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lunes, 12 de enero de 2009

España es un campo de batalla clave para el futuro de la iglesia

Rachel Donadio (traducción: Carmen Barcos)
New York Times

El colegio de educación primaria Macías Picavea no parece ser precisamente la sede para una revolución. Pero este edificio sencillo de ladrillo de una tranquila ciudad industrial se ha convertido en un campo de batalla en una guerra cada mayor entre la iglesia y el estado español.

En una decisión sin precedentes, un juez dictaminó en noviembre que el colegio público retirara los crucifijos que colgaban de las paredes de las aulas, alegando que violaban el carácter aconfesional del estado español.

Pese a que la Iglesia Católica Romana no fue llamada a declarar, criticó la decisión por considerarla un ataque “injusto” a un símbolo histórico y cultural, además de un indicio del secularismo militante cada vez más extendido del estado español.

Si la decisión del juez ha resultado ser el último golpe al poderoso control que la Iglesia Católica tuvo alguna vez en España, la respuesta de esta última ha puesto de manifiesto que España es un crisol para el futuro de las relaciones iglesia-estado en Europa.

Para el Papa Benedicto XVI, que ha apostado su papado de tres años a mantener a Europa católica, España, con un 90% de población católica y una rica historia, representa la última esperanza en un continente cada vez menos religioso.

Esa esperanza se está desvaneciendo rápidamente. Desde 2004, el gobierno socialista del presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha legalizado los matrimonios entre homosexuales y los divorcios rápidos, y está intentando ser más laxo en lo referente a las leyes sobre el aborto y la eutanasia.

En respuesta a ello, la iglesia y los católicos religiosos han ido retrocediendo, y han tratado de encontrar mayor eco en la vida pública. Como consecuencia, la iglesia se encuentra en una guerra abierta con el gobierno.

España como tal no sólo representa el pasado de la Iglesia Católica en Europa, sino probablemente el futuro: un país cada vez más secular con una fuerte oposición católica, o lo que Benedicto ha denominado una “minoría creativa”, reducida en número pero con una fe más ardiente.

La visión del país está en juego: ¿se unirá España al resto de la Europa secular o seguirá siendo el último bastión católico?

En palabras del reverendo Federico Lombardi en alusión a España: “existe una preocupación real sobre el tema; sería ingenuo negarlo. Se trata de un enclave fundamental en la confrontación de la iglesia con la secularización en Europa y en el mundo occidental”.

Con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia el 28 de diciembre, se calcula que 158.000 personas asistieron a una misa y se congregaron en Madrid a favor de la familia.

Parece ser que la manifestación fue más modesta que en pasadas ocasiones. Antes de las elecciones de 2007, la iglesia se metió en un buen lío cuando algunas de sus concentraciones fueron vistas como un apoyo al grupo de derechas de la oposición.

En la actualidad, los prelados españoles están haciendo grandes esfuerzos por mostrarse “a favor de la familia” en vez de hacerlo contra el gobierno, pero no deja de ser un equilibrio delicado.

Si la iglesia se convierte en una institución demasiado hostil para el gobierno, podría comprometer la logística y la financiación pública necesarias para que Madrid pueda albergar la Jornada Mundial de la Juventud en 2011, prevista por el Vaticano y que se celebra cada dos años, y que supone una elección de sede que subraya la atención que la iglesia presta a España.

En una entrevista que se realizó hace poco en Madrid al secretario general de la Conferencia Episcopal española, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, éste afirmaba que es importante que la iglesia “utilice todos los medios de que dispone para promover y defender sus derechos fundamentales”.

En referencia a la ley de 2005 que legaliza el matrimonio entre parejas homosexuales y la adopción, mencionó que es “muy extraña y muy irracional y muy injusta”.

Las implicaciones son mayores si cabe, puesto que España, con sus 42 millones de católicos, sigue siendo la referencia para Latinoamérica. Sudamérica sola tiene 324 millones de católicos, la concentración más grande del mundo.

