Publicado por El Blog de X. Pikaza
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Pablo en Antioquía según Hechos.
Lucas había citado la misión de Pablo en Damasco (aunque ignore la de Arabia), poniendo de relieve la persecución y el hecho de que Pablo tuviera que huir de la ciudad, y que después, amenazado por los judíos helenistas, los «hermanos», es decir, los cristianos de Jerusalén, le «invitaron» a dejar la ciudad, mandándole a Tarso (cf. Hch 9, 24-30). Resulta evidente que esta versión ha sido «adornada» por Lucas, pero sirve para introducir la misión de Pablo en Antioquía un acontecimiento fundamental en el comienzo de la Iglesia:
(Entre los cristianos helenistas, expulsados de Jerusalén….) había unos hombres de Chipre y de Cirene, que entraron en Antioquía y hablaron a los griegos (=paganos) anunciándoles la buena nueva de que Jesús es el Señor… Llegaron noticias de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuese hasta Antioquía. Cuando él llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con corazón firme permaneciesen en el Señor; porque Bernabé era bueno y estaba lleno del Espíritu Santo y de fe… Después partió Bernabé a Tarso para buscar a Saulo, y cuando le encontró, le llevó a Antioquía. Y sucedió que se reunieron todo un año con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Y los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía (Hech 11, 20-26).
Éste pasaje contiene elementos que sin duda son históricos.
(a) Es histórico el surgimiento e importancia de la iglesia helenista de Antioquia, donde los seguidores de Jesús empezaron a llamarse cristianos.
(b) También es histórica la vinculación de Pablo con esa Iglesia, de la que formó parte, en un sentido extenso, desde el 35 d.C. hasta el 49 d.C., relacionándose allí con Bernabé. En este contexto podemos hablar de un primer cambio cristiano de Pablo, que salió de Damasco (misión árabe), pasando por Jerusalén (primer centro cristiano) para instalarse en Antioquía, que esa ahora el centro del movimiento cristiano.
Misión desde Antioquía. La misión propia de Pablo.
Sólo aquí, en Antioquía, ha desarrollado Pablo su visión de Cristo y de la Iglesia. Aquí surgieron las primeras comunidades mixtas, formadas, al menos en parte, por gentiles que no se circuncidaban (no se hacían judíos) para ser cristianos. De aquí surgió, que sepamos, la primera gran misión organizada, como indica gráficamente el libro de los Hechos:
Había entonces en la iglesia de Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes, y Saulo. Mientras ellos celebraban la liturgia del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado». Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Por lo tanto, siendo enviados por el Espíritu Santo, ellos descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre… (Hch 13, 1-3).
También este pasaje tiene un fondo histórico. Bernabé y Pablo, que actúan como dirigentes destacados de la comunidad de Antioquía, han sido elegidos «por el Espíritu» (es decir, por un profeta inspirado, cuya voz asume la comunidad), para crear nuevas iglesias (comunidades mesiánicas), formadas por cristianos que reciben y cultivan la promesa del judaísmo (¡plenitud mesiánica!), pero sin haber pasado por el judaísmo, sin hacerse antes judíos (sin circuncidarse).
Ésta parece haber sido la primera misión sistemática en tierra pagana, una misión que permite crear comunidades de creyentes no circuncidados, que no cumplen las normas de la ley nacional judía. Según eso, los gentiles pueden alcanzar la meta del judaísmo (plenitud de sus promesas) siendo lo que son (como gentiles), por medio de la fe en Jesucristo. Antioquía aparece así como la primera «iglesia madre universal», pues de ella surgen iglesias nuevas, en tierras gentiles (frente a Jerusalén, que puede actuar como Iglesia madre, pero sólo desde el judaísmo.
