NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 25 de noviembre de 2010

I Domingo de Adviento (Mt 24, 37-44) - Ciclo A: Estad en vela para estar preparados



● Ruego por pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor.
● Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... veo. ¿Estoy atento? ¿Estoy atento a las personas o paso de todo y me evado?
● Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el evangelio ¿veo? Hechos y situaciones que me hacen estar dispuesto, a punto para el encuentro con el Señor Es decir, ¿en qué hechos lo encuentro?
● Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
● Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...


“PIDE UN DESEO”

VER
Cuando celebramos nuestro cumpleaños, además de celebrar que tenemos un año más, si hemos preparado una tarta y nos ponen velitas, antes de que las apaguemos nos dicen: “Pide un deseo”.

Aunque sepamos que son tonterías, seguimos el juego, porque nos gusta creer que ese deseo se cumplirá. Desearíamos sinceramente que se cumpliese, aunque lo veamos, a veces, difícil o imposible.


JUZGAR

Un deseo es un “movimiento afectivo hacia algo que se apetece”. Cuando deseamos algo, estamos anhelando poder disfrutar o que acontezca o deje de acontecer eso que apetecemos. Y si es posible, ponemos de nuestra parte lo que podemos para que se cumpla nuestro deseo.

En este primer domingo de Adviento, celebramos “un año más”, el comienzo de un nuevo año litúrgico; también hemos encendido una vela de la corona de Adviento; y en la oración colecta hemos dicho: “Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene...”.

Ése tiene que ser nuestro deseo hoy, un deseo que sí puede cumplirse: ya desde hoy pedimos al Padre que avive en nosotros el deseo de encontrarnos con Cristo, que cobre fuerza y vigor nuestra espera del gran acontecimiento que vamos a celebrar: que Dios se hace hombre en Jesús y nace entre nosotros. Hemos de desear vivamente encontrarnos con Cristo, que viene a nosotros.

Por eso recomendaba san Pablo en la 2ª lectura: «Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer». La vida de fe, el seguimiento del Señor, es un proceso creciente que nos va acercando a Él.

Por eso no podemos ni debemos dejar adormecer nuestro deseo de encontrarnos con el Señor: «pertrechémonos con las armas de la luz», porque como nos ha dicho el mismo Señor en el Evangelio, «estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre».

De ahí que, además de pedir al Padre que avive nuestro deseo, tenemos que poner de nuestra parte lo que podamos para que ese encuentro, que no sabemos cuándo será, se produzca. Como decía san Pablo: «Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo». Por una razón muy clara: como diremos también en el prefacio (III de Adviento): “El mismo Señor... viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento para que lo recibamos en la fe...”. Y si nuestra fe está adormecida, no se cumplirá nuestro deseo de encontrarnos con Él y recibirle.


ACTUAR

Nosotros, en Adviento, no soplamos las velitas de la Corona, al contrario, las vamos encendiendo para recordarnos cada vez con más fuerza que debemos “estar en vela”. Por eso, para ir preparándonos, en este primer domingo pongamos nombres concretos a lo que ha dicho san Pablo: «Nada de...». No pensemos en el sentido literal de esas palabras, pensemos en sentido amplio: ¿de qué me tendría que abstener, qué tendría que apartar de mi vida porque me adormece, porque no me hace vivir con la dignidad propia de hijo de Dios? Y cuando san Pablo dice: «Vestíos del Señor Jesucristo», ¿qué tendría que poner o incorporar a mi vida para estar “bien vestido” del Señor?

Hoy, al iniciar un nuevo año, con esta vela encendida, Dios nos invita a pedir un deseo. Que nuestro deseo sea lo que diremos en la última oración de la Eucaristía: “Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que Tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón”. Estemos preparados, apartando e incorporando a nuestra vida lo necesario, porque ése es el camino cierto para que nuestro deseo de encontrarnos con el Señor se cumpla, tanto al final de nuestra vida como ya ahora, en cualquier momento, en cada persona y en cada acontecimiento, si sabemos vivirlos con y desde la fe.

No hay comentarios: