Ven, Espíritu, ven… ven y renuévame, restáurame, Señor, con tu poder de amor y misericordia.
Son unas simples palabras que hacen comunión entre nosotros y el Espíritu de Dios, que nos hacen reconocer nuestra debilidad y la necesidad, por tanto, de su fuerza, comprensión y ayuda.
Todos somos necesitados y eso… aunque parezca una falacia, realmente es un gran regalo, el más hermoso de todos, porque nosotros mismos experimentamos el sentimiento de vacío y plenitud a la vez. La vida nos va llevando por caminos diferentes, pero nunca nos aparta de las personas que amamos, queremos… así compartimos los que somos y queremos ser, lo que vivimos y lo que deseamos vivir, lo que sufrimos y a lo que queremos hacer frente. Siempre tenemos a alguien que nos escucha, jamás estamos solos, porque si así nos sintiésemos únicamente hemos de llamar, creer y eso cambiará. Jesús dice en el Evangelio de Mateo “Pedid y se os dará…”, el hecho de dar el paso de pedir ya es reconocer que quieres ayuda y Dios no niega a nadie, ama a todos por igual.
Nuestra fuerza está en nuestra debilidad, ¿contrario? ¡no!, es cierto, solos es difícil, y esa necesidad de la que hablamos no es una soledad sino que lleva a vociferar que juntos podemos llegar más lejos.(También decían los mosqueteros “uno para todos y todos para uno”).Pidamos el Espíritu para que nos acompañe a lo largo de nuestra vida y nos dé la fuerza y empuje de seguir con ilusión trabajando por el Reino.
Texto: Hna. Conchi García.
Publicado por Mi Vocación
Son unas simples palabras que hacen comunión entre nosotros y el Espíritu de Dios, que nos hacen reconocer nuestra debilidad y la necesidad, por tanto, de su fuerza, comprensión y ayuda.
Todos somos necesitados y eso… aunque parezca una falacia, realmente es un gran regalo, el más hermoso de todos, porque nosotros mismos experimentamos el sentimiento de vacío y plenitud a la vez. La vida nos va llevando por caminos diferentes, pero nunca nos aparta de las personas que amamos, queremos… así compartimos los que somos y queremos ser, lo que vivimos y lo que deseamos vivir, lo que sufrimos y a lo que queremos hacer frente. Siempre tenemos a alguien que nos escucha, jamás estamos solos, porque si así nos sintiésemos únicamente hemos de llamar, creer y eso cambiará. Jesús dice en el Evangelio de Mateo “Pedid y se os dará…”, el hecho de dar el paso de pedir ya es reconocer que quieres ayuda y Dios no niega a nadie, ama a todos por igual.
Nuestra fuerza está en nuestra debilidad, ¿contrario? ¡no!, es cierto, solos es difícil, y esa necesidad de la que hablamos no es una soledad sino que lleva a vociferar que juntos podemos llegar más lejos.(También decían los mosqueteros “uno para todos y todos para uno”).Pidamos el Espíritu para que nos acompañe a lo largo de nuestra vida y nos dé la fuerza y empuje de seguir con ilusión trabajando por el Reino.
Texto: Hna. Conchi García.
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