Por Angel Moreno
-¡QUÉ NECIOS Y TORPES SOIS PARA CREER LO QUE ANUNCIARON LOS PROFETAS! ¿NO ERA NECESARIO QUE EL MESÍAS PADECIERA ESTO PARA ENTRAR EN SU GLORIA?
De nuevo, la Liturgia nos propone el pasaje de Emaús, que ya hemos meditado el miércoles de Pascua. Ese día nos hacíamos eco de la pregunta que el Caminante desconocido dirige a los dos discípulos desanimados. Hoy nos fijamos en la corrección y el reproche que les hace.
Como los dos discípulos de Emaús, cabe que sigamos sin comprender el sentido de las Sagradas Escrituras, que nos encerremos en nuestras interpretaciones habituales y creamos que las conocemos; puede que hasta nos suene el pasaje en la memoria, pero que realmente no hayamos tenido un encuentro vivo con la persona de Jesucristo resucitado.
Quizá no sepamos iluminar la realidad desde la Palabra, y en vez de encontrar el sentido pascual que tiene la vida, nos quedemos atrapados en un sentido presentista, sin horizontes, y sin pregustar la salvación que se nos ofrece en cada acontecimiento, que esté pasando el Señor por nuestro camino y no lo reconozcamos.
Es posible que hasta seamos algo entendidos, que nos atrevamos a hacer exégesis de los textos, que sintamos hasta el paralelismo de algunos pasajes, pero hoy el Maestro no nos pregunta sólo si comprendemos las Escrituras, sino si creemos en ellas.
Creer en la Palabra es haberse encontrado con Jesucristo, porque conocer las Escrituras, que es amarlas, significa haberse encontrado con la persona de Jesús. Él sigue vivo entre nosotros y nos acompaña invitándonos a la mesa del Pan santo y de la Palabra.
DISCERNIMIENTO
¿Conoces las Sagradas Escrituras? ¿Las tienes como tu alimento en el camino de la vida? Los textos bíblicos, ¿son la referencia iluminadora a la que recurres en los distintos problemas de la vida? ¿Con qué frecuencia lees los Evangelios? ¿Das fe a la Palabra de Dios? ¿Te fías de ella? ¿Se ha convertido en clave para tu discernimiento y toma de decisiones?
TESTIMONIO
Los primeros cristianos eran fieles a la enseñanza de los Apóstoles y tenían un conocimiento de las Escrituras en comunión. La interpretación de las Sagradas Escrituras debe tener en cuenta la recepción que han hecho de ella los creyentes de todos los tiempos. La propuesta que nos hace la Iglesia es que al mismo tiempo que el estudio debemos también amar lo que dicen los Libros Santos.
De nuevo, la Liturgia nos propone el pasaje de Emaús, que ya hemos meditado el miércoles de Pascua. Ese día nos hacíamos eco de la pregunta que el Caminante desconocido dirige a los dos discípulos desanimados. Hoy nos fijamos en la corrección y el reproche que les hace.
Como los dos discípulos de Emaús, cabe que sigamos sin comprender el sentido de las Sagradas Escrituras, que nos encerremos en nuestras interpretaciones habituales y creamos que las conocemos; puede que hasta nos suene el pasaje en la memoria, pero que realmente no hayamos tenido un encuentro vivo con la persona de Jesucristo resucitado.
Quizá no sepamos iluminar la realidad desde la Palabra, y en vez de encontrar el sentido pascual que tiene la vida, nos quedemos atrapados en un sentido presentista, sin horizontes, y sin pregustar la salvación que se nos ofrece en cada acontecimiento, que esté pasando el Señor por nuestro camino y no lo reconozcamos.
Es posible que hasta seamos algo entendidos, que nos atrevamos a hacer exégesis de los textos, que sintamos hasta el paralelismo de algunos pasajes, pero hoy el Maestro no nos pregunta sólo si comprendemos las Escrituras, sino si creemos en ellas.
Creer en la Palabra es haberse encontrado con Jesucristo, porque conocer las Escrituras, que es amarlas, significa haberse encontrado con la persona de Jesús. Él sigue vivo entre nosotros y nos acompaña invitándonos a la mesa del Pan santo y de la Palabra.
DISCERNIMIENTO
¿Conoces las Sagradas Escrituras? ¿Las tienes como tu alimento en el camino de la vida? Los textos bíblicos, ¿son la referencia iluminadora a la que recurres en los distintos problemas de la vida? ¿Con qué frecuencia lees los Evangelios? ¿Das fe a la Palabra de Dios? ¿Te fías de ella? ¿Se ha convertido en clave para tu discernimiento y toma de decisiones?
TESTIMONIO
Los primeros cristianos eran fieles a la enseñanza de los Apóstoles y tenían un conocimiento de las Escrituras en comunión. La interpretación de las Sagradas Escrituras debe tener en cuenta la recepción que han hecho de ella los creyentes de todos los tiempos. La propuesta que nos hace la Iglesia es que al mismo tiempo que el estudio debemos también amar lo que dicen los Libros Santos.
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