Por Josetxu Canibe
Uno de los acontecimientos más sorprendentes de la historia fue la expansión del cristianismo por todo el mundo entonces conocido en los dos primeros siglos de nuestra era. Los protagonistas de esta revolución fueron un grupito de hombres y de mujeres sin poder y sin influencia. Más aún, desanimados, temerosos (al menos al principio) frente a la oposición de una sociedad poderosa. ¿Cómo explicar o qué explica este fenómeno?. La aclaración nos viene de la escena de hoy, tal como la describe el evangelio de este domingo: en la venida del Espíritu Santo, que invadió los corazones de aquel grupo de discípulos de Jesús. ¿Qué es el Espíritu?. En lo deportivo observamos que el mismo jugador, los mismos atletas participan, actúan de forma radicalmente distinta si se acercan al estadio con espíritu o sin él. Son los mismos, pero no lo mismo. A veces se mueven de forma cansina, torpe, pesada, otras veces se les ve rápidos, atentos. Algo de esto sucedió en el día de Pentecostés con los apóstoles. Aquel soplo, aquel impulso, aquellas llamaradas de las que habla el texto bíblico reflejan la vitalidad, el vigor, el dinamismo de aquellos hombres y mujeres, de aquellas personas huidizas, apocadas y cobardes que se convirtieron en audaces, intrépidas, valerosas. Cambio que lo detallaba un metropolita ortodoxo: “Sin Espíritu Santo, Dios queda lejos, Cristo pertenece al pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia una mera organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación y el obrar cristiano una moral de esclavos”. En resumen, algo sin alma.
Hablando Jesús del Espíritu Santo con Nicodemo, le confesó que “el Espíritu sopla donde quiere”. Y este es uno de los aspectos más originales del Espíritu. No actúa solo a través de la jerarquía o de personas selectas, aunque también por ellas, Con frecuencia nos descoloca, pues se sirve de instrumentos menos esperados por nosotros, ni respeta los galones ni los escalafones. Esta semana pasada leía un artículo titulado:”¿Los ateos reflejan mejor la idea de Dios?”. De hecho, posiblemente las dos mejores películas sobre Jesucristo: “El evangelio según San Mateo” y “Jesucristo Superstar “ son creación de dos directores no creyentes. Es posible que en el Movimiento 15 de mayo esté involucrado el Espíritu. Ciertamente el Espíritu sopla donde quiere dándonos sorpresas. Hoy probablemente el Espíritu nos empuja a crear otro mundo, diferente al actual. Si entonces Jesús les encomendó a sus discípulos la tarea de predicar el evangelio y de bautizar, hoy nos encarga otros compromisos: sobre todo el de instalar el Reino de Dios, es decir, una sociedad donde reine la fraternidad, donde las diferencias económicas y sociales no sean provocativas, nos anima a perder el miedo, a abrir puertas y ventanas, a eliminar barreras y muros, nos impulsa a practicar el perdón y la reconciliación. Necesitamos por tanto un nuevo Pentecostés, cuyo viento se lleve nuestros prejuicios, nuestros intereses bastardos y haga surgir la libertad, la coherencia, la esperanza. Necesitamos el fuego del Espíritu que reduzca a cenizas la hipocresía, la indolencia.
La anécdota es conocida. Cuando el apóstol Pablo preguntó a los efesios si habían recibido al Espíritu Santo, estos le respondieron que:”Ni siquiera hemos oído si existe”. Creo que los cristianos del siglo XXI, sin apostar demasiado, a eso sí hemos llegado y el Espíritu se nos hace más cercano.
A este Espíritu la Iglesia pide para sus hijos:
”Riega la tierra en sequía,/
sana el corazón enfermo,/
lava las manchas,/
infunde calor de vida en el hielo,/
guía al que tuerce el sendero”.
Que así sea.
Hablando Jesús del Espíritu Santo con Nicodemo, le confesó que “el Espíritu sopla donde quiere”. Y este es uno de los aspectos más originales del Espíritu. No actúa solo a través de la jerarquía o de personas selectas, aunque también por ellas, Con frecuencia nos descoloca, pues se sirve de instrumentos menos esperados por nosotros, ni respeta los galones ni los escalafones. Esta semana pasada leía un artículo titulado:”¿Los ateos reflejan mejor la idea de Dios?”. De hecho, posiblemente las dos mejores películas sobre Jesucristo: “El evangelio según San Mateo” y “Jesucristo Superstar “ son creación de dos directores no creyentes. Es posible que en el Movimiento 15 de mayo esté involucrado el Espíritu. Ciertamente el Espíritu sopla donde quiere dándonos sorpresas. Hoy probablemente el Espíritu nos empuja a crear otro mundo, diferente al actual. Si entonces Jesús les encomendó a sus discípulos la tarea de predicar el evangelio y de bautizar, hoy nos encarga otros compromisos: sobre todo el de instalar el Reino de Dios, es decir, una sociedad donde reine la fraternidad, donde las diferencias económicas y sociales no sean provocativas, nos anima a perder el miedo, a abrir puertas y ventanas, a eliminar barreras y muros, nos impulsa a practicar el perdón y la reconciliación. Necesitamos por tanto un nuevo Pentecostés, cuyo viento se lleve nuestros prejuicios, nuestros intereses bastardos y haga surgir la libertad, la coherencia, la esperanza. Necesitamos el fuego del Espíritu que reduzca a cenizas la hipocresía, la indolencia.
La anécdota es conocida. Cuando el apóstol Pablo preguntó a los efesios si habían recibido al Espíritu Santo, estos le respondieron que:”Ni siquiera hemos oído si existe”. Creo que los cristianos del siglo XXI, sin apostar demasiado, a eso sí hemos llegado y el Espíritu se nos hace más cercano.
A este Espíritu la Iglesia pide para sus hijos:
”Riega la tierra en sequía,/
sana el corazón enfermo,/
lava las manchas,/
infunde calor de vida en el hielo,/
guía al que tuerce el sendero”.
Que así sea.
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