1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una clave de lectura:
El texto del Evangelio de este domingo trata dos temas mezclándolos: describe la curación de un paralítico y habla de la discusión que tuvo Jesús con los doctores de la ley o escribas sobre el perdón de los pecados.
b) División del texto para ayudar a la lectura:
Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y Jesús anuncia la Palabra.
Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de sus pecados.
Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes del poder.
Marcos 2,8-11: Para probar quién tiene el poder de perdonar, Jesús cura al paralítico
Marcos 2,12: La reacción del pueblo: “Jamás vimos cosa parecida”
c) El texto:
Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra.
Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?»
Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'»
Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Qué punto de este texto os ha gustado más y cual ha llamado más vuestra atención?
b) ¿En qué consiste el conflicto entre Jesús y los escribas? ¿Dónde acaece y quién lo provoca? ¿Cuál es la causa?
c) ¿Qué nos revela este texto sobre Jesús y su Padre Dios?
d) ¿Existe conexión entre enfermedad y pecado? ¿Qué opináis?
e) ¿Cuál es el mensaje de este texto para las comunidades del tiempo de Marcos y para nosotros hoy?
5. Una clave de lectura
para aquellos que quieran profundizar más en el tema.
a) El contexto en el cual se encuentra el texto del Evangelio de Marcos
* En Mc 1,1-15, Marcos ha mostrado cómo la Buena Nueva debe ser preparada y divulgada. Y en seguida, en Mc 1,16-45, enseña cuál es el objetivo de la Buena Nueva y cuál es la misión de la comunidad. Ahora, en el capítulo 2, se muestra cómo el anuncio de la Buena Nueva, cuando se hace con fidelidad, es fuente de conflictos. En Mc 2,1-3,6, están representados cinco conflictos provocados contra Jesús por el anuncio de la Buena Nueva de Dios.
* En los años setenta, tiempo en el que Marcos escribe, el anuncio de la Buena Nueva había creado muchos conflictos a las nuevas comunidades. Estas no siempre sabían cómo afrontarlos y qué responder a las acusaciones de los romanos o judíos. El recuento de los cinco conflictos servía como manual de orientación.
b) Comentario
* Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y quiere escuchar la Palabra de Dios.
Jesús está regresando a casa. El pueblo lo busca. Mucha gente se reúne delante de la puerta. Jesús acoge a todos y Marcos dice que Él anuncia la Palabra al pueblo. Muchas veces Marcos informa que Jesús anuncia la Palabra al pueblo (Mc 1,21,22.27.39; 2,2.13; 4,1; 6,2.6.34; etc.). Pero pocas veces dice qué es lo que decía Jesús. ¿Qué enseñaba Jesús al pueblo? Él hablaba de Dios y usaba para esto ejemplos de la vida (parábolas) e historias del pueblo (Biblia). Hablaba partiendo de la experiencia que Él mismo tenía de Dios. Jesús vivía en Dios. El pueblo lo escuchaba con gusto (Mc 1,22.27). Sus palabras tocaban el corazón. A partir de la predicación de Jesús, Dios en vez de ser un juez severo que amenazaba castigo e infierno, se convertía en una presencia amiga, una Buena Noticia para el pueblo.
* Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de los pecados.
Mientras Jesús está hablando llega un paralítico, llevado por cuatro personas. Jesús es la única esperanza para ellos. Suben sobre el terrado, lo descubren y descuelgan al paralítico delante de Jesús. Señal de mucha solidaridad. Jesús, vista su fe, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. En aquellos tiempos la gente pensaba que los defectos físicos, como la parálisis, fuesen castigos de Dios a causa de algún pecado. Los doctores enseñaban que tal persona era impura, incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres, los paralíticos y tantos otros, se sentían rechazados por Dios. Pero Jesús no pensaba así. Él pensaba lo contrario. Aquella fe tan grande del paralítico y de sus compañeros era señal de que aquel hombre estaba en paz con Dios, acogido por Él. Por esto Jesús declara: Tus pecados te son perdonados. Esto es: “Tú no estás lejos de Dios”. Con esta afirmación Jesús negaba que la enfermedad fuese un castigo por el pecado de aquel hombre.
* Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes.
