a) Contexto
El Evangelio de hoy manifiesta algo de la vida de las Iglesias Cristianas en el Norte de Palestina, hacia los años 80 de nuestra era. En ellas había un camino o método para la admisión y para exclusión de sus miembros, tomado de las tradiciones judías (cf. Lv 19,17; Si 10,6; Ez 33,1-9; Rm 12,19). Este itinerario establecía los siguientes pasos: primero, dialogar con el individuo; después, buscar algunos consejeros; finalmente, tratar el caso a nivel de la comunidad (cf. Mt 18,15-17).
Este trozo bíblico no crea ni establece normas o reglamentaciones: se siguen las ya existentes, porque varios cristianos procedían del judaísmo. El texto quiere principalmente invitar a hacer buen uso de esas normas, pues Jesús tuvo un comportamiento de ayuda hacia los "pequeños" (Mt 18,5.6.10.14).
b) Sentido
La Palabra de Dios se refiere al perdón de las ofensas o corrección fraterna. En este caso, ¿cómo actuar para que se logre una comunión más profunda con Dios y con los hermanos? ¿Qué actitudes tomar para que crezca el sentido comunitario y misionero del grupo? Se ofrecen dos sugerencias complementarias para el modo de proceder:
• Darle más importancia al amor que a las normas (Mt 18,15-17). Los pasos necesarios, para que no cunda la injusticia y se recupere el débil, han de estar invadidos por el amor de Cristo. Por ejemplo, conviene invitar al hermano a tomar conciencia de lo incorrecto en su vida, y exhortarlo al arrepentimiento (Mt 18,15; cf. Lv 19,17; 1 Co 9,19-22; 1 P 3,1); con uno o dos miembros más del grupo tratar con paciencia que el sujeto recalcitrante se convenza de su postura contraria al bien común (Mt 18,16); finalmente, y en caso excepcional, poner a esa débil persona en cuarentena en relación a la comunidad, esto es, a que viva un distanciamiento temporal, durante el cual no se junte con el grupo (Mt 18,17; cf. 11,19; 2 Ts 3,14; 1 Co 5,9.11).
• Invocar la presencia de Cristo en la oración (Mt 18,19-20). Jesús Resucitado desea estar en medio de los suyos para ayudarlos, sobre todo cuando tienen que decidir asuntos importantes relacionados con la vida, el amor y la justicia, como el caso evocado anteriormente (Mt 18,15-19). Esta acentuación de la presencia del Señor tiende no a que la comunidad se cierre sobre sí misma, sino a que se abra de manera más generosa al diálogo exterior, anunciando el Reinado de Dios en la tierra.
c) Leer la Biblia relativizando los rencores
En primer lugar, al leer un texto bíblico, descubrir cómo Jesús me llama a crecer en el amor.
Después, analizar el rencor más grande, que guardo en mi corazón.
Finalmente, pedir a Cristo que me ayude no a practicar el "perdonismo", es decir, una "reconciliación epidérmica", sino a amar responsablemente a los otros.
d) Los resentimientos y nuestra religiosidad
Los resentimientos son una especie de animadversión, rencor arraigado en el ánimo, deseo de venganza, el revolverse en contra de algo o de alguien que le ha dañado a uno, pero sin resolver adecuadamente el conflicto.
Cuando la gente experimenta resentimientos, piensa que está ofendiendo a Dios. ¿Qué decir de esta experiencia?
Es normal experimentar los resentimientos, pues el corazón no se manda como la mano: pero es incorrecto cultivarlos, porque es envenenar las relaciones con los otros.
Para no volvernos homicidas desde nuestro interior, conviene a veces rayar la cancha frente al ofensor, siempre orar, y recibir los sacramentos.
† PARA LA REFLEXIÓN
1. ¿Cuál es la situación de la comunidad cristiana de entonces, que se refleja en este trozo bíblico?
2. ¿El texto da más prioridad a la vida de los hermanos/as o a la ley? Explica tu respuesta.
3. ¿Qué expresiones de este trozo bíblico te impactan más? ¿Por qué?
4. ¿Por qué este pasaje del Evangelio da tanta importancia a la reconciliación fraterna?
5. Si tienes que realizar una corrección fraterna, ¿qué actitudes fundamentales tomarías, teniendo en cuenta las enseñanzas del Evangelio de hoy?
