Chile celebró su Día de la Solidaridad

Publicado por Religión Digital

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, visitó este martes la tumba del Padre Hurtado en el Día Nacional de la Solidaridad, fecha en que se recuerda la muerte del santo chileno. Durante una ceremonia realizada en el Santuario del Padre Hurtado, en la comuna de Estación Central, el director social del Hogar de Cristo, Benito Baranda, señaló que el Padre Hurtado está durmiendo, pero sigue inquieto por entregar un verdadero clima de respeto y dignidad a los más pobres y marginados de nuestro país.

Por su parte, la presidenta Bachelet enfatizó que "el Padre Hurtado nos sigue alentando con su llamado exigente. Tenemos que hacer más, mucho más, para que ninguna persona carezca de lo esencial, para que la pobreza, la indigencia sean definitivamente erradicadas de nuestra tierra, para que todos nuestros hermanos y hermanas tengan sus derechos garantizados. Tenemos que hacer más, mucho más, para tener ese Chile que queremos, ese Chile más justo, más solidario y más humano". Así lo informó la Conferencia Episcopal de Chile.

En el contexto del Día de la Solidaridad, instituciones ligadas al Padre Hurtado y a la Iglesia hicieron entrega a la mandataria de una serie de propuestas en las áreas de microempresa, juventud y trabajo, ética en la empresa, familia y relaciones laborales.

Estas propuestas fueron elaboradas luego de la reflexión que realizaron 50 expertos en las Mesas Hurtadianas, organizadas el pasado 7 de agosto por Hogar de Cristo, Fundación Padre Hurtado, Revista Mensaje, Santuario del Padre Hurtado, Universidad Alberto Hurtado y Vicarías de Pastoral Social y de los Trabajadores.

Por la noche, en la misa del Día de la Solidaridad, monseñor Alejandro Goic, obispo de Rancagua y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, presidió la misa en la memoria del santo de la justicia y la solidaridad, invitando a toda la comunidad chilena a unirse en torno a su mensaje que, año tras año, ilumina la realidad del país.

"El compromiso solidario comienza en familia, desde el matrimonio solidario que se entrega por entero al mayor bien de sus hijos. Y se cultiva en el colegio, en un sistema educativo que lucha por reformarse y crecer, pero en el que persisten desigualdades que nos duelen en lo profundo. El compromiso solidario se juega en la vida laboral, porque el trabajo es obra de todos; en la convivencia diaria de la ciudad, del barrio; en la riqueza hermosa de las amistades que se cultivan y perduran", dijo monseñor Goic.

Recordó que "San Alberto comprendió bien que dar es más que aportar dinero, porque sintió la conmoción del samaritano que mira al sufriente a los ojos. Le habría sido más fácil pagar por el servicio: con su dinero otro podría haber curado y acompañado al hombre herido. Pero el samaritano quiso lavar y curar las heridas con sus propias manos. Quiso quedarse y hacerse responsable de su hermano".

"La solidaridad no se puede agotar en consignas de campañas, y tampoco puede convertirse en una suerte de 'turismo social' en que ocasionalmente estamos un rato junto a los pobres", señaló.

Finalmente, recordó que una solidaridad auténtica tiene dos dimensiones: por una parte, el amor humano y la misericordia, y por otra, la acción, la necesaria búsqueda de la transformación de las condiciones sociales, políticas y económicas. "Porque, en palabras del apóstol Santiago, una fe sin obras es una fe muerta", manifestó.