Publicado por CPAL SJ
El 15 de agosto toda la Iglesia celebra la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. En la misma fecha, el año pasado, Benedicto XVI en su homilía decía: “…la Asunción nos recuerda que la vida de María, como la de todo cristiano, es un camino de seguimiento, de seguimiento de Jesús, un camino que tiene una meta bien precisa, un futuro ya trazado: la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios, porque -como dice san Pablo en la carta a los Efesios- el Padre "nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús" (Ef 2, 6). Esto quiere decir que, con el bautismo, fundamentalmente ya hemos resucitado y estamos sentados en los cielos en Cristo Jesús, pero debemos alcanzar corporalmente lo que el bautismo ya ha comenzado y realizado. En nosotros la unión con Cristo, la resurrección, es imperfecta, pero para la Virgen María ya es perfecta, a pesar del camino que también la Virgen tuvo que hacer. Ella ya entró en la plenitud de la unión con Dios, con su Hijo, y nos atrae y nos acompaña en nuestro camino.”
La fecha tiene un significado especial para la Compañía de Jesús. Ese día Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodrigues y Pedro Fabro, el único sacerdote, profesaron sus votos de pobreza, castidad y vida apostólica en Tierra Santa. Ricardo García-Villoslada s.j. en su libro “San Ignacio de Loyola” describe como aquel 15 de agosto de 1534 San Ignacio y sus seis primeros compañeros subieron por la mañana a la colina de Montmartre, en París y en la capilla de Sanctum Martyrum, hicieron sus votos de pobreza castidad y vida apostólica. ”Se podría decir que aquellos siete hombres animados y llenos de Dios estaban en un cenáculo, como aquel de Pentecostés. Todos sentían en su pecho la llama viva del celo apostólico; siete llamas que expresaban la fuerza de la gran hoguera ignaciana... En aquel Pentecostés no podía faltar la Santísima Virgen y por eso resolvieron pronunciar sus votos el día de la fiesta de la Asunción de María.”
Otro jesuita, John W. O’Malley sj, observa sobre el mismo hecho: “A pesar de estos votos y de la decisión de ordenarse, todos insistieron, en sus relatos posteriores sobre este episodio crucial en sus vidas, en que no tenían intención de fundar una nueva orden religiosa. En cuanto a Ignacio, sin embargo, una carta escrita posteriormente a su hermano indica que en ese tiempo, o poco después ya había concebido una idea en esa dirección. Una mirada retrospectiva nos permite ver con seguridad en el acontecimiento de aquel día de agosto la piedra angular de la futura Compañía de Jesús. Los que la pusieron venían de diferentes naciones y de diferentes clases sociales y su edad fluctuaba entre los diecinueve y los cuarenta y tres años más o menos.”
Fuente: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2009/documents/hf_ben-xvi_hom_20090815_assunzione_sp.html
La fecha tiene un significado especial para la Compañía de Jesús. Ese día Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodrigues y Pedro Fabro, el único sacerdote, profesaron sus votos de pobreza, castidad y vida apostólica en Tierra Santa. Ricardo García-Villoslada s.j. en su libro “San Ignacio de Loyola” describe como aquel 15 de agosto de 1534 San Ignacio y sus seis primeros compañeros subieron por la mañana a la colina de Montmartre, en París y en la capilla de Sanctum Martyrum, hicieron sus votos de pobreza castidad y vida apostólica. ”Se podría decir que aquellos siete hombres animados y llenos de Dios estaban en un cenáculo, como aquel de Pentecostés. Todos sentían en su pecho la llama viva del celo apostólico; siete llamas que expresaban la fuerza de la gran hoguera ignaciana... En aquel Pentecostés no podía faltar la Santísima Virgen y por eso resolvieron pronunciar sus votos el día de la fiesta de la Asunción de María.”
Otro jesuita, John W. O’Malley sj, observa sobre el mismo hecho: “A pesar de estos votos y de la decisión de ordenarse, todos insistieron, en sus relatos posteriores sobre este episodio crucial en sus vidas, en que no tenían intención de fundar una nueva orden religiosa. En cuanto a Ignacio, sin embargo, una carta escrita posteriormente a su hermano indica que en ese tiempo, o poco después ya había concebido una idea en esa dirección. Una mirada retrospectiva nos permite ver con seguridad en el acontecimiento de aquel día de agosto la piedra angular de la futura Compañía de Jesús. Los que la pusieron venían de diferentes naciones y de diferentes clases sociales y su edad fluctuaba entre los diecinueve y los cuarenta y tres años más o menos.”
Fuente: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2009/documents/hf_ben-xvi_hom_20090815_assunzione_sp.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario