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jueves, 24 de marzo de 2011

Liturgia y Contemplación: TERCER DOMINGO DE CUARESMA


Publicado por CIPECAR

Lecturas: Éxodo 17, 3-7; Salmo 94, 1-9; Romanos 5, 1-2.5-8
Evangelio: Juan 4, 5-42:

"En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
-«Dame de beber.»
La samaritana le dice:
-«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?»
Jesús le contestó:
-«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.»
La mujer le dice:
-«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo; ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó:
-«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. »
La mujer le dice:
-«Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla”.
1ª Parte: El agua que brota para la vida eterna.

vv. 5-8 a: Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida.

La escena está maravillosamente ambientada en el Nuevo Testamento:
Estamos en Samaria en contraste con la Tierra de los judíos.

El Verbo hecho carne muestra su condición de fatigado del camino.

Sentado junto al pozo, se queda solo. Junto a los pozos se relacionaban hombres y mujeres.

Llega una mujer samaritana a sacar agua.

Sus discípulos se habían ido a comprar comida.

Jesús comienza la conversación con el pretexto de que tiene sed.
vv 8b-9: Le dice la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)

Aparecen dos elementos extraños en aquella sociedad:
1.- Este diálogo entre un hombre y una mujer, junto a una fuente, era considerado como una mala nota para los rabinos y gente buena de la época.

2.- Que este diálogo fuera entre un judío y una samaritana causó extrañeza a la mujer y a los mismos discípulos (ver más adelante).

Ante esta conducta podemos ver la libertad de nuestro Hermano Mayor, que vino a salvar y sanar.
vv. 10-15: Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»

El Antiguo Testamento tenía cosas buenas, por ejemplo el agua que se usaba para las purificaciones. Jn 2, 6: Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. (Jn 2, 6).
Jesús trajo el agua del Espíritu: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu (Jn 3,5-6).
Es un tema fundamental de esta primera parte del evangelio de hoy:
La mujer de Samaria al igual que Nicodemo representa al agua del Antiguo Testamento.
Jesús está hablando del Espíritu Santo. El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado (Jn 7,37-39).

El Don de Dios es:
Dios mismo dado en Cristo;
La vida eterna;
El Espíritu Santo.
2ª Parte: El Padre es el Séptimo Marido.

· Jesús, un profeta (v. 19), habla del marido perfecto (el 7º).

16-24: El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá. Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.»

La mujer de Samaria simboliza a Samaria, al Reino del Norte que fue destruido por los asirios el 722-721 antes de Cristo.

Los asirios, según 2 Re 17, 24 ss., llevaron al exilio a todos los samaritanos sobrevivientes que valieran algo y trajeron a miembros de cinco pueblos rebeldes que trajeron sus divinidades (baales o maridos).
Según la teología judía los samaritanos eran descendientes de esos medio paganos que adoraban al Dios de la Tierra, a Yahvé, mezclado con los otros dioses. Éste era el 6 º marido.
El profeta Jesús revela aquí ni el que es adorado en Garizin por los samaritanos ni el que es adorado en Jerusalén es el Marido definitivo.
El 7º y verdadero Marido o Dios tiene un Nombre: ABBA, EL PADRE: Adoraréis al Padre
Los verdaderos adoradores adorarán el Padre en espíritu y verdad.

Así quiere el Padre que sean los que le adoren.

Jesús, un profeta, pasa a ser el Mesías, el Cristo.
vv. 25-26: Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.» Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»

Hablábamos de dos extrañezas; aquí tenemos la tercera. Jesús se revela abiertamente que él es el Cristo esperado también por los samaritanos.
Es verdaderamente bello ese YO SOY, el que te está hablando.
vv. 27-28: En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»

La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad.

Sus discípulos… se sorprendieron de que hablara con una mujer.

La mujer, dejando su cántaro, corrió a convertirse en una evangelizadora.

28b-30. 39-42: y dijo a la gente: Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo? Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»

Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»

La samaritana se convierte en una buena catequista:
Invita a sus conciudadanos que salgan a ver a un hombre especial

Este señor le dicho todo lo que ha hecho.

Les crea una inquietud; ella no predica tajantemente.

Muchos creyeron por las palabras de la catequista.
Muchos más creyeron por las palabras de Jesús.
Así testificaron que creyeron porque nosotros mismos lo hemos oído.
Llegaron a la conclusión que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.
Jesús es el profeta, el Mesías, el Salvador del Mundo.
Ahora seguiría la 3ª parte (vv. 31-38): Mi Alimento es hacer la Voluntad de mi Padre. Me parece que ya basta para meditar algo de este bellísimo capítulo del evangelio según San Juan.

Señor Jesús, te damos gracias porque tú nos has revelado que el auténtico Dios es el Padre. Ya que solo tú lo conoces, dánoslo a conocer y a poder experimentarlo como tal Padre para que podamos ser auténticos adoradores suyos en la sinceridad de nuestra vida en la Verdad que eres para nosotros. Amén.

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