Las certezas científicas sobre una triple conjunción de estrella que movilizó a esos sabios a buscar al Mesías recién nacido. Cómo el relato evangélico se modificó para dar exactitudes de cantidad, nombres y de que uno era negro.
La existencia de los reyes magos que llevaron regalos al Jesús niño es todavía una incógnita, más allá de los indicios que demuestran los evangelios y recientes descubrimientos arqueológicos que pueden confirmar que el tradicional relato cristiano tiene certeza histórica.
"El evangelio de san Mateo habla de unos magos que vinieron de oriente. El texto bíblico no habla de reyes ni menciona el número de tres. Dice simplemente que eran un número indeterminado de magos", aclaró el sacerdote Luis Rivas.
El exegeta bíblico explicó que "en la antigüedad se llamaba 'magos' -'magoi' en griego- a los sabios persas y babilonios que se dedicaban al estudio de la astronomía y la astrología", y precisó que "el relato del evangelio dice que estos vieron una estrella particularmente luminosa en el cielo que indicaba el nacimiento del rey de los judíos".
Pero ese dato tiene constatación científica, dado que el hallazgo de una tabla con anotaciones neobabilónicas de escritura cuneiforme revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 antes de la era cristiana, fecha aproximada en la que se cree nació realmente el Jesucristo histórico.
La pieza –hoy conservada en el Museo estatal de Berlín- fue encontrada en las ruinas de un templo del sol en Sippar, antigua ciudad ubicada en la confluencia del Tigris y el Éufrates, a unos cien kilómetros al norte de Babilonia.
El rabino Isaac Abravanel (1437-1508) refirió a esa teoría cósmica-religiosa, a la que también se sumó Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, quien en 1603 aseguró que el evangelio se refería a aquella conjunción astral.
Sin embargo, fue el erudito alemán Schanabel quien en 1925 confirmó que la tabla neobabilónica demostraba que la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 antes de Cristo, en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre.
Además, según sus cálculos matemáticos, esa triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad del evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace verosímil la decisión de los magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar –según la tradición judía- al Mesías recién nacido.
Asimismo, la triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica la aparición y la desaparición de la estrella. También que la intensa luz podía verse al mirar hacia el sur, de modo que los magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, "delante de ellos".
Monseñor Rivas consideró, en cambio, que el evangelista relató en "forma pintoresca" el hecho de que los paganos tuvieron conocimiento del nacimiento de Jesús y fueran a rendirle homenaje, y recordó que en las misas del 6 de enero se leen textos bíblicos, uno de Isaías y un Salmo, que hablan de la peregrinación de los pueblos, con sus reyes a la cabeza, para ofrecer dones a Dios.
"La tradición posterior mezcló los datos del libro del profeta Isaías y de los Salmos con los datos del Evangelio, y se llegó a decir que los que vinieron con regalos para Jesús eran reyes", puntualizó el especialista.
Tras afirmar que luego se intentó fijar el número de estos "reyes-magos", reconoció que "el número fue cambiando con el correr del tiempo, hasta llegar al número de tres" y que también "le pusieron nombres, que fueron diferentes según los tiempos y lugares. Hoy se los llama Melchor, Gaspar y Baltasar, y se dice que uno de ellos era negro".
A pesar de que sostuvo que "en el evangelio, todo esto fue añadido por fantasía", monseñor Rivas estimó que "debe conservarse la hermosa costumbre de ofrecer regalos a los niños en la noche del 5 al 6 de enero. Así como los magos llevaron regalos a Jesús recién nacido, todos reconocemos que en los niños también se nos está revelando Jesús, y por medio de ellos le ofrecemos regalos".
La existencia de los reyes magos que llevaron regalos al Jesús niño es todavía una incógnita, más allá de los indicios que demuestran los evangelios y recientes descubrimientos arqueológicos que pueden confirmar que el tradicional relato cristiano tiene certeza histórica.
"El evangelio de san Mateo habla de unos magos que vinieron de oriente. El texto bíblico no habla de reyes ni menciona el número de tres. Dice simplemente que eran un número indeterminado de magos", aclaró el sacerdote Luis Rivas.
El exegeta bíblico explicó que "en la antigüedad se llamaba 'magos' -'magoi' en griego- a los sabios persas y babilonios que se dedicaban al estudio de la astronomía y la astrología", y precisó que "el relato del evangelio dice que estos vieron una estrella particularmente luminosa en el cielo que indicaba el nacimiento del rey de los judíos".
Pero ese dato tiene constatación científica, dado que el hallazgo de una tabla con anotaciones neobabilónicas de escritura cuneiforme revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 antes de la era cristiana, fecha aproximada en la que se cree nació realmente el Jesucristo histórico.
La pieza –hoy conservada en el Museo estatal de Berlín- fue encontrada en las ruinas de un templo del sol en Sippar, antigua ciudad ubicada en la confluencia del Tigris y el Éufrates, a unos cien kilómetros al norte de Babilonia.
El rabino Isaac Abravanel (1437-1508) refirió a esa teoría cósmica-religiosa, a la que también se sumó Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, quien en 1603 aseguró que el evangelio se refería a aquella conjunción astral.
Sin embargo, fue el erudito alemán Schanabel quien en 1925 confirmó que la tabla neobabilónica demostraba que la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 antes de Cristo, en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre.
Además, según sus cálculos matemáticos, esa triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad del evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace verosímil la decisión de los magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar –según la tradición judía- al Mesías recién nacido.
Asimismo, la triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica la aparición y la desaparición de la estrella. También que la intensa luz podía verse al mirar hacia el sur, de modo que los magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, "delante de ellos".
Monseñor Rivas consideró, en cambio, que el evangelista relató en "forma pintoresca" el hecho de que los paganos tuvieron conocimiento del nacimiento de Jesús y fueran a rendirle homenaje, y recordó que en las misas del 6 de enero se leen textos bíblicos, uno de Isaías y un Salmo, que hablan de la peregrinación de los pueblos, con sus reyes a la cabeza, para ofrecer dones a Dios.
"La tradición posterior mezcló los datos del libro del profeta Isaías y de los Salmos con los datos del Evangelio, y se llegó a decir que los que vinieron con regalos para Jesús eran reyes", puntualizó el especialista.
Tras afirmar que luego se intentó fijar el número de estos "reyes-magos", reconoció que "el número fue cambiando con el correr del tiempo, hasta llegar al número de tres" y que también "le pusieron nombres, que fueron diferentes según los tiempos y lugares. Hoy se los llama Melchor, Gaspar y Baltasar, y se dice que uno de ellos era negro".
A pesar de que sostuvo que "en el evangelio, todo esto fue añadido por fantasía", monseñor Rivas estimó que "debe conservarse la hermosa costumbre de ofrecer regalos a los niños en la noche del 5 al 6 de enero. Así como los magos llevaron regalos a Jesús recién nacido, todos reconocemos que en los niños también se nos está revelando Jesús, y por medio de ellos le ofrecemos regalos".
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