Reflexión: Desconocer las Sagradas Escrituras, es desconocer a Jesucristo

Santa Fe, 4 Set. 08 (AICA)

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, llamó a una lectura atenta y desde la fe de las Sagradas Escrituras, porque desconocerla es “desconocer a Jesucristo”, al reflexionar sobre el Mes de la Biblia, que se conmemora en setiembre como recuerdo de San Jerónimo, su primer traductor en lenguaje popular.

Tras señalar que “es propio del cristianismo, es decir, Dios llega a nosotros, se nos manifiesta por medio de su Palabra”, aclaró que “este hecho es algo objetivo, no es una doctrina creada por el hombre, sino el testimonio de que es Dios quién habló”.

“La espiritualidad que nace de la Biblia comienza por un escuchar, por el silencio que se convierte en diálogo a través de la palabra que él nos dirige. También es importante tener en cuenta que esta revelación de Dios concluyó con su Hijo, Jesucristo. Esto significa que no debemos esperar una nueva revelación. El contenido de esta riqueza espiritual la Iglesia lo conserva y nos lo comunica. Esta es su misión”, subrayó.

El prelado santafesino destacó que la Palabra de Dios debe convertirse “en el primer lugar de encuentro con Jesucristo”, porque, advirtió, “desconocer la Escritura es desconocer Jesucristo”.

Indicó en este sentido que “el Santo Padre, al iniciar el camino evangelizador en América Latina y presentar la formación de los misioneros, afirmaba: “es condición indispensable el conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios. Por esto, hay que educar al pueblo en la lectura y la meditación de la Palabra: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y vida”.

“Cada vez que leemos con fe -aseguró- la Palabra de Dios se actualiza para nosotros la vida y la presencia de Jesucristo. Comprender esto y no vivirlo con el deseo y la alegría de recibir lo que Dios nos ha dejado, es no descubrir en nuestra historia la presencia de su amor. La Palabra de Dios se hace historia de salvación en nuestra vida”

Monseñor Arancedo consideró que habría que preguntarse “qué lugar ocupa, qué tiempo le damos en nuestra vida a la Palabra de Dios, o si ella es el primer lugar de encuentro con Jesucristo, lo es verdaderamente en mi vida”.

“Cuántas lecturas ocupan mi tiempo, y qué poco tiempo tengo para abrirme a esta Palabra que Dios me dirige. Qué triste la imagen de un cristiano cuando su vida es ajena al espíritu del Evangelio. Es cristiano como pertenencia exterior a una religión, pero su vida, su modo de pensar, no ha sido iluminada por la Palabra de Dios. Hay una etiqueta cristiana, pero no una vida cristiana”, concluyó.