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jueves, 11 de diciembre de 2008

III Domingo de Adviento - Ciclo B: Don Juan “no soy” (Jn 1,6-8.19-28)

Por Clemente Sobrado C.P.
Publicado por Pasionistas

Bueno, aparte de que es un domingo que nos invita a la alegría, nos encontramos con la figura de “Don Juan no yo no soy”. ¡Con lo que nos encanta a todos afirmar “soy yo”! En cambio Juan se define como el que no es, que tal vez sea la mejor definición de cada uno de nosotros.
El no es el Mesías.
El no es Elías.
El no es el Profeta.
¿No será un poco pesimista la experiencia que Juan tiene de sí mismo? Yo diría que todo lo contrario. Creo que es una de las mejores definiciones que podemos dar de nosotros mismos.

El no quiere parecerse a nadie. Quiere ser él mismo.

Ahí está nuestro problema. Porque todos nos queremos parecer a alguien importante.

Y todos, de alguna manera, queremos parecernos en algo a lo que los demás quieren y esperan de nosotros.

El no se parece a ningún otro personaje.

El no se parece a ninguna de las imágenes que los demás tienen de él.

El es lo que es.

Un simple testigo.

Un testigo y testimonio de la luz, aunque él no sea la luz.

El es el que anuncia a otro que viene detrás de él y es primero que él.

El es el que anuncia al que está en medio de nosotros y no le conocemos.

El no es él sino el que apunta con el dedo a Otro.

A él no le importa que no lo entiendan.

A él solo le importa que su figura despierte curiosidad, inquietud, para que descubran al que es de verdad: a Jesús.



La figura de Juan se identifica con su misión.

Ser y misión para él la misma cosa.

El se define a sí mismo no desde sí mismo sino desde el Otro.

Tiene conciencia de su ser. Pero tiene conciencia de que su ser no tendría sentido sin el Otro.

Hay aquí toda una elegancia de espíritu. Una elegancia de personalidad.

Juan no se pone a si primero. Para él, el primero es el Otro, Jesús.

Y es Jesús el que da sentido a su vida.

Sabe ponerse en su sitio. Sabe ocupar su espacio y no invade el espacio de Jesús.

Sabe reconocer la grandeza de su verdad. Una grandeza que le viene de la misión que se le ha encomendado. Como Pablo también Juan pudiera decir, a su manera: “Ya no soy yo sino que es Cristo en mí”.



Dos compromisos tiene que vivir Juan:

Ser testigo y testimonio de la luz.

Anunciar al que está en medio de nosotros y no le conocemos.



He ahí la verdadera identidad de cada cristiano:

No definirse desde sí mismo, sino desde su relación con Jesús.

Ser testigos y testimonio de la luz que viene de Jesús y del Evangelio.

Ser testigos y señalar y apuntar al que también hoy está en medio de nosotros, y a quien nosotros no conocemos.



Somos lo que llevamos de Cristo en nosotros por el Bautismo.

Somos en la medida en que asumimos la misión que Jesús nos ha encomendado: el anuncio del Evangelio.

Somos en la medida en que nuestras vidas dejan de pasar desapercibidas y llaman la atención y arrastran a los demás.

Somos en la medida en que somos capaces de hacer visible al Cristo que está presente e invisible en la Iglesia y en el mundo.



Nuestra verdadera talla nos viene de Cristo.

Nuestra verdadera medida nos la da Cristo.

Nuestra verdadera altura nos la da la misión.

Somos, en tanto nos identificamos con Cristo y en cuanto nuestro ser y nuestra misión terminan identificándose.



¿No es esta la verdadera identidad de la persona humana? Para ser necesitamos del otro. Para ser necesitamos de nuestra relación con los demás. Y donde los demás dejan de ser una sombra y un peligro para nosotros sino que nos ayudan a realizarnos como personas.

Oración

Señor: ¿Quiénes somos nosotros?
¿Qué responderíamos a cuantos nos pregunten por nuestra identidad?
¿Nuestras son capaces de despertar inquietud, preocupación en los demás

o son vidas anónimas y comunes que pasamos desapercibidos?
Hoy te pedimos, Señor, que también nosotros podamos definirnos en relación a Ti.
Podamos definirnos en relación a nuestra misión.
Que tengamos la elegancia de reconocer que los demás son más que nosotros.
Y que seamos esos testigos vivos que anuncian la luz y te señalan a Ti que vives de incógnito entre nosotros.

(Clemente Sobrado C.P.) www.iglesiaquecamina.com

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