Publicado por CIPECAR
Lecturas: Éxodo 17,8-13; Salmo 120,1-8; 2 Timoteo 3,14-4,2
Evangelio: Lucas 18,1-8
Lecturas: Éxodo 17,8-13; Salmo 120,1-8; 2 Timoteo 3,14-4,2
Evangelio: Lucas 18,1-8
"En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les pro puso esta parábola:
-«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a de cirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió:
-«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"
v. 1: Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer.
En el tema de la Venida del Hijo del hombre, en el párrafo anterior, se percibe un cierto cansancio en la segunda generación de los cristianos.
En nuestro texto lucano se nota que la solución a ese problema está en la oración.
¿Cómo tiene que orar el seguidor de Jesús?
Siempre
Sin desfallecer
Según Lucas, Jesús les inculcó. Está bien traducido, aunque quizás el original quiere decir que les dijo esta parábola para mostrarles.
Es frecuente que Lucas antes de algunas parábolas nos de la clave para descubrir el sentido interior de esa enseñanza didáctica. Aquí son tres los pivotes en los que se basa esta enseñanza:
1º.- Orar, si no oramos caeremos en la tentación de no seguirLO.
2º.- Siempre, es decir, con regularidad, 5 ó 7 veces al día.
3º.- Sin desfallecer. No se permiten desánimos de que no hay resultados.
Jesús señala certeramente los riesgos que corre el orante:
1º El riesgo interior de la duda. Total ¿para qué? Yo rezo y no pasa nada; nadie me escucha.
2º El riesgo exterior de las ocupaciones y cosas prácticas que tenemos que hacer.
vv. 2-5: Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme."
Es un juez civil, en una ciudad, cuyo nivel ético está a nivel de la prebenda que recibe de los clientes ricos.
La expresión ni temía a Dios ni respetaba a los hombres tiene una resonancia bíblica; van contra los dos mandamientos fundamentales.
Una viuda, sin marido y sin hijos… es el prototipo de la persona desvalida.
Hazme justicia. El contrario ha abusado de su situación y ella reclama justicia. No dice que la favorezca, sino que oiga su caso.
El juez no quiere ni oírla; no cree que le favorezca lo más mínimo este caso.
Pero… la viuda no desfallece y vuelve un día y otro a pedir lo mismo.
Por fin, el sinvergüenza del juez ve que va a ser mejor sentarse a juzgar el caso que tener que soportar a esta viuda que viene continuamente a importunarme.
Aquí está el núcleo de la enseñanza. Hay que orar siempre sin desfallecer como esta viuda lo hacía.
vv. 6-8 a: Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto.
El Señor o Kyrios es el Señor Cristo Jesús
Oíd, es decir, escuchad atentamente
Jesús nos dice haciendo pie en la parábola que si un tipejo como ese juez hace lo que le pide una pobre viuda, con cuánta más razón Dios Padre restablecerá la justicia que padecen sus hijos orantes.
v. 8b: Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»
Es bien trágica esta sencilla pregunta. ¿No será que ya está sobrando ser cristiano? ¡Total para lo que nos sirve!
Cuando venga Cristo, ¿encontrará en nosotros esta fe sencilla de los niños que confían totalmente de su Padre Dios?
Como nuestro Hermano Mayor, ¿seremos capaces de decir siempre FIAT?
Señor Jesús, te damos gracias porque te hiciste hombre tan de verdad que viviste este aspecto de la oración confiada al Padre hasta que en una ocasión te supuso sudar como goterones de sangre. Llénanos de tu Espíritu Santo para que nada ni nadie nos distraiga del convencimiento terco que tu Padre nos ama y nos oye en nuestras necesidades. Amén.
-«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a de cirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió:
-«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"
v. 1: Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer.
En el tema de la Venida del Hijo del hombre, en el párrafo anterior, se percibe un cierto cansancio en la segunda generación de los cristianos.
En nuestro texto lucano se nota que la solución a ese problema está en la oración.
¿Cómo tiene que orar el seguidor de Jesús?
Siempre
Sin desfallecer
Según Lucas, Jesús les inculcó. Está bien traducido, aunque quizás el original quiere decir que les dijo esta parábola para mostrarles.
Es frecuente que Lucas antes de algunas parábolas nos de la clave para descubrir el sentido interior de esa enseñanza didáctica. Aquí son tres los pivotes en los que se basa esta enseñanza:
1º.- Orar, si no oramos caeremos en la tentación de no seguirLO.
2º.- Siempre, es decir, con regularidad, 5 ó 7 veces al día.
3º.- Sin desfallecer. No se permiten desánimos de que no hay resultados.
Jesús señala certeramente los riesgos que corre el orante:
1º El riesgo interior de la duda. Total ¿para qué? Yo rezo y no pasa nada; nadie me escucha.
2º El riesgo exterior de las ocupaciones y cosas prácticas que tenemos que hacer.
vv. 2-5: Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme."
Es un juez civil, en una ciudad, cuyo nivel ético está a nivel de la prebenda que recibe de los clientes ricos.
La expresión ni temía a Dios ni respetaba a los hombres tiene una resonancia bíblica; van contra los dos mandamientos fundamentales.
Una viuda, sin marido y sin hijos… es el prototipo de la persona desvalida.
Hazme justicia. El contrario ha abusado de su situación y ella reclama justicia. No dice que la favorezca, sino que oiga su caso.
El juez no quiere ni oírla; no cree que le favorezca lo más mínimo este caso.
Pero… la viuda no desfallece y vuelve un día y otro a pedir lo mismo.
Por fin, el sinvergüenza del juez ve que va a ser mejor sentarse a juzgar el caso que tener que soportar a esta viuda que viene continuamente a importunarme.
Aquí está el núcleo de la enseñanza. Hay que orar siempre sin desfallecer como esta viuda lo hacía.
vv. 6-8 a: Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto.
El Señor o Kyrios es el Señor Cristo Jesús
Oíd, es decir, escuchad atentamente
Jesús nos dice haciendo pie en la parábola que si un tipejo como ese juez hace lo que le pide una pobre viuda, con cuánta más razón Dios Padre restablecerá la justicia que padecen sus hijos orantes.
v. 8b: Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?»
Es bien trágica esta sencilla pregunta. ¿No será que ya está sobrando ser cristiano? ¡Total para lo que nos sirve!
Cuando venga Cristo, ¿encontrará en nosotros esta fe sencilla de los niños que confían totalmente de su Padre Dios?
Como nuestro Hermano Mayor, ¿seremos capaces de decir siempre FIAT?
Señor Jesús, te damos gracias porque te hiciste hombre tan de verdad que viviste este aspecto de la oración confiada al Padre hasta que en una ocasión te supuso sudar como goterones de sangre. Llénanos de tu Espíritu Santo para que nada ni nadie nos distraiga del convencimiento terco que tu Padre nos ama y nos oye en nuestras necesidades. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario