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domingo, 13 de junio de 2010

Liturgia y Contemplacion: 11 DOMINGO DEL TO


Publicado por Cipecar

Lecturas: 2 Samuel 12,7-10; Salmo 31, 1-11; Gálatas 2,16.19-21
Evangelio: Lucas 7, 36-8,3

"En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás jun to a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
-«Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: -«Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió:
-«Dímelo, maestro.» Jesús le dijo:
-«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó:
-«Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo:
-« Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
-«¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo:
-«Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer:
-«Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes".
v.36: Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.

Jesús aceptó comer con un fariseo y sus amigos. Vemos que Jesús puede rechazar el espíritu farisaico pero aceptar al fariseo.
En aquel tiempo aceptar ir a comer con alguien era como comulgar con su persona e ideas.
Es una lección que nos da el Maestro.
vv. 37-38: Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.

Una mujer pecadora pública:
Del contexto se puede deducir que era una prostituta.
Tiene la valentía de entrar en casa del santurrón fariseo.
En apariencias hace lo que otras veces hizo como pecadora:
Lleva un perfume caro.
Comienza las caricias por los pies del comensal tumbado.
Besaba sus pies y los ungía con el perfume.
Con los cabellos…
Sin embargo con su actitud manifiesta un arrepentimiento amoroso:
Comenzó a llorar.
Con sus lágrimas…
v. 39: Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.

El fariseo se decía para sí: Si fuera profeta…
Es un inocentón que no se da cuenta qué tipo de mujer lo está contaminando con sus impurezas.
Jesús es un inocentón y ella es una pecadora, sentenció el Puritano.
ATENCIÓN: Lucas no dice aquí ni en ningún lugar que esta prostituta era María Magdalena, que se convirtió en este encuentro con Jesús.
vv. 40-42: Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?

Jesús interviene para defender a la mujer
Lo hace con un adivinanza, fácil de resolver en apariencias.
Hay que prestar mucha atención a este diálogo porque encierra una gran enseñanza, en la que no nos hemos detenido a veces.
Jesús tiene la delicadeza de llamarlo por su nombre; nunca los fariseos llamaron a Jesús por su nombre.
v. 43 a: Respondió Simón: “Supongo que aquel a quien perdonó más”.

Supongo. Simón responde correctamente; porque el que recibió un perdón menor podría haber tenido una capacidad de agradecimiento mayor que el otro.
v. 43b: El le dijo: «Has juzgado bien»

Jesús lo alaba porque ha juzgado bien.
A renglón siguiente, comienza un partido entre el Fariseo Simón y la Pecadora Anónima. Ésta lo vence por un claro 3-0
vv. 44-46: Volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.

¿Ves a esta mujer?
Jesús introduce a la mujer en el círculo Simón-Jesús. Jesús viene a decirle: “Deja de pensar que es una puta; mírala como persona”.
TÚ no me diste agua para los pies, como Abrahán a los tres huéspedes. Tenía que ser gratificante después de caminar descalzos o con sandalias abiertas y muy bueno para evitar los malos olores de unos pies sudados. ELLA los ha mojado con lágrimas y los ha secado con sus cabellos.
1-0 a favor de la mujer.
TÚ no me diste el beso; ELLA no ha dejado de besarme los pies. Simón no lo recibió con el saludo normal de besar la mejilla. La mujer estuvo besando los pies –parte nada noble del cuerpo humano en la mentalidad de la época- no como pecadora sino con amor puro.
2-0
TÚ no ungiste mi cabeza con aceite; ELLA ha ungido mis pies con perfume. Simón dejó de ungir la cabeza de Jesús para que pudiera entrar oloroso al banquete; en cambio, la buena de la mujer besa los pies, parte anatómica poco noble en aquellos tiempos.
3-0
v. 47: Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque¿? ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.

Oti=Porque (ya que). Un gran experto como Zerwick nos avisa que, teniendo en cuenta el cuentecito, el sentido tiene que ser Le quedan perdonados sus muchos pecados, porque, como ves, muestra mucho amor.
Jesús supone correctamente que ha tenido que ser perdonada de sus 500 denarios para mostrar tanto agradecimiento y amor. Primero, llega el perdón y luego el agradecimiento.
Se insinúa que, como Simón no ha sentido el perdón, ama poco, tiene poco agradecimiento a Dios.
vv. 48-50: Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.» Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?» Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»

Tus pecados quedan perdonados.
¿Quién es éste que hasta…?
Tu fe te ha salvado. Vete en paz.
Jesús sigue el proceso de sanación. Es un ejemplo bien bello de para qué sirve el sacramento de la reconciliación. Convenía que esta pecadora ya perdonada oyera de su boca que estaba perdonada.
Además la manda con una hermosa alabanza Tu fe… y con una gran PAZ.
Los rabinos fariseos allá quedaron royendo el hueso teológico que sólo Dios puede perdonar los pecados y se perdieron el espectáculo bello de una puta convertida en amante de Jesús.

8,1-3: Sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios.
Se ve que Lucas goza usando esos verbos.
También hay un regusto con la materia proclamada y la llama con un titulo pleno. La Buena Nueva que vehicula el Reino de Dios y que es el Reino de Dios. El Reino de Dios es una excelente Buena Nueva-Evangelio.
Curadas de espíritus malignos y enfermedades.
En aquella época se creía que casi todas las enfermedades estaban ocasionadas por espíritus malos.
Para curarse era necesario expulsar esos espíritus malignos.
Jesús fue un gran curandero y aquí vemos que curó a algunas mujeres.
Entre todas hubo una que tenía la tira de demonios (siete= un montón). Ésta era María de Magdala. Bien podría ser que tuviera muchas enfermedades síquicas y físicas.
No significa directamente que fuera una gran pecadora sexual. Santa Teresa de Jesús tuvo la tira de enfermedades; así en la época de los evangelios diríamos que estaba llena de espíritus malignos.
… que les servían con sus bienes.
Jesús y los Doce vivían de limosnas y de la caridad. Entre las devotas que le ayudaban económicamente estaba nada menos que Juana la mujer de un administrador del rey Herodes Antipas.
Finalmente, tendríamos que tener en cuenta la escandalera que tuvo que ser que Jesús y los Doce anduvieran con algunas mujeres. Ningún rabino se hacía acompañar de mujeres, que, entre otras cosas, eran según la ley ritual un posible foco de impureza legal.
Señor Jesús, te damos gracias por tu gran Misericordia hacia los pecadores. Llénanos de tu Espíritu Santo para que no pueda tener en el bando del pecador y no de lo fariseo en el Templo. Gracias, por haber dignificado tantísimo a la mujer. Gracias, por haber salido en este caso en su defensa y haberla dignificado en presencia de Simón.

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