La afirmación de Jesús no andaba de acuerdo con la idea que los doctores de la ley tenían de Dios. Por esto reaccionan y acusan a Jesús: ¡Este blasfema! Según su doctrina sólo Dios podía perdonar los pecados. Y solamente el sacerdote podía declarar a una persona perdonada y purificada. ¿Cómo es que Jesús de Nazaret, hombre sin estudios, simple trabajador, carpintero, podía declarar a las personas perdonadas y purificadas del pecado? Además de esto, deben haber pensado: ¡Si fuese verdad lo que Jesús está diciendo, arriesgamos perder el poder y la razón de ser!¡ Perdemos nuestra fuente de ganancias!
* Marcos, 2,8-11: Jesús cura para probar que tiene poder de perdonar los pecados.
Jesús sabía que lo condenaban. Por esto pregunta: ¿Qué cosa es más fácil, decir al paralítico “Te son perdonados tus pecados”, o decir, “Levántate, toma tu camilla y vete”? Evidentemente es mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Porque ninguno puede verificar si el pecado ha quedado perdonado o no. Pero si yo le digo: “Levántate y anda”, aquí sí pueden todos verificar si tengo o no el poder de curar. Así, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dice al paralítico: “¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Curó a aquella persona. Probó que la parálisis no es un castigo de Dios y que la fe de los pobres es señal de que Dios lo había ya acogido en su amor.
* Marcos, 2,12: La reacción del pueblo: Jamás hemos visto cosa parecida.
El paralítico se levanta, prende su camilla y se va: y todos exclaman: ¡Jamás hemos visto cosa parecida! Es claro el sentido del milagro: 1)Los enfermos no deben pensar que Dios les está castigando por cualquier pecado. 2) Jesús abrió un nuevo camino hacia Dios. Lo que la religión del tiempo llamaba impureza, no era ya un impedimento para que la persona se acercase a Dios. 3) El rostro de Dios que se revela a través de la conducta de Jesús es muy diferente del rostro severo del dios revelado por la conducta de los doctores.
c) Ampliando conocimientos
Los cinco conflictos recogidos por Marcos
* Los temas del conflicto: Los conflictos giran en torno a los temas fundamentales de la religión de la época: el perdón de los pecados, la comunión de la mesa con los pecadores, la práctica del ayuno, la observancia del sábado, la práctica de la medicina o curación de las personas en día de sábado.
* Los adversarios de Jesús: Los escribas representaban la doctrina religiosa, la catequesis. Los fariseos representaban las leyes , las prácticas religiosas, sobre todo aquéllas que tenían relación con la observancia del puro/impuro. Los discípulos de Juan Bautista representaban las otras tendencias mesiánicas. Los herodianos representaban el gobierno de la Galilea. Herodes Antipas gobernaba ya ¡desde hacía treinta años! (4 aC – 39dC). Era, por así decirlo, el patrón de Galilea.
* Causas del conflicto: El primero tiene que ver con la relación con Dios: perdón de los pecados. El segundo con las relaciones con las personas: comer con los pecadores. El tercero con los usos religiosos: observancia del ayuno. El cuarto con la observancia de la ley de Dios: el sábado. Estos cuatro conflictos son provocados por otros contra Jesús. El quinto: provocado por el mismo Jesús, muestra la gravedad del conflicto entre la religión de su tiempo y Él.
Pecado y enfermedad
En aquel tiempo se enseñaba que todo sufrimiento era fruto del pecado. De frente al ciego de nacimiento, Pedro preguntó: “¿Quien ha pecado, él o sus padres para que él naciese ciego?” (Jn 9, 1,3). Jesús respondió: “Ni él ni sus padres”. Jesús separa el pecado de la persona enferma. No permite que se use la religión para decir al paralítico: ¡Tú eres un pecador! Jesús afirma lo contrario: ¡Tú no eres un pecador! Dios te acoge, aunque seas paralítico. ¡Tu enfermedad no es fruto de tu pecado! ¡Tener el valor de afirmarlo así delante de las autoridades; era una revolución! Un cambio muy grande. El pueblo se entusiasmaba con Jesús, porque les hacía ser más libre. Este es un lado de la medalla. Pero hay otro lado. Tanto hoy como ayer, muchas dolencias o sufrimientos, de hecho, son fruto de algún pecado. Por ejemplo, el sufrimiento de la madre que llora la matanza de su hijo. También Jesús tiene algo que decir sobre este punto. Una vez en Jerusalén cayó una torre y mató a dieciocho personas (Lc 13,4). En otras circunstancias Pilato masacró a un grupo de galileos y mezcló su sangre con la sangre de los sacrificios (Lc 13,1). Jesús pregunta: “¿Creéis que ellos eran más pecadores que los otros habitantes de Jerusalén? Yo os digo que no, y que, si no hiciéreis penitencia, todos pereceréis del mismo modo.” (Lc 13, 2.4). Jesús transformó los males en una llamada a la conversión y al cambio. Pero no hubo arrepentimiento ni cambio y, cuarenta años después, en el año 70, Jerusalén fue destruída: ¡muchas torres cayeron y mucha sangre se esparció! Aun hoy, muchos de los males que sufrimos no son una fatalidad, sino una consecuencia de acciones pecaminosas. Otros males son fruto de la cultura. Otros son fruto del sistema neo-liberal que nos han impuesto y que nos oprime. Por esto los males que sufrimos son una llamada a la conversión. Una llamada a nuestra responsabilidad. Lo que entró en el mundo como fruto de acciones libres para realizar el mal, puede ser expulsado a través de acciones libres para el bien.
