo. Son la raíces de la AFIRMACION, de la convicción en la unicidad propia. Y el amor incondicional nos ofrece esas raíces. Las alas de la existencia humana son la concientización de la RESPONSABILIDAD propia. El mensaje de las alas se da en esta manera: "Tienes todo lo necesario para elevarte, para cantar tu canto, para darle calor al mundo con tu presencia, la dirección de tu vuelo, el canto que entones y el calor que comuniques a este mundo, son responsabilidad tuya. Tienes que tomar tu vida en tus propias manos. No debes echar la culpa a los demás y quejarte de tu falta de oportunidades. Tienes que tomar la responsabilidad plena acerca del curso y dirección de tu vida".

Dicen que el mensaje de las "raíces" le dice a la persona esta afirmación: "¡Tienes con qué!" Y que el mensaje de “las alas” le recuerdan su responsabilidad: "Sí tienes con qué, entonces ve por ello!"

10.- Y, sin embargo, hoy, se sufre a causa de la autonegación y de la irresponsabilidad. Y es que, cada uno va sufriendo por la atrofia de sus cualidades. Y cuando se atrofia la conciencia, porque no queremos estar despiertos, porque no somos autoconscientes o porque tenemos miedo de aceptar el don de Dios y nuestro lugar en la historia de la salvación, no tendremos más remedio que arrastrarnos y mendigar toda nuestra vida.

Esto mismo lo decía el genial Gilles Lipovetsky, en su libro “La era del vacío” al narrarnos esos grandes adelantos técnicos de nuestra época y esos lamentables retrocesos de una auténtica humanidad “Han desaparecido los sordos, los ciegos, los lisiados, pero ha surgido la edad de aquellos que no quieren oír, de los que no quieren ver y de los que no son capaces de caminar ni de esforzarse en la vida.”



III - SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA.

“En aquel tiempo, Jesús le dijo a Simón: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

1.- Mis muy queridos amigos:

El Señor Jesús le promete a san Pedro que él será la roca, el cimiento de su Iglesia. San Pedro es llamado a ser presencia de Cristo en la tierra: “Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella...” (Mt 16,18ss). Se trata de palabras delicadas, graves, importantes y solemnes del Señor Jesús para Simón.

Y el Señor Jesús decide cambiarle a Simón su nombre poniéndole el de Pedro, y tú debes saber que cuando en la Sagrada Escritura a una persona se le cambia el nombre, es porque Dios le ha querido entregar una misión especial. Recuerda que a Abram le cambió el nombre por Abraham y con ello significó que iba a ser padre de una muchedumbre de pueblos; de la misma manera le cambió el nombre a Jacob por Israel, lo cual quiere decir: “Fuerte de Dios”.

2.- A Simón, el Señor Jesús le cambia el nombre por el de Cefas, un nombre que en hebreo significa Piedra, se trata del nombre Petrus en latín, y del nombre Pedro en nuestro castellano. Le promete edificar sobre él la Iglesia, contra la cual no prevalecerán las fuerzas del mal ni las acechanzas de la muerte. Jesucristo le ha querido entregar a este humilde pescador algo insospechable: las llaves del Reino de los cielos, y con ello le ha querido nombrar como el máximo responsable de su Iglesia.

Si el día de hoy te dieras un poco de tiempo para leer un texto del libro del profeta Isaías en el capítulo 22, versículos del 19 al 23, te darías cuenta de que el darle las llaves de un reino a alguien significa el traspasarle poderes, de tal manera que en el reino lo que abre el que tiene las llaves nadie lo cierra y lo que cierra el que tiene las llaves nadie lo abre.

¿De qué reino se está hablando? El Evangelio es muy claro: Jesucristo nos está hablando de las llaves del Reino de los cielos. ¿verdad que esto es insospechable? Se trata de esas llaves que le corresponden a Cristo, y que en el libro del Apocalipsis capítulo 1, versículos 18 refiere como “las llaves de la Muerte y del Hades”.

Eso es precisamente lo que el Señor le dice a san Pedro: “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del lugar de los muertos, del Hades no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

5.- Sobre el primado de san Pedro –aquél a quien Cristo llama la roca- estará asentado, con la asistencia del Espíritu Santo, hasta el fin del mundo, el edificio de la Iglesia de Jesucristo.

