En la madrugada del domingo 13 de febrero falleció en la ciudad de San Miguel de Tucumán el sacerdote oblato diocesano Benigno Ruben Robles.
Sus restos fueron velados en la parroquia La Resurrección del Señor e inhumados en el Cementerio del Oeste, en la bóveda del Arzobispado.
El religioso nació en Tucumán el 8 de noviembre de 1934. Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Ingresó al Instituto Secular Oblatos Diocesanos en el año 1952 y emitió sus primeros votos el 15 de agosto de 1953.
Joven consagrado a Dios, el padre Agustín Gabriel Bonney Elizalde, fundador del instituto, lo destinó a trabajar -junto con el oblato Oscar Giaccone- en la parroquia de San Pedro de Colalao, en la provincia de Tucumán; el mismo padre Elizalde lo puso en funciones en esa parroquia, sin sacerdote permanente en el año 1954. Además trabajó apostólicamente como laico consagrado en los Valles Calchaquíes.
En 1957 se retiró del Instituto.- Después de un tiempo ingresó en el Seminario de Tucumán y fue ordenado sacerdote por el arzobispo, monseñor Juan Carlos Aramburu, el 5 de julio de 1964 en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación.
Durante 31 años fue párroco de La Resurrección del Señor, también en San Miguel de Tucumán; también fue asesor diocesano de la Liga de Madres, durante muchos años asesoró los movimientos de jóvenes Palestra y Eslabón y fue capellán de las Hermanas Azules en Lastenia.
En agosto de 1996 pidió reingresar al Instituto haciendo sus “segundos” primeros Votos como sacerdote Oblato Diocesano en el Encuentro Fraterno realizado en la Casa San José, en Cabrero (Chile), el 11 de febrero de 1997; sus votos definitivos los hizo en 2001.
Su alegría y oportunas ocurrencias eran recibidas con entusiasmo por los oyentes, contagiando una de las notas características de todo oblato, que es ‘la sana y comunicativa alegría’”, expresa un comunicado firmado por Onofre S. Pighin, director general de los Oblatos Diocesanos. Y agrega que “fue un sacerdote que siempre preparaba con cuidado sus homilías, siguiendo el famoso esquema de Introducción, tres puntos y Conclusión, enseñado y practicado por el padre Elizalde”.
“Su fuerte diabetes -informa Pighin- provocó en él dolencias y llagas incurables, padeciendo casi dos años la dificultad e imposibilidad en el caminar, debiendo quedar su mayor tiempo en la cama. Así fue como en las primeras horas de la noche del sábado 12 de febrero debió ser trasladado del Hogar ‘Vallecito’ a la clínica, donde después de varias horas falleció”.
El director general también expresa su agradecimiento al arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Villalba, y al vicario general de la arquidiócesis, presbítero Carlos Sánchez, por haber “acompañado de cerca en estos últimos tiempos a nuestro hermano sacerdote”.+
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Sus restos fueron velados en la parroquia La Resurrección del Señor e inhumados en el Cementerio del Oeste, en la bóveda del Arzobispado.
El religioso nació en Tucumán el 8 de noviembre de 1934. Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Ingresó al Instituto Secular Oblatos Diocesanos en el año 1952 y emitió sus primeros votos el 15 de agosto de 1953.
Joven consagrado a Dios, el padre Agustín Gabriel Bonney Elizalde, fundador del instituto, lo destinó a trabajar -junto con el oblato Oscar Giaccone- en la parroquia de San Pedro de Colalao, en la provincia de Tucumán; el mismo padre Elizalde lo puso en funciones en esa parroquia, sin sacerdote permanente en el año 1954. Además trabajó apostólicamente como laico consagrado en los Valles Calchaquíes.
En 1957 se retiró del Instituto.- Después de un tiempo ingresó en el Seminario de Tucumán y fue ordenado sacerdote por el arzobispo, monseñor Juan Carlos Aramburu, el 5 de julio de 1964 en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación.
Durante 31 años fue párroco de La Resurrección del Señor, también en San Miguel de Tucumán; también fue asesor diocesano de la Liga de Madres, durante muchos años asesoró los movimientos de jóvenes Palestra y Eslabón y fue capellán de las Hermanas Azules en Lastenia.
En agosto de 1996 pidió reingresar al Instituto haciendo sus “segundos” primeros Votos como sacerdote Oblato Diocesano en el Encuentro Fraterno realizado en la Casa San José, en Cabrero (Chile), el 11 de febrero de 1997; sus votos definitivos los hizo en 2001.
Su alegría y oportunas ocurrencias eran recibidas con entusiasmo por los oyentes, contagiando una de las notas características de todo oblato, que es ‘la sana y comunicativa alegría’”, expresa un comunicado firmado por Onofre S. Pighin, director general de los Oblatos Diocesanos. Y agrega que “fue un sacerdote que siempre preparaba con cuidado sus homilías, siguiendo el famoso esquema de Introducción, tres puntos y Conclusión, enseñado y practicado por el padre Elizalde”.
“Su fuerte diabetes -informa Pighin- provocó en él dolencias y llagas incurables, padeciendo casi dos años la dificultad e imposibilidad en el caminar, debiendo quedar su mayor tiempo en la cama. Así fue como en las primeras horas de la noche del sábado 12 de febrero debió ser trasladado del Hogar ‘Vallecito’ a la clínica, donde después de varias horas falleció”.
El director general también expresa su agradecimiento al arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Villalba, y al vicario general de la arquidiócesis, presbítero Carlos Sánchez, por haber “acompañado de cerca en estos últimos tiempos a nuestro hermano sacerdote”.+
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