6. Salmo 32 (31)
La confesión y la fe liberan del pecado
¡Dichoso al que perdonan su culpa
y queda cubierto su pecado!
Dichoso el hombre a quien Yahvé
no le imputa delito,
y no hay fraude en su interior.
Guardaba silencio y se consumía mi cuerpo,
cansado de gemir todo el día,
pues descargabas día y noche
tu mano sobre mí;
mi corazón cambiaba como un campo
que sufre los ardores del estío.
Reconocí mi pecado
y no te oculté mi culpa;
me dije: «Confesaré
a Yahvé mis rebeldías».
Y tú absolviste mi culpa,
perdonaste mi pecado.
Por eso, quien te ama te suplica
llegada la hora de la angustia.
Y aunque aguas caudalosas se desborden
jamás le alcanzarán.
Tú eres mi cobijo,
me guardas de la angustia,
me rodeas para salvarme.
«Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir;
sin quitarte los ojos de encima, seré tu consejero».
No seas lo mismo que caballo o mulo sin sentido,
rienda y freno hacen falta para domar su brío.
Copiosas son las penas del malvado,
mas a quien confía en Yahvé lo protege su amor.
¡Alegraos en Yahvé, justos, exultad,
gritad de gozo los de recto corazón!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una clave de lectura:
El texto del Evangelio de este domingo trata dos temas mezclándolos: describe la curación de un paralítico y habla de la discusión que tuvo Jesús con los doctores de la ley o escribas sobre el perdón de los pecados.
b) División del texto para ayudar a la lectura:
Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y Jesús anuncia la Palabra.
Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de sus pecados.
Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes del poder.
Marcos 2,8-11: Para probar quién tiene el poder de perdonar, Jesús cura al paralítico
Marcos 2,12: La reacción del pueblo: “Jamás vimos cosa parecida”
c) El texto:
Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra.
Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?»
Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate, toma tu camilla y anda?' Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: `A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.'»
Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Qué punto de este texto os ha gustado más y cual ha llamado más vuestra atención?
b) ¿En qué consiste el conflicto entre Jesús y los escribas? ¿Dónde acaece y quién lo provoca? ¿Cuál es la causa?
c) ¿Qué nos revela este texto sobre Jesús y su Padre Dios?
d) ¿Existe conexión entre enfermedad y pecado? ¿Qué opináis?
e) ¿Cuál es el mensaje de este texto para las comunidades del tiempo de Marcos y para nosotros hoy?
5. Una clave de lectura
para aquellos que quieran profundizar más en el tema.
a) El contexto en el cual se encuentra el texto del Evangelio de Marcos
* En Mc 1,1-15, Marcos ha mostrado cómo la Buena Nueva debe ser preparada y divulgada. Y en seguida, en Mc 1,16-45, enseña cuál es el objetivo de la Buena Nueva y cuál es la misión de la comunidad. Ahora, en el capítulo 2, se muestra cómo el anuncio de la Buena Nueva, cuando se hace con fidelidad, es fuente de conflictos. En Mc 2,1-3,6, están representados cinco conflictos provocados contra Jesús por el anuncio de la Buena Nueva de Dios.
* En los años setenta, tiempo en el que Marcos escribe, el anuncio de la Buena Nueva había creado muchos conflictos a las nuevas comunidades. Estas no siempre sabían cómo afrontarlos y qué responder a las acusaciones de los romanos o judíos. El recuento de los cinco conflictos servía como manual de orientación.
b) Comentario
* Marcos 2,1-2: El pueblo busca a Jesús y quiere escuchar la Palabra de Dios.
