Publicado por Ciudad Redonda
NOTAS BÍBLICAS
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
En la vida cotidiana (Galilea en vez de Jerusalén), un grupo de siete discípulos (comunidad universal, en vez de significar las Doce tribus de Israel), van a pescar (la misión) infructuosamente porque Jesús no está con ellos, pero al hacerse presente se llena la red (signo por el que es reconocido). A la vuelta de la misión, Jesús prepara una comida con panes y peces (la Eucaristía) que celebra con la comunidad.
Tras la Eucaristía, Jesús ayuda a Pedro a superar el trauma de su traición, con una triple afirmación de su amistad con Jesús en vez de las tres negaciones. Jesús le encomienda ser como Él el buen pastor que da la vida por sus ovejas, y le predice la muerte en cruz ("extenderás las manos..."). Termina invitándole -por primera vez- a su seguimiento, como hace el discípulo amado.
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Una hermana de comunidad nos dijo hace poco, en relación a un asunto que estábamos viviendo en la familia, que “a grandes males, grandes remedios”. La cruz es fundamental, es esencial, sin la cruz, no hay vida, pero no podemos quedarnos en la cruz, sino alzar la mirada siempre hacia arriba. No hay peces, esta noche no se han conseguido pues, en vez de lamentarlo, mañana pescaremos al otro lado. En cada uno de los momentos en los que Jesús se hace presente a sus discípulos, se hace presente en nuestra vida, en nuestra familia, lo hace siempre resucitado, vivo absolutamente y además, hay un acto de fe, de sentir que El y solo El, nos salva, nos colma de bienes, hace que la familia permanezca unida y nos da fuerza en los momentos de dificultades y de dolor. Por todas los momentos infértiles, por todas las noches bregando sin pescar nada, por los momentos llenos de oscuridades, para que sepamos reconocer al Señor resucitado y seguir pescando, confiando en el Señor. Que Dios vivo se aparezca a cada una de nuestras familias y parta con nosotros el pan.
DESDE LOS ABUELOS
(matrimonio, jubilados, ocho nietos, pertenecen a grupo de matrimonios)
La figura de Cristo resucitado aparece aquí con autoridad. Manda echar las redes: a la derecha de la barca y encontrareis. La echaron y no tenían fuerzas para sacarla. Juan habla de un total de 153 peces, aunque este número es simbólico, hay quien dice que eran las especies de peces conocidas. Todas reunidas en la red, que no se rompe, ofrecen una imagen de la Iglesia universal.
Jesús pide por tres veces a Pedro le confiese su amor. Con las tres respuestas repara el apóstol sus tres negaciones. Este pasaje de Juan queda claro que Pedro es la roca sobre la que Jesús construye su Iglesia.
Señor, el amor a Ti es la primera y principal condición para ser Pastor en tu Iglesia. Pedro te negó tres veces, nosotros cientos. Tú nos conoces, sabes que somos débiles; te necesitamos, sabes que sin Ti nuestras vidas carecerían de rumbo y no tendrían sentido. Ayúdanos a que el reflejo de tu amor se note en nuestro talante y en nuestra actitud ante la vida.
Pedimos para nuestros hijos y nietos que te amen y amen a los demás. Que sientan que estás vivo entre ellos para siempre.
DESDE EL TRABAJO
(hombre, casado, dos hijas, empleado de empresa; el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
Tres veces le pregunta Jesús a Pedro. Palabras.
Muchas veces vemos a personas que expresan sus ideas, aunque puede que luego sus actos no sean consecuentes con ellas. Suele ser fácil descubrir esto en políticos, en los jefes o incluso en los integrantes de los comités de empresa. Nos defienden unas ideas que luego no llevan a la práctica, aunque normalmente no investigamos lo suficiente como para saber que lo han intentado sin éxito.
Por esto siempre le he dado mucho menos valor a las palabras que a los hechos pero al leer este evangelio me he dado cuenta de que las palabras son importantes, nos deben interrogar o nos debemos interrogar para estar seguros y convencidos de lo que pensamos, aunque luego podamos fallar en los hechos.
PARA REZAR
(hombre, casado, trabaja, con tres hijos)
Padre, Tú que conoces todo en mí,
serena mi espíritu y guía mis pasos.
Tú, que conoces lo que siento,
apacigua mis preocupaciones, alivia mis tensiones, y sostén mi esfuerzo cotidiano...
Señor, que mis ojos siempre reconozcan tu presencia,
que no me pase desapercibida tu compañía,
que confíe en tu Palabra,
que sea capaz de “abandonarme” a tu voluntad...