El Evangelio de hoy manifiesta algo de la vida de las Iglesias Cristianas en el Norte de Palestina, hacia los años 80 de nuestra era. En ellas había un camino o método para la admisión y para exclusión de sus miembros, tomado de las tradiciones judías (cf. Lv 19,17; Si 10,6; Ez 33,1-9; Rm 12,19). Este itinerario establecía los siguientes pasos: primero, dialogar con el individuo; después, buscar algunos consejeros; finalmente, tratar el caso a nivel de la comunidad (cf. Mt 18,15-17).
Este trozo bíblico no crea ni establece normas o reglamentaciones: se siguen las ya existentes, porque varios cristianos procedían del judaísmo. El texto quiere principalmente invitar a hacer buen uso de esas normas, pues Jesús tuvo un comportamiento de ayuda hacia los "pequeños" (Mt 18,5.6.10.14).
b) Sentido
La Palabra de Dios se refiere al perdón de las ofensas o corrección fraterna. En este caso, ¿cómo actuar para que se logre una comunión más profunda con Dios y con los hermanos? ¿Qué actitudes tomar para que crezca el sentido comunitario y misionero del grupo? Se ofrecen dos sugerencias complementarias para el modo de proceder:
• Darle más importancia al amor que a las normas (Mt 18,15-17). Los pasos necesarios, para que no cunda la injusticia y se recupere el débil, han de estar invadidos por el amor de Cristo. Por ejemplo, conviene invitar al hermano a tomar conciencia de lo incorrecto en su vida, y exhortarlo al arrepentimiento (Mt 18,15; cf. Lv 19,17; 1 Co 9,19-22; 1 P 3,1); con uno o dos miembros más del grupo tratar con paciencia que el sujeto recalcitrante se convenza de su postura contraria al bien común (Mt 18,16); finalmente, y en caso excepcional, poner a esa débil persona en cuarentena en relación a la comunidad, esto es, a que viva un distanciamiento temporal, durante el cual no se junte con el grupo (Mt 18,17; cf. 11,19; 2 Ts 3,14; 1 Co 5,9.11).
• Invocar la presencia de Cristo en la oración (Mt 18,19-20). Jesús Resucitado desea estar en medio de los suyos para ayudarlos, sobre todo cuando tienen que decidir asuntos importantes relacionados con la vida, el amor y la justicia, como el caso evocado anteriormente (Mt 18,15-19). Esta acentuación de la presencia del Señor tiende no a que la comunidad se cierre sobre sí misma, sino a que se abra de manera más generosa al diálogo exterior, anunciando el Reinado de Dios en la tierra.
c) Leer la Biblia relativizando los rencores
En primer lugar, al leer un texto bíblico, descubrir cómo Jesús me llama a crecer en el amor.
Después, analizar el rencor más grande, que guardo en mi corazón.
Finalmente, pedir a Cristo que me ayude no a practicar el "perdonismo", es decir, una "reconciliación epidérmica", sino a amar responsablemente a los otros.
d) Los resentimientos y nuestra religiosidad
Los resentimientos son una especie de animadversión, rencor arraigado en el ánimo, deseo de venganza, el revolverse en contra de algo o de alguien que le ha dañado a uno, pero sin resolver adecuadamente el conflicto.
Cuando la gente experimenta resentimientos, piensa que está ofendiendo a Dios. ¿Qué decir de esta experiencia?
Es normal experimentar los resentimientos, pues el corazón no se manda como la mano: pero es incorrecto cultivarlos, porque es envenenar las relaciones con los otros.
Para no volvernos homicidas desde nuestro interior, conviene a veces rayar la cancha frente al ofensor, siempre orar, y recibir los sacramentos.
† PARA LA REFLEXIÓN
1. ¿Cuál es la situación de la comunidad cristiana de entonces, que se refleja en este trozo bíblico?
2. ¿El texto da más prioridad a la vida de los hermanos/as o a la ley? Explica tu respuesta.
3. ¿Qué expresiones de este trozo bíblico te impactan más? ¿Por qué?
4. ¿Por qué este pasaje del Evangelio da tanta importancia a la reconciliación fraterna?
5. Si tienes que realizar una corrección fraterna, ¿qué actitudes fundamentales tomarías, teniendo en cuenta las enseñanzas del Evangelio de hoy?
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