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sábado, 10 de marzo de 2012

Dom 11- 3 - 2012. Los Diez Mandamientos (con teofanía y alianza)


Publicado por El blog de X. Pikaza

Dom 3 Cuaresma, ciclo b. Ex 20, 1-17. La primera lectura de este domingo recoge el texto de los mandamientos del Decálogo, vinculados a la teofanía del Sinaí y al rito de la Alianza (Cf. también Dt 5).
Éste es un texto clave de la tradición israelita: asume elementos sacerdotales pero los universaliza y aplica a todo el pueblo; recoge aspectos sacrales, pero los interpreta en clave de cumplimiento de la alianza.
Aquí se expresa el culto de Israel, ésta la nota especial de su santidad: El pueblo de Dios puede y debe responder a la elección gratuita de su Dios (que como madre águila le lleva protegido entre sus alas), cumpliendo fielmente su alianza. Su estructura general es clara y queremos.

Tiene tres elementos. A) Teofanía (Ex 19) que recoge elementos de la antigua tradición israelita. B) Ley integrada por dos textos primordiales: Decálogo y Código de la Alianza (Ex 20-23). C) Celebración del pacto que sella la unión de Dios y el pueblo (Ex 24).

Desde ese fondo he querido citar y comentar los pasajes más significativos del texto (sin entrar en el Código de la Alianza). Buen domingo a todos.

I. TEXTO

A. Teofanía: (Ex 19, 16-23)

Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nubesobre el monte, mientras el toque de la trompeta crecía en intensidad.
Y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios...

Todo el Sinaí humeaba, porque Yahvé había descendido sobre él en forma de fuego. Subía el humo como de un horno y todo el monte retemblaba con violencia. El sonido de la trompeta se hacia cada vez más fuerte:
Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno.
Yahvé bajó a la cumbre del monte Sinaí y llamó a Moisés a la cumbre.
Cuando este subió Yahvé le dijo:
- Baja al pueblo y mándales
que no traspasen los límites para ver al Señor porque morirían muchísimos.

Y a los sacerdotes que se han de acercar a Yahvé purifícalos,
para que Yahvé no arremeta contra ellos.
Moisés contestó a Yahvé: - El pueblo no puede subir al monte Sinaí,
pues tú mismo no has mandado trazar un círculo que marque la montaña sagrada.

B. Mandamientos. Decálogo (Ex 20, 1-17)


Y Dios (=Elohim) pronunció todas estas palabras diciendo:
Yo soy Yahvé, tu Dios, que te saque de Egipto, de la esclavitud.
1. No tendrás otros dioses frente a mí.
2. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la
tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postraras ante ellos,
ni les darás culto; porque yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso:
castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y biznietos cuando me aborrecen; pero actúo con piedad (hesed) por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.
3. No pronunciarás el nombre de Yahvé, tu Dios, en falso.
Porque no dejará Yahvé impune a quien pronuncie su nombre en falso.
4. Fíjate en el sábado para santificarlo.Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó

5. Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
6. No matarás.
7. No cometerás adulterio.
8. No robarás.
9. No darás testimonio falso contra tu prójimo.
10. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él."

3. Alianza (24, 3- 10)

Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que le había dicho Yahvé, todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: ¡Haremos todo lo que manda Yahvé!

Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras de Yahvé, madrugó y levantó un altar a la falda del monte y doce estelas por las doce tribus de Israel. Mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer para Yahvé los holocaustos y novillos como sacrificio de comunión. Después tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió: ¡Haremos todo lo que manda Yahvé y le obedecemos

Moisés tomo el resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: Esta es la sangre de la alianza que hace Yahvé con nosotros sobre todos estos mandatos.

Subieron Moisés, Aarón, Nadab y Abihú y los setenta dirigentes de Israel y vieron al Dios de Israel; bajo los pies tenía una especie de pavimento de zafiro como el mismo cielo. Dios no extendió la mano contra los notables de Israel que pudieron contemplar a Dios y después comieron y bebieron.

II. COMENTARIO BÁSICO

Este pasaje condensa las más hondas tradiciones de Israel y forma (con Ex 2-4) el texto base de la BH (Biblia Hebrea). Son (somos) israelitas los que afirman (afirmamos) que Dios ha culminado una etapa fuerte y en algún sentido definitiva de su revelación al presentar ante Moisés toda su "ley" (cf tema 3a: Ex 2-4). Esta experiencia no se puede encerrar en un momento aislado. Posiblemente han existido muchos momentos y escenas de encuentro con Dios que han venido a condensarse y cristalizan en esta narración paradigmática.

A) Teofanía (Ex 19,16-23).

Muchos hombres y pueblos que han encontrado a Dios en la cumbre de una montaña sagrada;
muchos le han visto y venerado tormenta (como en Sal 29, tema 1a). También nuestro texto vincula a Dios con el fuego y el trueno,
en la gran tormenta de la montaña sagrada.