Porque contigo a nada he de temer,
porque a tu lado tiene sentido lo que hago,
porque en Ti está el fruto cierto...
porque Tú sabes mi camino y acompañas mi avance...
porque con la mirada puesta en Ti soy capaz de sobreponerme a los temores que atenazan mi rutina.
Dios mío, que la fe apague mis afanes de controlar todo,
que mi confianza en Ti, supere mis miedos y mis dudas de cada día...
Que Contigo descubra y sienta la alegría de vivir,
y experimente la aventura de disfrutar de aquello que la Vida me ofrece.
Porque son las grandes cosas las que están en Ti,
y Tú eres el que hace grande aquello que puedo hacer.
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Te damos Gracias, Señor Jesús, porque Tú sales a nuestro encuentro
y compartes tu Pan de Vida con nosotros cada día.
Te damos Gracias, Señor, porque podemos reconocerte Resucitado,
en medio de nosotros, a través de la fe que Tú nos ofreces.
Tú Señor, Dios nuestro, sabes mejor que nadie nuestras necesidades
y todo lo que nosotros buscamos en “las noches” de nuestra vida.
Te damos Gracias porque Tú, Señor, nos amas, nos llenas Paz,
nos alientas, a pesar de nuestros fracasos y frustraciones, y nos eliges
para seguir trabajando en nuestro mundo por la construcción de tu Reino.
Te damos Gracias, Señor Dios nuestro, porque en cada Eucaristía
nos recuerdas tu ejemplo de servicio y donación
para que nosotros lo pongamos también en práctica en nuestra sociedad,
y en medio de nuestro trabajo, familia, amigos, vecinos, y parroquia.
Tu Palabra, Señor Dios nuestro, nos capacita y nos da la fuerza necesaria
para hacer todo aquello que nos parece imposible realizar.
Haz Tú, que cada día logremos verte en nuestro “Mar de Galilea” cotidiano,
escuchando siempre Tu Voz en “El Lago Tiberiades” de nuestro corazón,
y ayúdanos Tú, a estar disponibles a cada momento para cumplir tu Voluntad.
Gracias Señor porque, a través de tu Palabra y de la Eucaristía,
podemos encontrarnos personalmente contigo, para conocerte y amarte.
Señor Jesús y Dios nuestro, Tú que nos conoces mejor que nosotros mismos,
sabes bien que te queremos, y que deseamos seguirte, siendo fieles discípulos tuyos.
Ayúdanos, Tú Señor, a amarte siempre y a “echar nuestras redes” por tu Palabra,
para poder así amar a nuestros hermanos, y servir a quien más nos necesite. Amén.
PARA VIVIR ESTA SEMANA
(matrimonio, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
En la sociedad en la que vivimos, solemos tener todo estructurado. Poseemos una agenda “real o mental”, en la que organizamos lo que vamos a hacer. Tenemos además unas expectativas sobre los resultados que debemos conseguir, a veces incluso por encima de nuestros propios esfuerzos o de las habilidades que estamos empleando para el desempeño de la tarea a realizar.
Sin embargo, al igual que les ocurrió a los discípulos al echar las redes una y otra vez sin sacar nada, a nosotros, tampoco siempre nos salen las cosas como queremos. Es entonces cuando nos viene el pesimismo, la frustración, las interpretaciones erróneas de la realidad, los pensamientos negativos… Perdemos esa estabilidad que tanto necesitamos para sentirnos seguros y a gusto.
Os invitamos durante esta semana a hacer un ejercicio de confianza en Dios. Eso nos ayudará a no caer en el agobio, en la “desesperanza”… Cuando se nos “tuerza el día” acerquémonos con la oración, a Jesús Resucitado, allí dónde estemos, pero no para pedir el milagro de que las redes se llenen en ese lugar, modo y momento que yo quiero. Acerquémonos a Él con la confianza de los discípulos, “echando la redes en ese otro lado” que no estaba en nuestros planes, pero que se nos está marcando. Aceptemos esa nueva realidad, porque seguramente ese puede ser el lugar adecuado, para sacar las “redes repletas”.
Que cada día nuestras primeras palabras al despertar sean: “Señor Tú sabes que te amo”. Que el repetir esta frase a lo largo del día sea una especie de melodía que nos acompañe y nos ayude a sentirnos acompañados por Cristo Resucitado y con la paz del que tiene la confianza puesta en Él.
PARA CANTAR
(mujer, casada, una hija, trabaja, cantaautora, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
No podemos vivir la alegría jubilosa de la Resurrección si nos anclamos al recuerdo amargo de nuestras traiciones al Señor. Es bueno volver a Él y decirle de todo corazón: "Señor mi corazón lo conoces Tú. Tú sabes que yo te amo".