Es, sin lugar a dudas, enorme la responsabilidad que el Señor le está delegando a Simón Pedro. Nos debe resultar admirable la confianza que Jesucristo deposita en su humana condición, y, sin embargo, todavía más sorprendente nos debe resultar el que Cristo continuara poniendo su confianza en San Pedro, a pesar de su momentánea debilidad manifestada en la triple negación.

La promesa será reiterada a los pocos días de la resurrección, cuando el Señor Jesús le pregunta por tres veces a san Pedro si le ama más que los otros, junto al lago de Genesareth. San Pedro al responderle afirmativamente, fue proclamado por Cristo como su continuador, como su vicario con esa misión pastoral de apacentar a sus ovejas y a sus corderos. Jesucristo, aquel que es el Buen Pastor, no quiere dejar físicamente sólo a su rebaño y, le confía a san Pedro una misión como Pastor de ese rebaño que le pertenece a Cristo: “Simón, hijo de Juan ¿me amas más que estos?”, le dice él: “Sí, Señor, tu sabes que te quiero”. Le dice Jesús: “Apacienta a mis corderos”. Vuelve a decirle por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Le dice Pedro: “Sí, Señor tú sabes que te quiero.”: Le dice Jesús: “apacienta a mis ovejas.” Le dice por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿Me quieres?”, y Pedro le dijo: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.” Le dice Jesús: “apacienta a mis ovejas”.

6.- Y Pedro tomó en serio su papel, hasta el punto de derramar su sangre como supremo testimonio por su Maestro y por el rebaño de su Maestro. San Pedro, a imagen de Aquel que es por antonomasia el Buen Pastor, dió su vida por las ovejas de Cristo, y eso es lo que celebramos el día de hoy.

Pedro es la roca y el Pastor, puesto que Cristo le ha confiado a su rebaño.

San Pedro murió unos años más tarde, pero su oficio de Pastor Supremo de la Iglesia ha perdurado ininterrumpidamente en aquellos que le sucederán, hasta llegar al momento presente con el sucesor número 265: Benedicto XVI.

Algunas personas piensan, afirman y aseguran que con la muerte de san Pedro se ha terminado la delegación que a favor de todos los hombres Cristo le dejó a él, y resulta ésto toda una insensatez. No te has preguntado acaso ¿Cómo puede ser que algunos piensen que se ha acabado con la muerte de san Pedro aquello que no terminó, ni tan siquiera con la Ascensión del mismo Jesucristo a los cielos?

¿Cómo puede agotarse con la muerte de san Pedro aquello que no se agotó con el regreso de Jesucristo a la derecha del Padre?

Si alguien piensa esta barbaridad, yo no me puedo explicar como puede pensarse y llamarse cristiano. Puesto que, entonces, y conforme a su pensamiento, se fue acabando con la muerte de cada uno de los apóstoles el beneficio de Cristo, a favor de los hombres. ¿Entonces cómo podemos estar seguros de que hemos sido bautizados adecuadamente?

En ese pensamiento, ni tú ni yo podríamos ser cristianos.

-¡Ah, es que algunas cosas si se conservan!- dicen algunos.

Momento, no seamos niños caprichosos para estar seleccionando solamente aquello que nos conviene conforme a nuestros intereses, los cuales resultan ser más humanos que cristianos, ¡y que digo humanos: inhumanos!

7.- El uso de los verbos en imperativo en el Evangelio significan Institución, y se trata de una institución de Jesucristo que no se termina ni con la ausencia física del Señor ni con la ausencia física de aquellos que por primera vez recibieron tan gran encargo: “Vayan y bauticen” –esto es un imperativo-, “Tomen y coman esto es mi cuerpo, tomen y beban esta es mi sangre. Hagan esto en conmemoración mía” –esto es un imperativo-. “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Tú eres- es un imperativo. “Apacienta” – es un imperativo.

Se trata de las órdenes que Cristo dio a san Pedro y a su Iglesia. Órdenes de bautizar, de consagrar el santísimo Cuerpo y la preciosísima Sangre del Señor, que no se agotan con la ausencia de unos hombres. Órdenes de Cristo en las que le cambia el nombre a Simón, y le ordena que ahora se llamará Pedro y que sobre él edificará su Iglesia, órdenes en las que le pide apacentar a su rebaño.

