Por CAMINO MISIONERO
SEGUNDA SEMANA DE PASCUA
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 7b-15
SEGUNDA SEMANA DE PASCUA
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 7b-15
Jesús dijo a Nicodemo:
«Ustedes tienen que renacer de lo alto.
El viento sopla donde quiere:
tú oyes su voz,
pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
Lo mismo sucede
con todo el que ha nacido del Espíritu».
«¿Cómo es posible todo esto?», le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: «¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas?
Te aseguro
que nosotros hablamos de lo que sabemos
y damos testimonio de lo que hemos visto,
pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Si no creen
cuando les hablo de las cosas de la tierra,
¿cómo creerán
cuando les hable de las cosas del cielo?
Nadie ha subido al cielo,
sino el que descendió del cielo,
el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en Él
tengan Vida eterna».
A la paz de Dios
Lo bueno de las escaleras es que igual sirven para subir que para bajar. Me gusta la imagen de la escalera: si nosotros podemos subir hasta Dios es porque Él ha bajado primero, y lo mejor: ¡no ha quitado la escalera! El único camino posible para llegar a Dios es el que tomó Él: rebajarse, hacerse de nuestra medida y nuestro paso, ¡qué bien habla nuestro dialecto!
La quietud de los que han nacido del Espíritu, o el sosiego de los hombres de Dios. Sin ruido, sin estridencias, pero están ahí. En tiempos de tanta confusión y de tanta crispación lo nuestro es mostrar el sosiego de Dios. Me incomoda cuando los hombres de iglesia no somos capaces de poner paz y lo que hacemos es echar más leña al fuego. Cuando así obramos, hemos equivocado el camino.
El Hijo del Hombre tiene que ser ELEVADO, quien cree en Él tiene vida eterna. Acabamos de vivir la Semana Santa. Hemos tenido la posibilidad de contemplar muchos cristos, y los hemos sacado de procesión por nuestras calles. Y hemos cantado que en ese árbol, clavado, está la salvación del mundo. La salvación está ELEVADA porque primero se ha rebajado. ¿No será esta la hora de alzar a todos los que están hundidos?
Oscar Romano, cmf
«Ustedes tienen que renacer de lo alto.
El viento sopla donde quiere:
tú oyes su voz,
pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
Lo mismo sucede
con todo el que ha nacido del Espíritu».
«¿Cómo es posible todo esto?», le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: «¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas?
Te aseguro
que nosotros hablamos de lo que sabemos
y damos testimonio de lo que hemos visto,
pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Si no creen
cuando les hablo de las cosas de la tierra,
¿cómo creerán
cuando les hable de las cosas del cielo?
Nadie ha subido al cielo,
sino el que descendió del cielo,
el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en Él
tengan Vida eterna».
Compartiendo la Palabra
A la paz de Dios
Lo bueno de las escaleras es que igual sirven para subir que para bajar. Me gusta la imagen de la escalera: si nosotros podemos subir hasta Dios es porque Él ha bajado primero, y lo mejor: ¡no ha quitado la escalera! El único camino posible para llegar a Dios es el que tomó Él: rebajarse, hacerse de nuestra medida y nuestro paso, ¡qué bien habla nuestro dialecto!
La quietud de los que han nacido del Espíritu, o el sosiego de los hombres de Dios. Sin ruido, sin estridencias, pero están ahí. En tiempos de tanta confusión y de tanta crispación lo nuestro es mostrar el sosiego de Dios. Me incomoda cuando los hombres de iglesia no somos capaces de poner paz y lo que hacemos es echar más leña al fuego. Cuando así obramos, hemos equivocado el camino.
El Hijo del Hombre tiene que ser ELEVADO, quien cree en Él tiene vida eterna. Acabamos de vivir la Semana Santa. Hemos tenido la posibilidad de contemplar muchos cristos, y los hemos sacado de procesión por nuestras calles. Y hemos cantado que en ese árbol, clavado, está la salvación del mundo. La salvación está ELEVADA porque primero se ha rebajado. ¿No será esta la hora de alzar a todos los que están hundidos?
Oscar Romano, cmf
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