XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: CLAVES PARA ENTENDER EL EVANGELIO DE HOY: Muchas críticas son hechas a distancia

Publicado por Parroquia de la Granja Suarez

Situación de esta lectura. Como veíamos el domingo pasado, leemos tres parábolas casi seguidas en Mateo (las dos últimas, juntas), que tienen como escenario la viña. Si establecemos una comparación, la primera es la historia de unos jornaleros que lle-gan a trabajar a distintas horas; la segunda de dos hermanos, uno de buenas palabras, pero que hace lo que le da la gana y el otro que contesta dejándose llevar por el pronto, pero que obedece al padre; la tercera, que es la de hoy, es la historia de unos arrendatarios que se envalentonan con el propietario, maltratan a sus cobradores e incluso matan al hijo. Vemos, por tanto el crecimiento de un clima de tensión, que responde también a tres grupos de personas: tensión interna entre discípulos; tensión entre la obediencia (paganos) y la desobediencia (pueblo hebreo); tensión entre el proyecto de Dios con su pueblo y el proyecto de los dirigentes con un pueblo que no es suyo.

La claves para la lectura. Una parábola de Isaías se refiere a la viña, que es la casa de Israel. Jesús le da una vuelta y hablará de los dirigentes de la casa de Israel: los arrendatarios de esa viña. Las palabras de Jesús son muy crudas: los guías religioso-políticos se han sentado en sus puestos de mando y han tomado al pueblo como si fuese su viña. Sus órdenes son sagradas; sus enseñanzas, infalibles; los profetas, sus incordios... Ya se inventarán, directa o indirectamente, fuerzas represivas para tapar las bocas de los que se desmadran. Hay que conocer sus estrategias para no dejarse engañar:

• A unos les cierran la boca con cargos, honores o dinero • A otros, fomentando una piedad de la obediencia a los hombres: el que obedece nunca se equivoca, dicen. • A otros, con campañas de desprestigio, condenas y remoción de cargos. • A otros, intentan reducirlos con la tortura y, en último térmi-no con muertes ejemplares (para escarmiento de pícaros).

Jesús conoce esta dinámica de la historia y la desenmascara. Los evangelios nos presentan a un Jesús muy consciente de lo que le va a pasar y que, aun así, no se deja amilanar por el miedo, sino que es ca-paz de enfrentarse al cínico de esta manera. También los que se sientan en el poder son llamados.

Jesús no espeta estas verdades para insultar. Él es delicado y cariñoso, lleno de la misericordia del Padre e incapaz de odiar. Les habla por medio de una parábola. La parábola es una historia de otros y se recuerda con facilidad; puede ser siempre que la recordemos una llamada que nos haga pensar. Una invitación al cambio.

Hay personas que se quedan inquietas cuando dicen u oyen decir cosas gruesas a personas de respeto (aunque personas de respeto somos todos, ya nos entendemos). Tengamos en cuenta que todos nos hacemos responsables de nuestros silencios. No está nunca bien hablar con odio, y, desde luego es mejor decir las cosas con genio, aunque tampoco sea lo mejor, que de una manera suavona, que humilla y descalifica más. Pero hablar, hay que hablar y con deseo de poner las cosas en su sitio, sobre todo, poner los pobres en su sitio, en su sitio de hombres como los demás. Si todo el mundo dijese la verdad a los poderosos, no habría poderosos, porque les faltaría su corte de aduladores. Lo cierto es que el mejor modo de estar en comunión no es callarse, sino decir sencillamente la verdad. Si esto se hace poco en la sociedad civil, no podemos consentir que haya la misma actitud en la comunidad cristiana, porque debemos hacer que la comunidad cristiana sea en pequeño lo que deseamos que sea un día la convivencia de la humanidad entera.

El Evangelio Escuchad otra parábola: -Había una vez un propietario que plantó una vi-ña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia) envió criados suyos para percibir de los labradores los frutos que correspondían. Los labradores agarraron a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió entonces otros criados, más que, la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les envió a su hijo, diciéndose: A mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, se dije-ron: Este es el heredero: venga, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Lo agarraron, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Vamos a ver, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: -Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará su viña a otros que le entreguen los frutos a su tiempo. Jesús les dijo: -¿No habéis leído nunca aquello de la Escritura? La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto lo ha hecho el Señor : ¡qué maravilla para nosotros l (Sal 118,22-23) Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos. Además, el que caiga sobre esa piedra se estrellará, y si ella cae sobre alguno, lo hará trizas. Para nosotros hoy

Muchas críticas son hechas a distancia. Nos situamos fuera y juzgamos y eso no es bueno. Es fácil tirar piedras al tejado ajeno. La buena crítica es la que hacemos en familia, doliéndonos la situación e involucrándonos en la solución. Esto es como destejar la techumbre vieja de nuestra casa para renovarla.