1.- Podíamos comenzar hoy con el salmo responsorial: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Dios quiere que todos se salven, no sólo los judíos entonces, o ahora los católicos. Si tiene que ser verdad que fuera de la iglesia católica no hay salvación, hemos de entender que la iglesia católica la forma el mundo entero, es decir, que, si es católica, tiene que ser, como el mismo nombre indica, universal. Basta con que uno tenga fe en el Dios de Jesucristo, para que pertenezca a su Iglesia, para que su fe le salve. No sólo en el evangelio de hoy, sino en otros muchos textos bíblicos se nos dice que es la fe la que nos salva, independientemente de la raza, o nación a la que pertenezcamos. San Pablo y San Juan nos lo dicen y nos lo repiten insistentemente. Por supuesto que la fe no es una simple creencia racional, es fidelidad a una alianza, es compromiso, es seguimiento amoroso de nuestro Salvador Jesucristo. Leído, en este contexto, el texto del evangelio de hoy, nos parece consolador y magnánimo. La mujer cananea no era judía, era pagana, un perro para los judíos integristas, pero su fe en la salvación católica que le ofrecía el profeta judío Jesús de Nazaret era una fe profunda y verdadera. Por eso, su fe en Jesús curó a su hija y expulsó el demonio malo que tenía dentro del cuerpo y del alma.
2.- También para entender el texto de la primera lectura, del profeta Isaías, debemos saber que es un texto escrito en el siglo sexto antes de Cristo y dirigido a un pueblo judío en el que abundaban en aquel momento los grupos racistas y xenófobos. El profeta les dice que Dios salva a todo el que practica el derecho y la justicia, a los extranjeros que se den al Señor para amarlo y servirlo los traerá a su Monte Santo, los alegrará en su casa de oración. Es un texto claramente universalista, en el que el profeta habla de un Dios que ofrece su salvación a cualquier persona que crea en él y quiera servirle, independientemente de la raza o nación que sea.
3.- San Pablo, en este fragmento de su carta a los Romanos, insiste en la misma idea que venimos comentando. Él es el apóstol judío que ha llevado la fe en Cristo Jesús a los gentiles y es esta fe la que les salva. Ahora quiere que sean los gentiles los que devuelvan al pueblo judío la verdadera fe que este pueblo no ha querido aceptar aún. San Pablo está hondamente desconsolado, porque ve que su pueblo está excluido de la salvación, al rechazar tozuda y violentamente la fe en Cristo que él una y otra vez les ha ofrecido. Su gran esperanza es que ahora sea la verdadera fe de los gentiles la que devuelva al pueblo judío la posibilidad de una verdadera salvación.
4.- Podríamos nosotros, los europeos, aplicarnos el texto de Pablo. Nosotros, los europeos principalmente, hemos sido los que hemos llevado la fe cristiana a América y a otras partes del mundo. Ahora que Europa está perdiendo esta fe, bien podrían ser los americanos, o los africanos, o los asiáticos, los que ahora tengan que venir a evangelizarnos a nosotros. Dios ofrece su salvación a todos y se vale, en cada momento, de aquellas personas fieles que están dispuestas, con su palabra y con su ejemplo, a predicar en el mundo la verdadera ve en la salvación de nuestro Señor Jesucristo. Que así sea.
2.- También para entender el texto de la primera lectura, del profeta Isaías, debemos saber que es un texto escrito en el siglo sexto antes de Cristo y dirigido a un pueblo judío en el que abundaban en aquel momento los grupos racistas y xenófobos. El profeta les dice que Dios salva a todo el que practica el derecho y la justicia, a los extranjeros que se den al Señor para amarlo y servirlo los traerá a su Monte Santo, los alegrará en su casa de oración. Es un texto claramente universalista, en el que el profeta habla de un Dios que ofrece su salvación a cualquier persona que crea en él y quiera servirle, independientemente de la raza o nación que sea.
3.- San Pablo, en este fragmento de su carta a los Romanos, insiste en la misma idea que venimos comentando. Él es el apóstol judío que ha llevado la fe en Cristo Jesús a los gentiles y es esta fe la que les salva. Ahora quiere que sean los gentiles los que devuelvan al pueblo judío la verdadera fe que este pueblo no ha querido aceptar aún. San Pablo está hondamente desconsolado, porque ve que su pueblo está excluido de la salvación, al rechazar tozuda y violentamente la fe en Cristo que él una y otra vez les ha ofrecido. Su gran esperanza es que ahora sea la verdadera fe de los gentiles la que devuelva al pueblo judío la posibilidad de una verdadera salvación.
4.- Podríamos nosotros, los europeos, aplicarnos el texto de Pablo. Nosotros, los europeos principalmente, hemos sido los que hemos llevado la fe cristiana a América y a otras partes del mundo. Ahora que Europa está perdiendo esta fe, bien podrían ser los americanos, o los africanos, o los asiáticos, los que ahora tengan que venir a evangelizarnos a nosotros. Dios ofrece su salvación a todos y se vale, en cada momento, de aquellas personas fieles que están dispuestas, con su palabra y con su ejemplo, a predicar en el mundo la verdadera ve en la salvación de nuestro Señor Jesucristo. Que así sea.
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