Por Ron Rolheiser (Traducido por Carmelo Astiz)
En su nuevo libro, “God´s Politics” (La Política de Dios), Jim Wallis predice cincuenta cosas que sucederán durante este nuevo siglo.
Entre éstas, prevé las siguientes:
1. La fe se definirá mucho más por la acción que por la doctrina, aun cuando el fundamentalismo religioso irá creciendo.
2. La izquierda laica dejará a un lado su hostilidad contra la religión o morirá. Algunos liberales asumirán el problema de los valores de forma correcta, y algunos conservadores comenzarán a preocuparse de los pobres.
3. Llegará a ser un hecho el liderazgo de las mujeres en todas las áreas de la vida.
4. La pornografía a través de internet socavará silenciosamente la vida y las relaciones de la gente, si no hay restricciones.
5. Más padres preferirán buenos libros a programas de televisión estúpidos y sin sentido. Los que no lo hagan criarán hijos cada vez más estúpidos y sin sentido. Educar a los hijos se verá de nuevo como algo muy importante.
6. El enorme abismo entre ricos y el resto de nosotros será por fin reconocido como un problema real, tanto para la democracia como para la religión. Superar la pobreza llegará a ser el gran tema moral. Las familias más opulentas se bajarán del tren de la presión social y adoptarán un estilo de vida más sencillo.
7. El reto del pluralismo reemplazará al reto del laicismo, mientras muchas y diversas tradiciones religiosas y espirituales habrán de aprender a convivir entre sí.
8. La televisión irá a peor, y más gente decidirá no querer que su vida real sea como lo que muestra la TV. en sus “programas basura” (“reality shows”).
9. La violencia afectará a todo el mundo y nosotros tendremos que aprender mucho más sobre perdón y reconciliación, si hemos de curar la violencia.
10. Crecerá la necesidad de una religión profética y la esperanza será lo más esencial, tanto dentro de la religión como dentro de la sociedad misma.
A esta lista, permitidme añadir algunas predicciones de mi propia cosecha. Durante este nuevo siglo:
1. El problema del diálogo entre las grandes religiones del mundo llegará a ser mucho más importante que nuestra conversación ecuménica actual entre iglesias cristianas. Que las grandes tradiciones religiosas del mundo puedan aprender a entenderse y aceptarse mutuamente vendrá a ser el único tema más importante en el mundo, religiosa o políticamente.
2. La lucha con el fundamentalismo militante y con el terrorismo permanecerá como frente y centro, como el punto devorador de la agenda, durante los próximos cincuenta a setenta años. Pero, como el marxismo soviético, también el fundamentalismo militante acabará su marcha y colapsará desde dentro.
3. La lucha actual con el fundamentalismo islámico ayudará a la derecha religiosa a captar mejor algunas de las fuerzas morales dentro del laicismo, mientras ayudará a la izquierda laica a apreciar mejor cómo el judeocristianismo recoge la mayor parte de lo mejor que hay dentro del mundo laico.
4. Los abortos disminuirán lentamente y se reducirán hasta tal punto que los partidarios de los movimientos pro-Vida y pro-Elección dejarán de “satanizarse” mutuamente y comenzarán a trabajar juntos, en clima de buena voluntad, para minimizar el mismo aborto (que, en el fondo, nadie quiere).
5. La esquizofrenia sexual seguirá creciendo, mientras la familia y las estructuras sociales siguen desmoronándose; y esto, quizás más que cualquier otra cosa, seguirá sembrando en todas partes una profunda inquietud y desazón.
6. Casi todas las partes del mundo se convertirán en más multiétnicas y multiculturales. Al comienzo, esto aumentará las tensiones, pero al fin las reducirá y hará del mundo un lugar más seguro, más rico y más interesante. Habrá muchos más matrimonios cruzados, étnica y religiosamente, y esto ayudará a eliminar muchas viejas divisiones y prejuicios. Al final de este siglo habrá menos racismo en el mundo.
7. China llegará a ser la superpotencia mundial, eclipsando tanto a Estados Unidos como a Europa.
8. Dentro del cristianismo y de nuestras iglesias:
* Nuestra comprensión de Dios se ampliará, así como nuestra comprensión de la cruz.
* Muchas de las viejas tensiones entre católicos y protestantes se disolverán y habrá más unidad entre iglesias cristianas.
* Las iglesias cristianas recuperarán más sus raíces judías.
* Veremos un retorno mayor tanto a la teología como a las prácticas pastorales de la iglesia primitiva. Habremos de aprender de nuevo, como ocurrió en las primeras generaciones del cristianismo, qué significa “ser iglesia”.
* Mucha gente optará por no bautizarse, y más gente decidirá bautizarse sólo más tarde en la vida, como en el tiempo de San Agustín.
* La gente se volverá o mística o no creyente.
* Aprenderemos a comprender la salvación de una manera más profunda e inclusiva. Poco a poco comprenderemos con mayor profundidad cómo la voluntad salvífica universal de Dios está abierta al abrazo sin condiciones, no tiene favoritos, no es nunca una cuestión de suerte o casualidad, y está finalmente más allá de toda manipulación humana y eclesial.
* Entenderemos más profundamente nuestro propio rol de atar y desatar dentro del cuerpo de Cristo y en la comunidad sincera.
* Las mujeres seguirán asumiendo más liderazgo en la Iglesia.
* Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada seguirán disminuyendo, hasta que produzcamos un nuevo San Francisco de Asís y una nueva Santa Clara, que puedan darnos una nueva imaginación romántica que suscite esas vocaciones.
* Emergerán nuevos santos, y ellos nos infundirán nueva esperanza, nueva imaginación y la visión que necesitamos para caminar con Dios y edificar la iglesia, justamente dentro de estos cambios.
Entre éstas, prevé las siguientes:
1. La fe se definirá mucho más por la acción que por la doctrina, aun cuando el fundamentalismo religioso irá creciendo.
2. La izquierda laica dejará a un lado su hostilidad contra la religión o morirá. Algunos liberales asumirán el problema de los valores de forma correcta, y algunos conservadores comenzarán a preocuparse de los pobres.
3. Llegará a ser un hecho el liderazgo de las mujeres en todas las áreas de la vida.
4. La pornografía a través de internet socavará silenciosamente la vida y las relaciones de la gente, si no hay restricciones.
5. Más padres preferirán buenos libros a programas de televisión estúpidos y sin sentido. Los que no lo hagan criarán hijos cada vez más estúpidos y sin sentido. Educar a los hijos se verá de nuevo como algo muy importante.
6. El enorme abismo entre ricos y el resto de nosotros será por fin reconocido como un problema real, tanto para la democracia como para la religión. Superar la pobreza llegará a ser el gran tema moral. Las familias más opulentas se bajarán del tren de la presión social y adoptarán un estilo de vida más sencillo.
7. El reto del pluralismo reemplazará al reto del laicismo, mientras muchas y diversas tradiciones religiosas y espirituales habrán de aprender a convivir entre sí.
8. La televisión irá a peor, y más gente decidirá no querer que su vida real sea como lo que muestra la TV. en sus “programas basura” (“reality shows”).
9. La violencia afectará a todo el mundo y nosotros tendremos que aprender mucho más sobre perdón y reconciliación, si hemos de curar la violencia.
10. Crecerá la necesidad de una religión profética y la esperanza será lo más esencial, tanto dentro de la religión como dentro de la sociedad misma.
A esta lista, permitidme añadir algunas predicciones de mi propia cosecha. Durante este nuevo siglo:
1. El problema del diálogo entre las grandes religiones del mundo llegará a ser mucho más importante que nuestra conversación ecuménica actual entre iglesias cristianas. Que las grandes tradiciones religiosas del mundo puedan aprender a entenderse y aceptarse mutuamente vendrá a ser el único tema más importante en el mundo, religiosa o políticamente.
2. La lucha con el fundamentalismo militante y con el terrorismo permanecerá como frente y centro, como el punto devorador de la agenda, durante los próximos cincuenta a setenta años. Pero, como el marxismo soviético, también el fundamentalismo militante acabará su marcha y colapsará desde dentro.
3. La lucha actual con el fundamentalismo islámico ayudará a la derecha religiosa a captar mejor algunas de las fuerzas morales dentro del laicismo, mientras ayudará a la izquierda laica a apreciar mejor cómo el judeocristianismo recoge la mayor parte de lo mejor que hay dentro del mundo laico.
4. Los abortos disminuirán lentamente y se reducirán hasta tal punto que los partidarios de los movimientos pro-Vida y pro-Elección dejarán de “satanizarse” mutuamente y comenzarán a trabajar juntos, en clima de buena voluntad, para minimizar el mismo aborto (que, en el fondo, nadie quiere).
5. La esquizofrenia sexual seguirá creciendo, mientras la familia y las estructuras sociales siguen desmoronándose; y esto, quizás más que cualquier otra cosa, seguirá sembrando en todas partes una profunda inquietud y desazón.
6. Casi todas las partes del mundo se convertirán en más multiétnicas y multiculturales. Al comienzo, esto aumentará las tensiones, pero al fin las reducirá y hará del mundo un lugar más seguro, más rico y más interesante. Habrá muchos más matrimonios cruzados, étnica y religiosamente, y esto ayudará a eliminar muchas viejas divisiones y prejuicios. Al final de este siglo habrá menos racismo en el mundo.
7. China llegará a ser la superpotencia mundial, eclipsando tanto a Estados Unidos como a Europa.
8. Dentro del cristianismo y de nuestras iglesias:
* Nuestra comprensión de Dios se ampliará, así como nuestra comprensión de la cruz.
* Muchas de las viejas tensiones entre católicos y protestantes se disolverán y habrá más unidad entre iglesias cristianas.
* Las iglesias cristianas recuperarán más sus raíces judías.
* Veremos un retorno mayor tanto a la teología como a las prácticas pastorales de la iglesia primitiva. Habremos de aprender de nuevo, como ocurrió en las primeras generaciones del cristianismo, qué significa “ser iglesia”.
* Mucha gente optará por no bautizarse, y más gente decidirá bautizarse sólo más tarde en la vida, como en el tiempo de San Agustín.
* La gente se volverá o mística o no creyente.
* Aprenderemos a comprender la salvación de una manera más profunda e inclusiva. Poco a poco comprenderemos con mayor profundidad cómo la voluntad salvífica universal de Dios está abierta al abrazo sin condiciones, no tiene favoritos, no es nunca una cuestión de suerte o casualidad, y está finalmente más allá de toda manipulación humana y eclesial.
* Entenderemos más profundamente nuestro propio rol de atar y desatar dentro del cuerpo de Cristo y en la comunidad sincera.
* Las mujeres seguirán asumiendo más liderazgo en la Iglesia.
* Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada seguirán disminuyendo, hasta que produzcamos un nuevo San Francisco de Asís y una nueva Santa Clara, que puedan darnos una nueva imaginación romántica que suscite esas vocaciones.
* Emergerán nuevos santos, y ellos nos infundirán nueva esperanza, nueva imaginación y la visión que necesitamos para caminar con Dios y edificar la iglesia, justamente dentro de estos cambios.
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