Reflexiones de un Obispo sobre las Instituciones Eclesiásticas Actuales.

Publicado por Reflexion y liberación

Don Clemente Isnard es un sobreviviente de aquel grupo de obispos latinoamericanos que hicieron Medellín y Puebla, y que, sobretodo, vivieron lo que se expresó en esos documentos. En la historia estará asociado a ellos. Su papel fue importante siempre. Y frecuentemente decisivo al frente de la Comisión de Liturgia de la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos Brasileños), con la cual llegó a ser identificado. Ejerció diversos mandatos en el Celam y en la CNBB. Realizó en su diócesis de Nueva Friburgo el modelo de Obispo que fue propuesto en las Conferencias del Celam.


Pasados los 90 años de edad, Dom Clemente conserva toda su lucidez y se cuestiona como participar todavía de acuerdo a sus medios en la búsqueda de la Iglesia de Medellín y de Puebla. He aquí algunos de sus pensamientos y reflexiones hechas sobre su larga experiencia pastoral.


Don Clemente escribe con moderación, equilibrio y tranquilidad, como buen benedictino que es, lo que da más valor a sus reflexiones. Lo que él expresa ya fue dicho publicado varias veces. Pero el hecho de que esas cosas sean dichas por un obispo les confiere un mayor peso.


Don Clemente expresa lo que muchos obispos piensan pero no pueden decir. El sabe que la edad le confiere una inmunidad que no se conoce antes de ser jubilado. Uno de los beneficios de la disposición de Pablo VI que determinó que los obispos presentasen su renuncia a los 75 años, es justamente éste: los obispos jubilados todavía disponen de muchos años de una libertad que no conocieron antes. Pueden dar testimonio de su experiencia persona.

En la Iglesia romana el peso de la burocracia es grande. Como en cualquier burocracia, las nuevas ideas penetran difícilmente. La burocracia recibe solamente las informaciones que la confirman en su pasividad. La regla es: nunca emitir opiniones que podrían perjudicar la carrera.


Sin embargo, frente a la repetición incesante de las mismas reflexiones, puede acontecer un día que se abran algunas puertas.


Frente a la excesiva concentración de los poderes en Roma, es bueno que algunos obispos tengan el coraje de decir lo que piensan. Ellos tienen poca probabilidad de ser escuchados, pero por lo menos su palabra queda como testimonio para las futuras generaciones.


La comunión con las dos especies fue una aspiración emitida ya en el siglo XIII. Más de 600 años después, el Concilio Vaticano II abrió la puerta. Sin embargo, era un asunto de poca importancia. Por eso es probable que las aspiraciones mencionadas por Don Clemente tengan que esperar 1000 años o más. Pero repitiendo siempre la misma cosa durante 1000 años, un día se conseguirá la respuesta. ¡Paciencia y perseverancia!



P. José Comblin / Joao Pessoa PB, Brasil.

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