8.- Y la Iglesia obedeció al Señor, -al menos la Iglesia católica-. Es así como, de la misma manera en que en el capítulo segundo de los Hechos de los Apóstoles, se nos narra que se tuvo que elegir a un sucesor para el lugar que ocupó y dejó desierto Judas Iscariote, el traidor, y que ese lugar fue ocupado por san Matías; de la misma manera será el Espíritu Santo el que ahora ira señalando a aquellos que serán los sucesores de san Pedro, y de los otros apóstoles en esa obra que Cristo delegó a su Iglesia.

Será así como en la Ciudad de Roma, lugar histórico en el que murió el Apóstol san Pedro, sede que fue consagrada por la sangre derramada del pescador de Galilea, será el lugar en el que se encuentra el Sucesor del que apacienta universalmente al rebaño de Jesucristo. Es allí, en donde han estado los Papas.

Es allí en donde está el lugar de aquellos que presiden la Iglesia de Jesucristo, y no en Salt Lake City, en Utah, como dicen los Mormones los cuales no son ni cristianos; no es en Guadalajara como lo dicen los de la secta llamada “Luz del Mundo”, sólo porque allí ha residido aquel que se autocambió el nombre por el de Aarón, ellos tampoco son, en sentido estricto cristianos. Tampoco es en Brooklin, Pensilvania como dicen los Testigos de Jehováh, los cuales tampoco son cristianos.

¿Qué por qué los mormones y los Testigos de Jehováh no son cristianos? Porque no creen que Jesucristo sea Dios. Y, ¿porque los de la Luz del Mundo tampoco son cristianos?: porque junto con los dos anteriores no creen en la Santísima Trinidad, condición necesaria para alguien que se precie de llamarse cristiano.

9.- Pero..., regresemos al tema sobre san Pedro, y sobre el Papa su sucesor. El Papa es quien hace las veces de Cristo en la tierra, es su Vicario, como Pedro lo fue y lo será su sucesor: apacienta mi rebaño, lo que ates y lo que ates quedará atado y desatado en el cielo.

El Papa es para nosotros la tangible presencia de Jesús, “el dulce Cristo en la tierra” como lo decía Santa Catalina de Siena; y esto nos mueve a quererlo. El Papa hace las veces de Cristo mismo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su lugar –tal como Jesucristo se lo encargó-.

10.- Aquellos que no han querido escuchar el Evangelio de Jesucristo son los que suelen criticar esa labor de entrega incondicional del Papa Benedicto XVI, le critican el que él continúe, al igual que Juan Pablo II, yendo a todos los rincones de la tierra a visitar al rebaño de Cristo, y no está cumpliendo más que su responsabilidad

No nos damos cuenta de que a él no le interesa la cantidad sino la dignidad de cada una de las ovejas de Cristo, es así como él va tanto a esos lugares en los que solamente hay 200 católicos, así como vendrá, si Dios es servido, a una tierra y a un país como lo es el nuestro, en el que hay aproximadamente unos 90 millones de fieles católicos.

“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella.”




IV - ¿QUO VADIS?

“ Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

1.- Envío un saludo especial a todos aquellos que nos favorecen con su apreciable atención.

Al mismo tiempo, les invitó a orar por nuestro Pastor, Don Francisco Robles Ortega, para que Cristo el Pastor Eterno le asista con su sabiduría en sus quehaceres pastorales.

Al mismo tiempo oremos porque el Papa Benedicto XVI le ha querido integrar al Colegio Cardenalicio, así como le ha integrado a la Comisión Pontificia para América Latina.

2.- Una afirmación y una responsabilidad. Estoy seguro que nunca olvidarás que este es el mensaje que hoy hemos reflexionado,... y ojalá que también te lo aplicaras a ti mismo, y que se lo predicaras a los que están a tu lado, o bajo tu responsabilidad.

¿Cómo están las afirmaciones que prenuncias? Lo más lamentable de todo sería que en lugar de afirmaciones expresaras negaciones, o bien negaras con ese tu silencio culposo esa palabra que le suele dar aliento a los demás. Es precisamente la ausencia de estas palabras aquello que nos deja vacía el alma y frío el corazón.

