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martes, 20 de enero de 2009

¿Qué es la bioética?

Alfonso Llano Escobar, S.J.
Publicado por Mirada Global

Bogotá / Temas – Según el vocablo, Bioética, de origen griego (Bios = Vida y Ethos = ética), vendría a significar algo así como una ética de la vida, la responsabilidad ante el planeta Tierra y todo lo que contiene.

Según la intuición del ‘padre’ de la Bioética, Van Rensselaer Potter, bioquímico norteamericano de la Universidad de Madison en el Estado de Wisconsin, estudioso durante sesenta años del cáncer, muerto a los 90 años en 2001, Bioética, sería el puente epistemológico entre dos culturas: la cultura científica, representada por la biología, y la cultura humanista, encarnada en la ética. De este diálogo saldría (¿salió?) el conocimiento prudente para manejar el conocimiento científico, y la sabiduría para cuidar de la vida (toda vida, conocida con el neologismo ‘biota’) y del planeta Tierra, que la engendró, la alimenta y la acoge en su regazo.

La Bioética trabaja con un paradigma nuevo, fruto de la teoría de la evolución, el concepto de unidad dual evolutiva de todo ser viviente de la creación. Para la Bioética, la vida es un continuum unitario, complejo, evolutivo que se hizo conciencia y libertad en el hombre, y que está abierto hacia un futuro trascendente, concebido por Teilhard como El Punto Omega. Somos uno, fruto de la evolución, no dos sustancias complementarias, separables, como quisieron Platón en la antigüedad o Descartes padre de la Modernidad, que no conocieron la teoría evolutiva. Somos una unidad, dual, centrada en la conciencia y extrovertida en una materialidad; somos una conciencia interior con su exterioridad material, materia y espíritu, dos dimensiones, dos fases o rostros de un mismo ser, que se comunica con el resto de neuronas y seres conscientes e inconscientes por medio de millones de sinapsis, que posibilitan el intercambio de conocimientos y recuerdos.

La Bioética surgió en ambientes científicos y profanos, como una nueva ética, una nueva responsabilidad, en reacción valiente por la defensa de la humanidad y de la tierra; surgió como una protesta de la Tierra abusada y del Hombre herido por las investigaciones inhumanas y las guerras y guerrillas infames que diezmaron la población. Así, la Bioética aparece en escena en la década de los setenta, del siglo pasado, encarnada en hombres y mujeres científicos y humanistas que lanzaron un grito de alarma, despertando la responsabilidad (Jonas) y el impulso renovador, el élan vital (de Bergson y Teilhard) hacia un Punto Omega trascendente y absorbente, imán poderoso que atrae la evolución entera hacia el ‘más allá’. La Bioética, como centella luminosa brilló en tierra norteamericana, en institutos científicos y laboratorios, y en pocos años su luz iluminó el planeta entero.

Como método, la Bioética propicia aquí y allá, el diálogo interdisciplinario y creativo, para valorar, con referencia a un valor absoluto (la Dignidad de la Persona Humana) los problemas éticos, nuevos e insolubles por las éticas tradicionales y las morales religiosas que le precedieron.

En esta función valorativa, no privilegio de unos cuantos eticistas, sino posibilidad de toda clase de comisiones, comités, diálogos y conversatorios, simposios y congresos, unidos modesta y valientemente en deliberación y búsqueda de consensos en torno a los problemas gigantes que hoy plantea la biotecnología y la naturaleza herida en el Hombre contemporáneo.

Bioeticistas provenientes de España, los Estados Unidos, Puerto Rico, Cuba y Latino América, unidos con otros bioeticistas colombianos, durante cinco días, del 8 al 12 de septiembre pasado, en los bellos auditorios de Corferias, analizaron la ingente problemática que hoy tortura a Colombia y al mundo entero: la muerte, en especial la muerte violenta, los medios y la ética, las relaciones de la UNESCO con la Bioética, el calentamiento global, la eutanasia, la muerte digna, el aborto, el DNA, el VIH y el Sida, la genética, la Salud Pública y el Ministerio de la Protección Social -organizador de este Congreso de Bioética juntamente con el Centro Nacional de Bioética (CENALBE) y un par de Universidades de Bogotá, la Nueva Granada y el Rosario-, fueron desfilando por las mentes despiertas y ávidas de centenares de asistentes, ansiosos de asumir la responsabilidad por el futuro próximo y remoto de nuestros pueblos y tierras.
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Alfonso Llano Escobar, S.J es sacerdote jesuita. Director del CENALBE- Centro Nacional de Bioética, Colombia.

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