Jesús está regresando a casa. El pueblo lo busca. Mucha gente se reúne delante de la puerta. Jesús acoge a todos y Marcos dice que Él anuncia la Palabra al pueblo. Muchas veces Marcos informa que Jesús anuncia la Palabra al pueblo (Mc 1,21,22.27.39; 2,2.13; 4,1; 6,2.6.34; etc.). Pero pocas veces dice qué es lo que decía Jesús. ¿Qué enseñaba Jesús al pueblo? Él hablaba de Dios y usaba para esto ejemplos de la vida (parábolas) e historias del pueblo (Biblia). Hablaba partiendo de la experiencia que Él mismo tenía de Dios. Jesús vivía en Dios. El pueblo lo escuchaba con gusto (Mc 1,22.27). Sus palabras tocaban el corazón. A partir de la predicación de Jesús, Dios en vez de ser un juez severo que amenazaba castigo e infierno, se convertía en una presencia amiga, una Buena Noticia para el pueblo.
* Marcos 2,3-5: La fe del paralítico y de sus amigos obtienen el perdón de los pecados.
Mientras Jesús está hablando llega un paralítico, llevado por cuatro personas. Jesús es la única esperanza para ellos. Suben sobre el terrado, lo descubren y descuelgan al paralítico delante de Jesús. Señal de mucha solidaridad. Jesús, vista su fe, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. En aquellos tiempos la gente pensaba que los defectos físicos, como la parálisis, fuesen castigos de Dios a causa de algún pecado. Los doctores enseñaban que tal persona era impura, incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, los pobres, los paralíticos y tantos otros, se sentían rechazados por Dios. Pero Jesús no pensaba así. Él pensaba lo contrario. Aquella fe tan grande del paralítico y de sus compañeros era señal de que aquel hombre estaba en paz con Dios, acogido por Él. Por esto Jesús declara: Tus pecados te son perdonados. Esto es: “Tú no estás lejos de Dios”. Con esta afirmación Jesús negaba que la enfermedad fuese un castigo por el pecado de aquel hombre.
* Marcos 2,6-7: Jesús es acusado de blasfemar por los jefes.
La afirmación de Jesús no andaba de acuerdo con la idea que los doctores de la ley tenían de Dios. Por esto reaccionan y acusan a Jesús: ¡Este blasfema! Según su doctrina sólo Dios podía perdonar los pecados. Y solamente el sacerdote podía declarar a una persona perdonada y purificada. ¿Cómo es que Jesús de Nazaret, hombre sin estudios, simple trabajador, carpintero, podía declarar a las personas perdonadas y purificadas del pecado? Además de esto, deben haber pensado: ¡Si fuese verdad lo que Jesús está diciendo, arriesgamos perder el poder y la razón de ser!¡ Perdemos nuestra fuente de ganancias!
* Marcos, 2,8-11: Jesús cura para probar que tiene poder de perdonar los pecados.
Jesús sabía que lo condenaban. Por esto pregunta: ¿Qué cosa es más fácil, decir al paralítico “Te son perdonados tus pecados”, o decir, “Levántate, toma tu camilla y vete”? Evidentemente es mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Porque ninguno puede verificar si el pecado ha quedado perdonado o no. Pero si yo le digo: “Levántate y anda”, aquí sí pueden todos verificar si tengo o no el poder de curar. Así, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados en nombre de Dios, Jesús dice al paralítico: “¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Curó a aquella persona. Probó que la parálisis no es un castigo de Dios y que la fe de los pobres es señal de que Dios lo había ya acogido en su amor.
* Marcos, 2,12: La reacción del pueblo: Jamás hemos visto cosa parecida.
El paralítico se levanta, prende su camilla y se va: y todos exclaman: ¡Jamás hemos visto cosa parecida! Es claro el sentido del milagro: 1)Los enfermos no deben pensar que Dios les está castigando por cualquier pecado. 2) Jesús abrió un nuevo camino hacia Dios. Lo que la religión del tiempo llamaba impureza, no era ya un impedimento para que la persona se acercase a Dios. 3) El rostro de Dios que se revela a través de la conducta de Jesús es muy diferente del rostro severo del dios revelado por la conducta de los doctores.
c) Ampliando conocimientos
Los cinco conflictos recogidos por Marcos
* Los temas del conflicto: Los conflictos giran en torno a los temas fundamentales de la religión de la época: el perdón de los pecados, la comunión de la mesa con los pecadores, la práctica del ayuno, la observancia del sábado, la práctica de la medicina o curación de las personas en día de sábado.