Hace quince días, alarmado por el creciente número de atentados perpetrados contra la propia vida,... y esto en jóvenes y adultos, en ancianos y en niños, te compartía aquella reflexión del joven Jorge Luis Borges en una carta que escribe, ante el lamentable escape de la vida perpetrado por un amigo de su juventud. Borges acusa a este mundo en el que vivimos de no enseñar a amar a las personas:

“No te culpo, no te juzgo, te comprendo. Naciste en este mundo tan bello, pero nadie te enseñó a oler las flores. No te culpo, no te juzgo, te comprendo. Naciste en este mundo tan maravilloso pero nadie te pidió que te detuvieras un momento a contemplar el cielo. No te culpo, no te juzgo, te comprendo. Naciste en este mundo increíble, pero nadie te dijo un día que te amaba.

No te culpo, no te juzgo, te comprendo.”

3.- Cada quien es tal cual es, y no hay duplicados, nadie puede ser lo que lo es genéticamente, nadie puede ser sustituido, ni desechado, nadie puede pretender ser lo que no se es.

Una de las enfernmedades que marchita la vida de muchos es esa soledad en la que se nos sumerge por la incomprensión, por la indiferencia o por el abandono. La soledad puede ser un buen lugar para ir de visita, pero es un pésimo lugar para que nos quedemos a vivir allí.

¿Sabes? Hace unos veintiocho años leí un libro de una mujer llamada Rhea Zakich que se titula: Juego de Palabras.

Rhea Zakich en 1970 tuvo que ser operada para que le extirparan unos nódulos de la garganta, motivo por el cual durante el tiempo de recuperación inventó un juego de tarjetas para poder comunicarse con su familia. El juego contenía preguntas triviales como: ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? Algunas preguntas giraban en torno al lugar que se prefiere para ir de vacaciones, los platillos y las estrellas de cine favoritas.

Otras preguntas eran mas serias: ¿Cómo defines el amor? Habla de algo que te cause temor. Define el éxito. ¿Qué sientes cuando alguien se ríe de ti?

El juego le sirvió para comunicarse con su familia y una vez que el médico le dio de alta manifiesta haber aprendido cinco lecciones sobre la comunicación familiar:
Primero: Escuchar, aprender a escuchar.
Segundo: No criticar ni juzgar.
Tercero: Hablar con el corazón: Dice que los niños suelen hablar con el corazón y que los adultos hablamos con la cabeza
Cuarto: No presuponer.
Y lo más importante y que ahora te quiero compartir es la quinta lección: Demuestre su amor.

Narra la historia de una amiga llamada Carmen, quien era sumamente atractiva y gozaba de una excelente situación económica. Rhea pensaba que Carmen era la mujer que lo tenía todo. En el juego de su convalecencia, a ella le salió una tarjeta que le pedía hablar de algo que en su vida le hubiere lastimado:
-Cuando tenía yo seis años –relató, por primera vez-, mi madre me dijo que yo estaba demasiado crecida para que me besara, y cuando me iba al colegio ella se negaba a ofrecerme un beso para despedirme. Me sentí muy mal, que desde entonces todas las mañanas iba al baño y buscaba el pañuelo deshechable que ella presionaba entre sus labios para quitarse el cosmético. Llevaba conmigo ese pañuelo todo el día, y cuando quería un beso, pegaba a mi mejilla la mancha de la pintura labial.

4.- Y tú afirmas o niegas ¿Cuáles son tus actitudes? ¿Cuáles son tus palabras?

¿Sabes? Decir palabras afectivas es una de las mejores formas de acariciar a las personas, así como el decir palabras ofensivas suele ser la peor forma de destrozar a las personas.

Y tal parece que el hombre solamente ve lo negativo en el hombre. Hoy se exalta la negación más que la afirmación. Nuestras palabras minan nuestra imagen y semejante divina por su dureza y crueldad. Bien decía el escritor mexicano Antonio Gonzalez Caballero en su obra para teatro: "Una pura y dos con sal": "En nuestro tiempo tenemos la bomba atómica, sin embargo hemos olvidado a la verdadera fuerza de destrucción humana: la destrucción por la Palabra”.

¡Cuidado! Algunas veces decimos algo sin medir las consecuencias: "Me tocó conocer a una persona que repetía a manera de estribillo : "Está lloviendo, ¡ay me quisiera morir!", "¡Me quiero morir porque se me quemó el guisado!". "¡Ay! que dolor tan fuerte siento en la cabeza, quisiera morirme". Todos los días repetía su letanía y hasta parecía que fuera su jaculatoria favorita. La muerte parecía ser la solución a cualquier contrariedad,... y yo se que no lo decía con seriedad, pero las cosas cambiaron de rumbo cuando un día llega a su casa su hijo pequeño de primer año de primaria y le dice llorando: "Mamá ya quiero morirme, fijate que me pusieron un cinco..."