Bernabé y Pablo actúan como apóstoles o enviados de Antioquía, al servicio de un evangelio abierto a los gentiles. Este camino que ha llevado a Pablo de Damasco/Arabia (en tierra semita), hasta Antioquía, gran capital helenista, abierta al occidente (Asia Menor, Grecia y Roma), marca quizá el momento clave de su cambio misionero. Aquí es donde Saúl/Saulo empieza a ser Pablo, después de catorce (o diecisiete) años de entrega misionera.
Pacto en Jerusalén.Pedro y Pablo de acuerdo, en teoría
Después de catorce años de misión fue necesario juntarse y dialogar. El acontecimiento (datado en torno al 49 d.C.) ha sido narrado con ciertas diferencias en Hch 15 y Gal 1, de manera que algunos afirman que se trata de dos hechos. Sin entrar en el tema con más profundidad supongo que se trata de un mismo suceso y voy a comentarlo siguiendo el relato autobiográfico de Pablo.
a. Diálogo en Jerusalén.
Pablo defiende ante los gálatas su forma de entender y expandir el evangelio. Le han acusado de infiel al judaísmo y de traidor al cristianismo. Él responde:
Después, tras catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé… y les presenté el evangelio que predico entre los gentiles, para cerciorarme de que no corría ni había corrido en vano... Lo hice a causa de unos falsos hermanos que se habían introducido para vigilar nuestra libertad en Cristo Jesús... Y, al reconocer la gracia que se me había dado, Santiago, Cefas y Juan, considerados las columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la derecha, en señal de comunión, para que nosotros (fuéramos) a los gentiles y ellos a los circuncisos… (cf. Gal 2, 1-10).
Lucas supone que Pablo y Bernabé subieron como delegados de la comunidad de Antioquía, para defender la conducta de esa iglesia, frente a la presión de ciertos enviados de Jerusalén, que querían circuncidar a los gentiles. Pablo, en cambio, afirma que subió «por revelación» (kata apokalypsin), es decir, por inspiración especial de Dios. De todas formas, ambos afirman ue el problema quedó resuelto, de manera que la comunidad de Jerusalén, presidida por Santiago (Hech 15) o por Santiago/Pedro/Juan (Gal 2), acepta la misión de Pablo y de Bernabé, reconociendo la validez de una misión dirigida a los gentiles, sin necesidad de circuncidar a los convertidos.
El texto correspondiente de Hch 15 añade que los pagano-cristianos tuvieron que hacer algunas concesiones para compartir la vida (la mesa) con los judeo-cristianos (abstenerse de idolocitos, sangre, de carne sin desangrar y de un tipo de prostitución). Pablo, en cambio, no recuerda (ni acepta) ninguna concesión, suponiendo que los pagano-cristianos pueden seguir siendo lo que son y haciendo lo que hacen, desde su propia cultura (sin necesidad de cumplir la ley judía), siempre que acepten a Cristo, con lo que Cristo implica, no como judío (cumplidor de una ley nacional y cultural), sino como Hijo de Dios y Mesías crucificado.
b. Ruptura en Antioquía. Pablo tiene que romper con Pedro.
Quedó así resuelto el tema de los gentiles en sus propias iglesias (no están obligados a circuncidarse, ni a cumplir las leyes del judaísmo), pero queda sin resolver el tema del posible encuentro entre personas de ambos grupos. Cuando se mantienen separados no hay dificultades: cada grupo es fiel a sus principios. Pero ¿qué hacer cuando conviven personas de ambos grupos? ¿Quién tiene que ceder? ¿O tendrá que haber comunidades distintas, cada una con sus leyes? El problema se planteó en Antioquía, con la llegada de Pedro:
Pero cuando Cefas (=Pedro) vino a Antioquía, le resistí a la cara, porque era censurable. Pues antes de llegar algunos de Santiago, comía con los gentiles, pero cuando vinieron, empezó a retraerse y apartarse, pues temía a los circuncisos. Y el resto de los judíos se unieron en su hipocresía, incluso Bernabé... Pero cuando vi que no andaban con rectitud según la verdad del evangelio, dije a Pedro ante todos: Si tú, judío, vives como gentil ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar? (Gal 2, 11-14).