* Los adversarios de Jesús: Los escribas representaban la doctrina religiosa, la catequesis. Los fariseos representaban las leyes , las prácticas religiosas, sobre todo aquéllas que tenían relación con la observancia del puro/impuro. Los discípulos de Juan Bautista representaban las otras tendencias mesiánicas. Los herodianos representaban el gobierno de la Galilea. Herodes Antipas gobernaba ya ¡desde hacía treinta años! (4 aC – 39dC). Era, por así decirlo, el patrón de Galilea.
* Causas del conflicto: El primero tiene que ver con la relación con Dios: perdón de los pecados. El segundo con las relaciones con las personas: comer con los pecadores. El tercero con los usos religiosos: observancia del ayuno. El cuarto con la observancia de la ley de Dios: el sábado. Estos cuatro conflictos son provocados por otros contra Jesús. El quinto: provocado por el mismo Jesús, muestra la gravedad del conflicto entre la religión de su tiempo y Él.
Pecado y enfermedad
En aquel tiempo se enseñaba que todo sufrimiento era fruto del pecado. De frente al ciego de nacimiento, Pedro preguntó: “¿Quien ha pecado, él o sus padres para que él naciese ciego?” (Jn 9, 1,3). Jesús respondió: “Ni él ni sus padres”. Jesús separa el pecado de la persona enferma. No permite que se use la religión para decir al paralítico: ¡Tú eres un pecador! Jesús afirma lo contrario: ¡Tú no eres un pecador! Dios te acoge, aunque seas paralítico. ¡Tu enfermedad no es fruto de tu pecado! ¡Tener el valor de afirmarlo así delante de las autoridades; era una revolución! Un cambio muy grande. El pueblo se entusiasmaba con Jesús, porque les hacía ser más libre. Este es un lado de la medalla. Pero hay otro lado. Tanto hoy como ayer, muchas dolencias o sufrimientos, de hecho, son fruto de algún pecado. Por ejemplo, el sufrimiento de la madre que llora la matanza de su hijo. También Jesús tiene algo que decir sobre este punto. Una vez en Jerusalén cayó una torre y mató a dieciocho personas (Lc 13,4). En otras circunstancias Pilato masacró a un grupo de galileos y mezcló su sangre con la sangre de los sacrificios (Lc 13,1). Jesús pregunta: “¿Creéis que ellos eran más pecadores que los otros habitantes de Jerusalén? Yo os digo que no, y que, si no hiciéreis penitencia, todos pereceréis del mismo modo.” (Lc 13, 2.4). Jesús transformó los males en una llamada a la conversión y al cambio. Pero no hubo arrepentimiento ni cambio y, cuarenta años después, en el año 70, Jerusalén fue destruída: ¡muchas torres cayeron y mucha sangre se esparció! Aun hoy, muchos de los males que sufrimos no son una fatalidad, sino una consecuencia de acciones pecaminosas. Otros males son fruto de la cultura. Otros son fruto del sistema neo-liberal que nos han impuesto y que nos oprime. Por esto los males que sufrimos son una llamada a la conversión. Una llamada a nuestra responsabilidad. Lo que entró en el mundo como fruto de acciones libres para realizar el mal, puede ser expulsado a través de acciones libres para el bien.
6. Salmo 32 (31)
La confesión y la fe liberan del pecado
¡Dichoso al que perdonan su culpa
y queda cubierto su pecado!
Dichoso el hombre a quien Yahvé
no le imputa delito,
y no hay fraude en su interior.
Guardaba silencio y se consumía mi cuerpo,
cansado de gemir todo el día,
pues descargabas día y noche
tu mano sobre mí;
mi corazón cambiaba como un campo
que sufre los ardores del estío.
Reconocí mi pecado
y no te oculté mi culpa;
me dije: «Confesaré
a Yahvé mis rebeldías».
Y tú absolviste mi culpa,
perdonaste mi pecado.
Por eso, quien te ama te suplica
llegada la hora de la angustia.
Y aunque aguas caudalosas se desborden
jamás le alcanzarán.
Tú eres mi cobijo,
me guardas de la angustia,
me rodeas para salvarme.
«Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir;
sin quitarte los ojos de encima, seré tu consejero».
No seas lo mismo que caballo o mulo sin sentido,
rienda y freno hacen falta para domar su brío.
Copiosas son las penas del malvado,
mas a quien confía en Yahvé lo protege su amor.
¡Alegraos en Yahvé, justos, exultad,
gritad de gozo los de recto corazón!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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