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domingo, 16 de octubre de 2011

ORACIONES para la EUCARISTÍA: AMANDO MÁS A DIOS / SER CRISTIANOS Y SER CIUDADANOS


Publicado por Fe Adulta

ANÁFORA

Te damos gracias, Padre santo, porque derramas tu amor por todo el universo.
Confesamos que Tú eres nuestro Dios, el Dios de todos, el único.
Aunque creemos en Ti, no acertamos a amarte con todas nuestras fuerzas,
con todo nuestro corazón y toda nuestra mente.
Nos acordamos de Ti y te buscamos torpemente en nuestras necesidades,
en los huecos que nos dejan las preocupaciones de nuestra vida diaria.
Errando el objetivo te queremos encontrar cumpliendo normas y leyes,
pretendiendo quizás una santidad formal que nada te interesa
y no entra en tus planes sobre nosotros.
Tu Reino se cimienta sobre un amor real y efectivo de todos con todos,
que no es segundo mandamiento sino el mismo y único,
porque la única forma que tenemos de amarte
es queriendo a todos nuestros prójimos, con el corazón, de verdad,
más si cabe que lo que nos queremos a nosotros mismos.
Es el momento de unirnos a todas las buenas gentes de nuestra historia
para cantar en tu honor, a tu mayor gloria,
este himno de acción de gracias.

Santo, santo…



Bendito seas, Padre y Madre de todos, por regalarnos a tu hijo Jesús.
Él es nuestro norte y guía, el faro luminoso que nos lleva a tu encuentro.
Le agradecemos su orientación, certera y simple, directa, sin recodos.
Por él sabemos que no te va el incienso, y quizás te aburren tantas ceremonias,
que debemos amarte fuera del templo, en casa, en la calle, en el trabajo,
que te amamos cuando amamos la vida, ayudando a los hermanos,
amparando al que tiene miedo, evitando que nadie pase hambre.
Jesús nos ha enseñado de palabra y con su vida que
la felicidad mayor de un ser humano es saberse útil para los demás,
que es afortunado quien es de natural desprendido y generoso,
que dando se consigue y sembrando se cosecha.
A la hora de despedirse de este mundo,
Jesús nos pidió que nos acordáramos de él al compartir nuestro pan.
Y eso hacemos ahora, junto a esta mesa que nos reúne en familia.
El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan,
dio gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;
haced lo mismo en memoria mía».

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre;
cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».
Esto es el sacramento, el signo del amor y la entrega de Jesús
Esto ha de ser también la señal de nuestro compromiso por los demás.
Queremos, Señor, que seas principal protagonista en nuestra vida.
Ante los dilemas que nos plantea la vida, queremos optar siempre por Ti.
Pero no queremos confundir por más tiempo nuestra religiosidad.
Infúndenos tu Espíritu, que sepamos verte en nuestros prójimos,
que les demos nuestro cariño más auténtico, que nos salga de dentro,
sin intereses egoístas, amando sin quedarnos a esperar el cambio.
Queremos hacer realidad las bienaventuranzas de Jesús en lo que nos toca,
compartiendo y haciendo menos pobres a los pobres,
prestando ayuda a quienes más nos necesiten,
defendiendo y liberando a los que son oprimidos y claman justicia,
consolando a quienes sufren y lloran en silencio,
colaborando con quienes trabajan por la paz.
Por Jesús, en su presencia,
te honramos y te bendecimos, Padre Dios, ahora y siempre.
AMÉN.

Rafael Calvo Beca

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PRINCIPIO

Aquí nos tienes, Padre, alrededor de tu mesa,
los que queremos servirte a ti pero servimos también a otros señores:
ayúdanos, ilumina nuestra mente y mueve nuestro corazón
para que te sirvamos solamente a ti.
Por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


OFRENDA

Acepta, Padre, nuestro pan y nuestro vino;
queremos que signifiquen nuestra vida entera.
Que podamos entregarla plenamente a tu reino, como el mismo Jesús.
Por el mismo Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


DESPEDIDA

Gracias, Padre, por la eucaristía;
gracias porque nos sigues llamando,
gracias porque nos sigues invitando al reino.
Danos también fuerza para que aceptemos de corazón tu invitación,
y nuestra vida, como la de Jesús, sea una entrega completa a Ti.
Por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


José Enrique Galarreta

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SER CRISTIANOS Y SER CIUDADANOS


Hoy y siempre, nos guste o no,
preguntar por la licitud de un impuesto,
cuando tenemos dinero y patrimonio
y vivimos muy dignamente,
es querer defendernos frente a los otros
-sean el césar,
la hacienda pública,
los pobres de la acera
o la propia conciencia-.

Y querer que Tú aclares
y justifiques nuestros quereres
de servir a dos señores
-cuando nos conviene-
o de enfrentarlos sin escrúpulos
-cuando nos conviene-,
es jugar a ser hipócritas
aunque no aparezcamos en la escena
y sean otros los que abren las puertas.

Aquel día que, mirándonos a los ojos, dijiste
“al César lo que es del César
y a Dios lo que es de Dios”,
abriste una brecha en el horizonte:
proclamaste la soberanía de Dios Padre,
la autonomía de la creación entera,
la libertad de conciencia de las personas,
la repulsa de toda ideología política y religiosa
y el uso de Dios para nuestros intereses.

Sabemos que no es evangélico
llegar a Dios por la presión del poder que impera
ni defender el estado apelando a su voluntad.
Con el proyecto de Dios no se juega.
No hay nadie, por grande que sea,
dentro o fuera de la iglesia,
que pueda adueñarse del mismo, o hacerse su guía,
apelando a poderes, leyes y costumbres
o a la gracia divina.

Y como lo de Dios tiene que ver,
no solo con las cosas religiosas,
también con las realidades y decisiones políticas,
toda iglesia que quiera ser evangélica
no puede quedarse encerrada
ni en los corazones ni en las sacristías;
ha de salir a las plazas públicas
para defender el proyecto de Dios
y la autonomía de la sociedad laica.

Por eso, Señor, enséñanos
a ser cristianos y ciudadanos.



Florentino Ulibarri

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