Conforme a la visión de Hch 15, parece que el problema podía resolverse con la aceptación universal de normas «noáquicas»: abstenerse de idolocitos, de sangre, de carne sin desangrar y de un tipo de prostitución o matrimonio entre personas con un tipo de impedimento familiar (cf. Gen 9, 1-7). Se trata, por tanto, de cuestiones de comida y familia. Pero esas normas de Hch no parecen haberse cumplido en Antioquía (no se habrían aplicado aún) o no parecen haber sido suficientes. El hecho es que han surgido dificultades.
La dificultad de convivencia en las comunidades mixtas mostraba que el camino de la iglesia no era un idilio, en el que estaban resueltos todos los problemas, sino una marcha dura donde las soluciones debían tomarse en cada caso, según las circunstancias. Ni los judeo-cristianos cerrados en sí tendrían problemas, ni los pagano-cristianos. El problema nace con el «mestizaje», es decir, cuando se juntan y conviven unos y otros. El problema nace entre Pedro y Pablo, precisamente porque los dos están cerca.
Las dificultades entre Padro y Pablo
Ambos aceptan la posibilidad de crear comunidades mixtas, donde unos y otros tienen que ceder para convivir (comer juntos). Pero Pedro es más prudente o reservado, buscando pactos, mientras Pablo quiere se más radical, sin concesiones para los judeo-cristianos. Ambos aceptan la misión a los gentiles, sin necesidad de circuncidar a los convertidos, ambos se identifican con la gran experiencia cristiana de Antioquia, con su primera «gran iglesia» de mestizos, pero se distinguen en la forma de expresar y realizar la comunión entre cristianos de origen judío y gentil. Parten de un m mismo principio,, pero luego se distinguen y separan a la hora de concretar la comunión entre cristianos de origen judío y gentil. Por eso puede hablarse de una misión más paulina, con unidad plena de mesa entre judíos y paganos, aunque para ello los judíos tienen que ceder en casi todo lo relacionado con sus ritos alimenticios. Y puedo hablar también de una misión petrina, donde se pide a los paganos que cedan y cumplan ciertas normas, para poder comer con los judíos.
En este contexto, Gal 2, 11-21 conserva la interpretación de Pablo, que parece más radical, diciendo que Jesús ha superado la Ley del judaísmo, de manera que, en ámbito eclesial, allí donde hay paganos, los judeo-cristianos deben ceder y abandonar sus ritos. Nos gustaría conocer las razones de Pedro, defendiendo su postura, que parece más «prudente», pues quiere mantener algunos ritos judeo-cristianos (pidiendo que también los pagano/cristianos hagan ciertas concesiones y no sólo los judíos). Desde ese fondo, reinterpretando desde Jesús la Ley judía y recreando de manera gradual el judaísmo, avanzará gran parte de la iglesia posterior, como suponen los evangelios de Mateo y de Juan, y el mismo Apocalipsis, en una línea más cercana a Pedro, a quien Pablo acusa aquí de poco valiente y mentiroso (hipócrita).
Pablo tuvo que dejar la iglesia de Pedro (sin romper con Pedro)
La disputa fue buena, pero dolorosa. Pedro quedó en Antioquía, asumiendo la misión anterior de los helenistas (en la que habían colaborado Pablo y Bernabé). Pablo tuvo que marcharse, creando una misión distinta. En ese sentido, la ruptura y discusión de Antioquía fue buena para la iglesia, pues tanto Pedro como Pablo tuvieron que pensar mejor sus razones, para recorrer así un camino cristiano en el que ambos siguen siendo necesarios, con sus diferencias, sin que triunfe uno ni otro (aunque Pablo tenga que marchar de su querida Antioquía para abrir caminos nuevos de evangelio).
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