“Es inútil que madruguéis”

El salmo 126 es una exhortación a la confianza en Dios. Nosotros podemos cansarnos hasta los límites pero como dice el refrán “no por mucho madrugar amanece más temprano”.
“Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles”. El trabajo humano, y mucho más en el plano espiritual, es fecundo en la medida en que Dios está presente, por esta razón en vano se cansan los albañiles si Dios no bendice su esfuerzo. Jesús lo dijo claramente: “Sin mí no podéis nada”.
Los amigos del Señor, los que viven abandonados en su bondad y misericordia, aunque no posean muchos bienes materiales, vivirán felices porque la ambición no roerá sus corazones: “Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: Dios lo da a sus amigos mientras duermen”.
Los cristianos somos los sarmientos que si no vivimos unidos a la vid no podemos dar fruto. Quien hace crecer la semilla es Dios Padre. Ciertamente que no por ello tenemos que hacer como aquel siervo perezoso que guardó el talento sin hacerlo producir sino que poniendo todo nuestro empeño en lo que depende de nosotros, confiamos plenamente que Él hará fructificar nuestro esfuerzo.
Es comprensible que este salmo se rece en las fiestas de la Virgen porque ella confió en la palabra que le dirigió el ángel de parte de Dios concibió y dio luz al Dios hecho hombre. Por esta razón podemos rezar este salmo junto a María, la creyente, que asumió al pie de la cruz la maternidad de los humanos. Ella nos invita a seguir su ejemplo y a ser madres espirituales de tantos hombres y mujeres que caminan sin sentido por la vida. De este modo no nos sentiremos derrotados al fin de nuestros días. En nuestro juicio ante Dios y ante el adversario, las obras que habremos realizado a favor de los hombres nos defenderán. Los hijos espirituales serán nuestra alegría, nuestro orgullo y nuestra defensa: “No quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza”.

Texto: Hna. María Nuria Gaza.
Publicado por Mi Vocación