Tengamos cuidado con lo que pronunciamos en la vida y démonos cuenta de la incidencia de nuestras palabras en aquellos que nos rodean. Nuestras afirmaciones o nuestras negaciones suelen convertirse en una especie de discursos programáticos de las personas.

¿Cuáles son nuestros mensajes?

5.- Te fijas como por ejemplo, hoy en día, los cumplidos son cosa rara, -suspira una dama que conocemos-, y añade: “Eso es malo, porque las palabras afectivas le dan cordialidad a nuestro trato con los demás”.

Y es cierto. Las palabras afectivas favorecen el estado de ánimo; nos dan sostén en los puntos que flaqueamos. Recuerdo haber leído que Mark Twain mencionó una vez que él pasaba hasta dos meses disfrutando de un buen cumplido que le hibiesen externado,… ¡dos meses!.

El mejor de los cumplidos lo escuche de los labios de Albert Einstein en un documental sobre su vida. Cuando lo entrevistaban le preguntaron a este genio: ¿quién le gustaría ser si pudiera volver a la tierra después de muerto?, repuso sin titubear delante de su esposa: “Si volviera a la tierra después de muerto me gustaría ser el segundo esposo de la señora Einstein.” La esposa se sonrojó.

6.- Amigos muy queridos:

Hoy, Dios nos comunica un mensaje sin igual: Dios ama, cree y confía en el hombre, y le delega la responsabilidad sobre lo que más ama. Junto con el hablar de las afirmaciones es bueno que no dejemos a un lado nuestras responsabilidades.

Y es que algunos vivimos de los cumplidos y no queremos ser responsables: algunos preferimos pasar la vida viajando de aventón y nunca tomar el volante, nunca ser nuestros propios conductores. Viajamos de aventón en la mente y en la voluntad de otras personas.

Hay en la vida "quienes viajamos de aventón en el carro de los papás aunque estamos casados u ordenados, y es la mamá o el papá el que piensa o el que decide por nosotros. Hay quienes viajamos de aventón en el carro del hermano, de ése hermano que siempre nos soluciona los problemas. Hay quienes viajamos de aventón en el carro del amigo que siempre ha inferido en nuestras decisiones. Es cierto que habrá algún momento en que esté con mi coche descompuesto y no sepa que hacer, pero es indigno que el otro tenga que pensar o decidir por mí, toda la vida”.

7.- En una época plagada de permisivismo y de relativismo urge formar en la responsabilidad. Hoy, son muchos los psicólogos de pacotilla que ponen en mal a los psicólogos verdaderamente honestos al recomendar: Haz a un lado tus responsabilidades y camina por el camino que sea de tu agrado, ¡olvídate de los demás! ¡Vive tu vida!, Despreocupate de los demás y ocúpate solamente de ti...

¡Atención!, no estoy negando la necesidad de las afirmaciones, sino que las uno a ese mensaje de responsabilidad que debe ir con el de la afirmación.

Son los psicólogos de Hakuna Matata. Parece que cantan dicha canción de esta película de Walt Disney del Rey León. ¿Te acuerdas de la letra?:
Hakuna Matata, una forma de ser.
Hakuna Matata, nada que temer.
Sin preocuparse es cómo hay que vivir
a vivir así, yo aquí aprendí.

¿Te acuerdas de la película? ¡Qué triste, que mientras la comunidad esté muriendo devorada por las hienas, tu cantes, tu entones "el no preocuparse" como la forma de vivir!

8.- Pero,.. regresemos a san Pedro y san Pablo que es nuestra fiesta:

¿Te acuerdas de aquella película del ¿Quo Vadis? En aquella vieja leyenda de ¿quo vadis? se cuenta que san Pedro huye de la persecución en Roma y que en el camino se encuentra con el Señor que se dirige en forma contraria y al reconocerlo y preguntarle: "¿Quo vadis, Domine?" "¿A dónde vas Señor?" Le responde: "A Roma a morir por tí, ya que tú huyes”. Y nos narra la historia que san Pedro regresó a Roma y murió mártir por Jesucristo.

En nuestra vida, quiza nos pase lo mismo, es posible que mientras más nos olvidamos de nuestra obligaciones, el Señor vaya a cumplir y siga doliéndose por lo que yo no quiero hacer.

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