Alguien lo vio
en el bolsillo de la nigeriana
que embarazada
atravesó el estrecho.
Alguien lo vio
buscando un hueco entre los refugiados
que en Ingushetia
son como deshechos.
Vela por nosotros
y por nosotras, vela.
Muchas y muchos
creen que existe
y, justo
y generoso,
vela por nosotras
y por nosotros,
dicen que vela.
Alguien lo vio
en la mirada del muchacho negro
que lleva al hombro
un arma de combate.
Alguien lo vio
en los burdeles sucios de Manila
junto a la niña
que vendió su padre.
Y es que somos iguales.
Todas y todos, sí,
somos iguales
ante sus ojos.
Alguien lo vio
entre los huesos de las mexicanas,
desperdigados
por todo el desierto.
Alguien lo vio
cuando el sicario se guardó el revolver
y entre los coches
descansaba el muerto.
en el bolsillo de la nigeriana
que embarazada
atravesó el estrecho.
Alguien lo vio
buscando un hueco entre los refugiados
que en Ingushetia
son como deshechos.
Vela por nosotros
y por nosotras, vela.
Muchas y muchos
creen que existe
y, justo
y generoso,
vela por nosotras
y por nosotros,
dicen que vela.
Alguien lo vio
en la mirada del muchacho negro
que lleva al hombro
un arma de combate.
Alguien lo vio
en los burdeles sucios de Manila
junto a la niña
que vendió su padre.
Y es que somos iguales.
Todas y todos, sí,
somos iguales
ante sus ojos.
Alguien lo vio
entre los huesos de las mexicanas,
desperdigados
por todo el desierto.
Alguien lo vio
cuando el sicario se guardó el revolver
y entre los coches
descansaba el muerto.
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