A la iglesia también le preocupa que España pueda sentar precedente en la legislación de la Unión Europea. La semana pasada el Vaticano afirmó que reconsideraría su relación con la ley italiana para evitar de esta manera adherirse a las políticas sociales italianas y de la Unión Europea a las que se opone.

La iglesia también llena un vacío en el derecho español. El Partido Popular de centro-derecha está debilitado y nunca ha estado particularmente involucrado en asuntos religiosos.

Actualmente, uno de los oponentes de derechas más fervientes y persuasivos es una figura al estilo de Rush Limbaugh1: Federico Jiménez Losantos, un antiguo comunista convertido a la derecha y un profeso no creyente que presenta un programa matutino de radio en la Cope, la segunda cadena de radio más popular del país, que a su vez es propiedad de la Conferencia Episcopal española.

Con sus duras críticas de las políticas del Sr. Zapatero, es inevitable ver en el Sr. Losantos a la persona que aviva las llamas de las tensiones entre la iglesia y el estado.

El Sr. Losantos ha reconocido que su programa “crea problemas” entre los obispos y el gobierno. Pero al mismo tiempo, hay bastante gente de a pie que afirma: “menos mal que tenemos la Cope; al menos hay una cadena que hace oposición”.

La historia ocupa un lugar preponderante. Durante la Guerra Civil Española, desde 1936 a 1939, las fuerzas republicanas de izquierdas mataron a muchos clérigos. Pero durante la dictadura de cuatro décadas de Franco, el catolicismo fue la religión estatal oficial.

Hasta después de la muerte de Franco en 1975, las mujeres no podían abrir cuentas bancarias sin que sus padres o maridos firmaran los documentos de apertura de las mismas. Actualmente, ocupan muchos de los puestos políticos más importantes del país.

Según José María Contreras Mazarío, director de asuntos religiosos del Ministerio de Justicia: “España ha cambiado muy, muy deprisa. Actualmente, España no es católica teórica, cultural o políticamente”.

También comenta que en una sociedad cada vez más multicultural, el gobierno quiere revisar su definición de libertad religiosa de manera que se logre que todas las religiones sean iguales.

De hecho, muchos ven a la iglesia como una fuerza reaccionaria que está intentando retrasar al país.

“Después de Franco el ejército evolucionó”, afirma Carlos Parrado, presidente de la Asociación Escuela Laica, que fue quien presentó la demanda para que se retiraran las cruces del colegio de Valladolid. “La iglesia nunca evolucionó de esta manera”.

España representa en muchos sentidos “una profunda paradoja”, afirma George Weigel, un experto del Vaticano y biógrafo del Papa Juan Pablo II. “Por un lado, la antigua alianza altar y trono en España preparó mal a la iglesia para resistir a los huracanes de la modernidad, así que cuando el viento sopló tras la muerte de Franco, prácticamente todo quedó al borde del colapso. Por otro lado, es asombroso que muchos de los movimientos nuevos y de vital renovación y las nuevas comunidades católicas surgieran en España”.

El Opus Dei, fundado en España en 1928, cuenta con 30.000 miembros en España. Más del 70% de los españoles bautizan a sus hijos, pese a que menos del 30% asiste a misa con regularidad. A pesar de las políticas sociales del gobierno español, éste continúa aportando una financiación estatal significativa a colegios y hospitales católicos.

Hay quien afirma que este intenso debate beneficia a ambas partes: la iglesia puede alzar su voz y el gobierno puede cambiar de tema en lugar de hablar todo el tiempo de la crisis económica.

Está por ver cómo seguirán desarrollándose los debates. Según los medios de comunicación, los divorcios rápidos aún no han despegado, pero no por causa de la presión que pueda estar ejerciendo la iglesia, sino porque en tiempos duros como los que vivimos el divorcio es caro.

Elfriede Harth
Representante Europea de Catholics for Choice (Católicos por el Derecho a Decidir)

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