Parece un texto reelaborado en clave sacerdotal, pues entiende el espacio de la teofanía como templo: sólo los sacerdotes bien purificados pueden acercarse hasta ese "santo de los santos" donde Dios mismo revela su presencia. Como un anticipo de Sion es este monte. Por eso hay que trazar un círculo de piedras, separando así la tierra santa y la profana, los consagrados (sacerdotes) y aquellos que no son consagrados (en contra de la tradición ya vista de Ex 19,4-6).

1.Ley, mandamientos (20,1-17). a. Principio.

En este contexto se introduce la palabra fundante de la ley (Decálogo en 20,1-21 y Código de la Alianza en 21,22-23,33). El Dios de la teofanía, envuelto en humo y cabalgando en fuego sobre el terremoto, pierde aquí sus rasgos cósmicos de miedo y prepotencia, para presentarse como legislador moral que hace posible (fundamenta) la existencia madura de los hombres.

Esperando al Dios terrible nos lleva Moisés hasta la falda de la montaña ardiente (no a una simple zarza como en Ex 3,2). Nos ponemos cara al fuego y sentimos por un momento el pavor/admiración sagrada. Pero luego, ese pavor se vuelve palabra de enseñanza. No goza Dios en hacer demostraciones de su fuerza ante nosotros sino en darnos como fuente de vida su palabra.

Entendida desde ese fondo la Ley (con mayúscula, como ley de Dios) no es algo que se impone y de esa forma nos oprime; no es la negación de libertad, sino todo lo contrario: es la revelación de nuestro ser más hondo; emerge en ella algo más grande que nosotros, alguien que al amarnos (liberarnos del lugar de esclavitud, de Egipto) nos permite ser humanos.

Que el ser humano pueda vencerse a sí mismo, superando su egoísmo, el placer de lo inmediato; que logre valorar el bien de todos y buscarlo de un modo generoso... esa es la prueba de que Dios se ha revelado en nuestra historia. Evidentemente, no han sido los israelitas los primeros en saberlo y en decirlo; pero ellos lo han sabido y dicho de una forma intensa, concentrada, quizá definitiva.

2. Ley-mandamientos. b: Un decálogo ético:

Los diez mandamientos constituyen el centro de la Ley israelita y así aparecen en los dos lugares básicos de su legislación: en Ex 20, 1-17 (al principio de la revelación de Dios, en el monte Sinaí-Horeb, en contexto de pacto) y en Dt 5, 6-21 (como recopilación de toda la Ley, al comienzo del Deuteronomio). Los mandamientos tienen una introducción muy significativa: «Yo soy Yahvé, tu Dios, que te saque de Egipto, de la esclavitud» (Ex 20, 2; Dt 5, 6). No empiezan siendo reglas de conducta universal, que se fundan en sí mismas, ni mandados de un Elohim o Dios que se revela en todas las naciones, sino expresión de la identidad israelita, palabra del mismo Yahvé liberador.

Ellos expresan el tipo de vida que se deriva precisamente de esa liberación. No son imposiciones para esclavos, ni dictados de un rey sobre sus súbditos, sino expresión de una vida en libertad. Pueden dividirse en dos «tablas», una de tipo más expresamente israelita, otra más universal.

3. Primera tabla. Mandamientos israelitas:

(1) No tendrás otros dioses frente a mí.
(2) No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postraras ante ellos, ni les darás culto; porque yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso…
(3) No pronunciarás el nombre de Yahvé, tu Dios, en vano.
(4) Fíjate en el sábado para santificarlo…» (Ex 20, 1-11; Dt. 5, 7-15).

Son mandamientos para el Israelita, que adora a Yahvé, que no permite a su lado otros dioses. Este monoteísmo exclusivista (¡sólo Yahvé!) define la identidad israelita, hasta el día de hoy. Yahvé no sólo es único, sino que está más allá de todos los signos e imágenes que definen, en general, la presencia de otros dioses. Prohibir las imágenes significa descubrir a Dios en la Palabra y el Pacto, en la comunicación personal.

Este Dios sin imagen es Dios sin magia: no se puede utilizar su nombre, no se puede evocar o manipular al servicio propio. Por eso es absolutamente básico respetar la distancia de Dios, su identidad divina, más allá de las pretensiones de los hombres. En esa línea sigue la exigencia de guardar el sábado, entendido a la luz de Gen 2, 2-4 como tiempo en el que, más allá de los trabajos de los seis días que marcan el ritmo del mundo y de la vida cotidiana, se expresa la trascendencia divina, su absoluta lejanía y cercanía. Paradójicamente, el verdadero culto (la obra de Dios) es no hacer nada, descubrir su presencia en el descanso que está más allá de todas las acciones y palabras.