(por equipo coordinador, con asesoramiento de un biblista)
En la vida cotidiana (Galilea en vez de Jerusalén), un grupo de siete discípulos (comunidad universal, en vez de significar las Doce tribus de Israel), van a pescar (la misión) infructuosamente porque Jesús no está con ellos, pero al hacerse presente se llena la red (signo por el que es reconocido). A la vuelta de la misión, Jesús prepara una comida con panes y peces (la Eucaristía) que celebra con la comunidad.
Tras la Eucaristía, Jesús ayuda a Pedro a superar el trauma de su traición, con una triple afirmación de su amistad con Jesús en vez de las tres negaciones. Jesús le encomienda ser como Él el buen pastor que da la vida por sus ovejas, y le predice la muerte en cruz ("extenderás las manos..."). Termina invitándole -por primera vez- a su seguimiento, como hace el discípulo amado.
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Una hermana de comunidad nos dijo hace poco, en relación a un asunto que estábamos viviendo en la familia, que “a grandes males, grandes remedios”. La cruz es fundamental, es esencial, sin la cruz, no hay vida, pero no podemos quedarnos en la cruz, sino alzar la mirada siempre hacia arriba. No hay peces, esta noche no se han conseguido pues, en vez de lamentarlo, mañana pescaremos al otro lado. En cada uno de los momentos en los que Jesús se hace presente a sus discípulos, se hace presente en nuestra vida, en nuestra familia, lo hace siempre resucitado, vivo absolutamente y además, hay un acto de fe, de sentir que El y solo El, nos salva, nos colma de bienes, hace que la familia permanezca unida y nos da fuerza en los momentos de dificultades y de dolor. Por todas los momentos infértiles, por todas las noches bregando sin pescar nada, por los momentos llenos de oscuridades, para que sepamos reconocer al Señor resucitado y seguir pescando, confiando en el Señor. Que Dios vivo se aparezca a cada una de nuestras familias y parta con nosotros el pan.
DESDE LOS ABUELOS
(matrimonio, jubilados, ocho nietos, pertenecen a grupo de matrimonios)
La figura de Cristo resucitado aparece aquí con autoridad. Manda echar las redes: a la derecha de la barca y encontrareis. La echaron y no tenían fuerzas para sacarla. Juan habla de un total de 153 peces, aunque este número es simbólico, hay quien dice que eran las especies de peces conocidas. Todas reunidas en la red, que no se rompe, ofrecen una imagen de la Iglesia universal.
Jesús pide por tres veces a Pedro le confiese su amor. Con las tres respuestas repara el apóstol sus tres negaciones. Este pasaje de Juan queda claro que Pedro es la roca sobre la que Jesús construye su Iglesia.
Señor, el amor a Ti es la primera y principal condición para ser Pastor en tu Iglesia. Pedro te negó tres veces, nosotros cientos. Tú nos conoces, sabes que somos débiles; te necesitamos, sabes que sin Ti nuestras vidas carecerían de rumbo y no tendrían sentido. Ayúdanos a que el reflejo de tu amor se note en nuestro talante y en nuestra actitud ante la vida.
Pedimos para nuestros hijos y nietos que te amen y amen a los demás. Que sientan que estás vivo entre ellos para siempre.
DESDE EL TRABAJO
(hombre, casado, dos hijas, empleado de empresa; el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
Tres veces le pregunta Jesús a Pedro. Palabras.
Muchas veces vemos a personas que expresan sus ideas, aunque puede que luego sus actos no sean consecuentes con ellas. Suele ser fácil descubrir esto en políticos, en los jefes o incluso en los integrantes de los comités de empresa. Nos defienden unas ideas que luego no llevan a la práctica, aunque normalmente no investigamos lo suficiente como para saber que lo han intentado sin éxito.
Por esto siempre le he dado mucho menos valor a las palabras que a los hechos pero al leer este evangelio me he dado cuenta de que las palabras son importantes, nos deben interrogar o nos debemos interrogar para estar seguros y convencidos de lo que pensamos, aunque luego podamos fallar en los hechos.
PARA REZAR
(hombre, casado, trabaja, con tres hijos)
Padre, Tú que conoces todo en mí,
serena mi espíritu y guía mis pasos.
Tú, que conoces lo que siento,
apacigua mis preocupaciones, alivia mis tensiones, y sostén mi esfuerzo cotidiano...
Señor, que mis ojos siempre reconozcan tu presencia,
que no me pase desapercibida tu compañía,
que confíe en tu Palabra,
que sea capaz de “abandonarme” a tu voluntad...
Porque contigo a nada he de temer,
porque a tu lado tiene sentido lo que hago,
porque en Ti está el fruto cierto...
porque Tú sabes mi camino y acompañas mi avance...
porque con la mirada puesta en Ti soy capaz de sobreponerme a los temores que atenazan mi rutina.
