XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: Homilía Sin Tapujos

Publicado por Sin Tapujos

Tema (Mt. 25,14-30)

Un hombre que viaja a tierras lejanas deja sus bienes confiados a administradores a uno cinco, a otro dos y a otro un talento. Tarda mucho y cuando vuelve recibe diez del primero, cuatro del segundo y el tercero devuelve el dinero que hasta entonces había tenido enterrado porque teme la severidad del dueño que siempre exige más de lo que siembra o deposita. El hombre se indigna, trata de perezoso a aquel administrador y ordena quitarle el talento y dárselo al que tiene diez, ordenando también su expulsión del elenco a su servicio.

Síntesis de la homilía

Mateo intenta vencer la pasividad de sus comunidades. La esperada vuelta del Señor no se ha producido. El tiempo ha desgastado el entusiasmo original. El compromiso con la construcción del reino ha disminuido. El Señor tarda demasiado. La primera afirmación es que el Señor vuelve. La segunda es que cada uno tiene distintas posibilidades y con ellas ha de trabajar para el servicio de todos. La tercera es que no hay excusa cuando comparándose con los otros uno juzga que posee pocas cualidades. (un talento equivalía a 34 kilos de oro) La cuarta es que el miedo es siempre malo y paralizante.

También nosotros frente a muchos acontecimientos de la vida diaria en que naufragan nuestras esperanzas y proyectos nos desanimamos y hasta nos parece inútil luchar y esforzarnos por un conjunto de valores a los que ya muy pocos dan importancia. ¡Cuántos hombres y mujeres han luchado por una sociedad mejor! Y han caído en el camino sin ver sus sueños realizados. Muchos, al precio de sus vidas. ¿Valdrá la pena? Una visión perfeccionista y superficial que juzga por el todo o nada nos lleva a concluir que nada ha cambiado ni cambiará. Un análisis más profundo nos lleva con frecuencia a valorar los esfuerzos realizados y apreciar los cambios lentos, pero reales. La preocupación no ha de ser puesta en la consecución de la meta sino en la autenticidad del trabajo con que se busca. Valorar los cinco, los dos, o el único talento disponible resulta fundamental. Esta actitud, además de darle sentido positivo a la vida, es para los cristianos la seguridad de que Dios está realmente comprometido con la historia de la humanidad que supera el decir popular de que “Dios pone la mano sólo de cuando en cuando”. A esa seguridad le llamamos fe, creer a Jesús y creer en el Dios revelado por él. Una fe que crece en la medida de nuestro compromiso por hacer de nuestra vida una búsqueda de la verdad, la justicia y el amor del reino.

La orden de quitar el talento al que no lo hizo rendir, contiene dos advertencias muy atendibles. “El amor desaloja al temor”, dice Juan. Y para Jesús el miedo es el peor consejero y la mayor señal de desconfianza en el Dios amor. Lo segundo es que no se trata de tener o no tener dones o cualidades sino de hacerlos producir frutos para el establecimiento del reinado de Dios. Y cuando más reales son esos frutos mejor utilización reciben los dones que se poseen.

Buscando coincidencias entre las lecturas

El Libro del los Proverbios a pesar de su pesimismo sobre la perfección de una mujer, concluye que los frutos de su dedicación merecen alabanza pública.

Pablo exhorta a no dormirse pensando que el Día del Señor nunca llegará porque siempre será sorpresa pero lo valioso será haber trabajado por él.

Mateo con la parábola de Jesús muestra que lo importante no es creerse o no poseedor de dones sino ponerlos al servicio de la comunidad-