Llegamos al final del día después de haber vivido los quehaceres normales, de habernos entregado con mayor o menor generosidad a los trabajos habituales, de haber compartido, con aquellos que tenemos cerca, ilusiones y dificultades. Y todo esto en el intento de vivirlo en la presencia de Dios, de Dios que nos ama y nos cuida aunque en tantas ocasiones sus caminos, sus manifestaciones, no corresponden a cuanto deseamos y anhelamos y hasta puede parecernos lejano.
Las Completas son nuestra oración de la noche, el momento de volver a mirar el día transcurrido, de reconocer debilidades y culpas, el malhacer que quizás ha llenado parte de nuestras acciones. Es también tiempo de dar gracias Dios por todo cuanto Él nos ha dado copiosamente, generosamente.
En ocasiones, este poema me lleva a la oración, y por ello lo transcribo ahora:
Señor, Tú alivias mis problemas y amarguras,
Tú borras las huellas de mi llanto,
Tú alivias mi cansancio.
Tú nos darás mañana nuevamente la luz y la alegría
Tu haces Señor que al llegar la noche
mi corazón, mi cuerpo y mi alma descansen en Ti
para ya desde ahora empezar el mañana.
Y ciertamente ya desde el momento final de la jornada empezamos a preparar el día de mañana, un día para mejorar cuanto hemos vivido durante el hoy acabado, deseamos que el nuevo día, la jornada que estrenaremos sea en todo una mejor respuesta al Señor que nos ha llamado a seguirle.
Por eso antes de dormirnos elevamos nuestro corazón a Dios, y así en la confianza descansamos en paz para empezar a dar ya vida al día de mañana.
Texto: Hna. Carmen Solé.
Publicado por Mi Vocacion
Las Completas son nuestra oración de la noche, el momento de volver a mirar el día transcurrido, de reconocer debilidades y culpas, el malhacer que quizás ha llenado parte de nuestras acciones. Es también tiempo de dar gracias Dios por todo cuanto Él nos ha dado copiosamente, generosamente.
En ocasiones, este poema me lleva a la oración, y por ello lo transcribo ahora:
Señor, Tú alivias mis problemas y amarguras,
Tú borras las huellas de mi llanto,
Tú alivias mi cansancio.
Tú nos darás mañana nuevamente la luz y la alegría
Tu haces Señor que al llegar la noche
mi corazón, mi cuerpo y mi alma descansen en Ti
para ya desde ahora empezar el mañana.
Y ciertamente ya desde el momento final de la jornada empezamos a preparar el día de mañana, un día para mejorar cuanto hemos vivido durante el hoy acabado, deseamos que el nuevo día, la jornada que estrenaremos sea en todo una mejor respuesta al Señor que nos ha llamado a seguirle.
Por eso antes de dormirnos elevamos nuestro corazón a Dios, y así en la confianza descansamos en paz para empezar a dar ya vida al día de mañana.
Texto: Hna. Carmen Solé.
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