Dios mío, que la fe apague mis afanes de controlar todo,
que mi confianza en Ti, supere mis miedos y mis dudas de cada día...
Que Contigo descubra y sienta la alegría de vivir,
y experimente la aventura de disfrutar de aquello que la Vida me ofrece.
Porque son las grandes cosas las que están en Ti,
y Tú eres el que hace grande aquello que puedo hacer.
(mujer, soltera, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
Te damos Gracias, Señor Jesús, porque Tú sales a nuestro encuentro
y compartes tu Pan de Vida con nosotros cada día.
Te damos Gracias, Señor, porque podemos reconocerte Resucitado,
en medio de nosotros, a través de la fe que Tú nos ofreces.
Tú Señor, Dios nuestro, sabes mejor que nadie nuestras necesidades
y todo lo que nosotros buscamos en “las noches” de nuestra vida.
Te damos Gracias porque Tú, Señor, nos amas, nos llenas Paz,
nos alientas, a pesar de nuestros fracasos y frustraciones, y nos eliges
para seguir trabajando en nuestro mundo por la construcción de tu Reino.
Te damos Gracias, Señor Dios nuestro, porque en cada Eucaristía
nos recuerdas tu ejemplo de servicio y donación
para que nosotros lo pongamos también en práctica en nuestra sociedad,
y en medio de nuestro trabajo, familia, amigos, vecinos, y parroquia.
Tu Palabra, Señor Dios nuestro, nos capacita y nos da la fuerza necesaria
para hacer todo aquello que nos parece imposible realizar.
Haz Tú, que cada día logremos verte en nuestro “Mar de Galilea” cotidiano,
escuchando siempre Tu Voz en “El Lago Tiberiades” de nuestro corazón,
y ayúdanos Tú, a estar disponibles a cada momento para cumplir tu Voluntad.
Gracias Señor porque, a través de tu Palabra y de la Eucaristía,
podemos encontrarnos personalmente contigo, para conocerte y amarte.
Señor Jesús y Dios nuestro, Tú que nos conoces mejor que nosotros mismos,
sabes bien que te queremos, y que deseamos seguirte, siendo fieles discípulos tuyos.
Ayúdanos, Tú Señor, a amarte siempre y a “echar nuestras redes” por tu Palabra,
para poder así amar a nuestros hermanos, y servir a quien más nos necesite. Amén.
PARA VIVIR ESTA SEMANA
(matrimonio, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana y a movimiento seglar)
En la sociedad en la que vivimos, solemos tener todo estructurado. Poseemos una agenda “real o mental”, en la que organizamos lo que vamos a hacer. Tenemos además unas expectativas sobre los resultados que debemos conseguir, a veces incluso por encima de nuestros propios esfuerzos o de las habilidades que estamos empleando para el desempeño de la tarea a realizar.
Sin embargo, al igual que les ocurrió a los discípulos al echar las redes una y otra vez sin sacar nada, a nosotros, tampoco siempre nos salen las cosas como queremos. Es entonces cuando nos viene el pesimismo, la frustración, las interpretaciones erróneas de la realidad, los pensamientos negativos… Perdemos esa estabilidad que tanto necesitamos para sentirnos seguros y a gusto.
Os invitamos durante esta semana a hacer un ejercicio de confianza en Dios. Eso nos ayudará a no caer en el agobio, en la “desesperanza”… Cuando se nos “tuerza el día” acerquémonos con la oración, a Jesús Resucitado, allí dónde estemos, pero no para pedir el milagro de que las redes se llenen en ese lugar, modo y momento que yo quiero. Acerquémonos a Él con la confianza de los discípulos, “echando la redes en ese otro lado” que no estaba en nuestros planes, pero que se nos está marcando. Aceptemos esa nueva realidad, porque seguramente ese puede ser el lugar adecuado, para sacar las “redes repletas”.
Que cada día nuestras primeras palabras al despertar sean: “Señor Tú sabes que te amo”. Que el repetir esta frase a lo largo del día sea una especie de melodía que nos acompañe y nos ayude a sentirnos acompañados por Cristo Resucitado y con la paz del que tiene la confianza puesta en Él.
PARA CANTAR
(mujer, casada, una hija, trabaja, cantaautora, el matrimonio pertenece a comunidad cristiana)
No podemos vivir la alegría jubilosa de la Resurrección si nos anclamos al recuerdo amargo de nuestras traiciones al Señor. Es bueno volver a Él y decirle de todo corazón: "Señor mi corazón lo conoces Tú. Tú sabes que yo te amo".
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