4. Segunda tabla. Mandamientos de tipo universal.

Los anteriores estaban más centrados en Israel, marcando la identidad de los seguidores de Yahvé. Los que ahora siguen tienen un carácter más universal: pueden aplicarse a todos los hombres. Es como si la misma singularidad (expresada en los mandatos anteriores) hiciera posible una apertura ilimitada. Cuando mejor israelita es un judío o un cristiano (cumpliendo los mandamientos anteriores) puede ser más universal, uniéndose por los que siguen a todos los hombres:

(5) Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Yahvé tu Dios te da.
(6) No cometerás homicidio.
(7) No cometerás adulterio.
(8) No robarás.
(9) No darás falso testimonio contra tu prójimo.
(10) No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo (Ex 20, 12-17; Dt 5, 16-21).

Estos mandamientos son de carácter moral, de manera que suele decirse que éste decálogo tiene un carácter ético, pues regula las relaciones del hombre con su prójimo, de una forma que es tendencialmente universal, es decir, válida para todos los hombres (por encima de sus diferencias religiosas).

En el principio se sitúa la exigencia del orden familiar, que ratifica el orden patriarcal, aunque vinculando al padre y a la madre (5º mandamiento), a la que siguen los tres mandamientos más conocidos y constantes de todas las grandes culturas (6º, 7º y 8º), que prohíben el homicidio, el adulterio y el robo (que es en principio el robo de personas), estableciendo de esa forma las bases de toda relación moral. Sigue la exigencia de mantener la verdad, especialmente en un contexto judicial y, finalmente, la prohibición de los deseos que llevan a la posesión de los bienes ajenos, desde la perspectiva de una sociedad patriarcalista (así se prohíbe de la misma forma el deseo de la mujer y del asno o de la casa del prójimo).

La ley que se ha expresado a través de esos mandamientos es una ley de realización humana. Como don se ofrece, como gracia se revela, para que los hombres puedan madurar y dialogar con Dios desde la tierra. En el principio de esas leyes no encontramos un tú debes kantiano, ni algún tipo de imposición o equilibrio social sino la revelación del Dios creador-liberador que dice: «yo soy Yahvé, tu Dios, que te saqué de Egipto».

c) Alianza (24,3-10).

Como espacio de encuentro con Dios, como medio para unirnos con los otros, ha entendido nuestro texto la ley del Sinaí. Por eso la introduce en el centro de un hermoso quiasmo (entre la teofanía y la alianza). Hemos visto la teofanía (Ex 19). Ahora evocamos la liturgia de la alianza: habla Dios revelando/ofreciendo su Palabra (=Ley); responden los hombres diciendola aceptamos! Se reconocen mutuamente, respetando cada uno la verdad y ser del otro.

Sólo así, en clave de libertad dialogada, adquiere su sentido total la teofanía y Moisés puede expresar la ley del pacto, escribiéndola en un texto humano (no hay aquí losas de piedra, grabadas por Dios en la montaña como en Dt 8,10). Iremos pasando del contexto de la sangre (plano sacrificial, expresión de violencia represora) al nivel de la palabra compartida (realización personal).

1. Hay un nivel sacrificial, reflejado por la sangre. No hay aún "sacerdotes consagrados" (aparecerán después en Lev 8: cf Ex 40,12-14) y todos los miembros del pueblo pueden realizar el culto, de forma que Moisés pide a unos jóvenes anónimos que ofrezcan sacrificios de holocausto (=reconocimiento de la soberanía de Yahvé) y de comunión (=vinculación o encuentro personal con Dios) (cf 24,4-6).

- En este contexto, la sangre (cf Gen 8,15-9,17) es signo fundante de presencia de Dios en una humanidad volcada a la violencia. Habrá un pacto de sangre sacrificial entre Dios y el pueblo israelita. Del principio de los tiempos brota esa experiencia y simbolismo. Parte de la sangre se derrama sobre el altar, que es signo de Dios; con la otra se rocía el pueblo, que asume el compromiso de escuchar y responder a Dios en ámbito de alianza. Es como si una misma sangre, potencial de vida, pasara por las "venas" de Dios y de su pueblo.

- Por eso se elevan es la falda del monte doce estelas, recordando que el pacto de Dios vincula por encima de las vicisitudes históricas a las doce tribus del viejo Israel histórico cuyos herederos serán, con matices distintos, judíos y cristianos. Para completar el gesto, ofreciendo en nombre de todos su palabra autorizada, Moisés sube al monte con Aarón, sus hijos sacerdotes (representantes de eso que pudiéramos llamar poder sacral) y los setenta dirigentes (zequim o ancianos) que forman el consejo legal/ejecutivo (=senado, sanedrín) del pueblo israelita (24, 9-10). Todos aceptan el pacto de sangre de la alianza y así lo ratifican los representantes legales (sacerdotes y ancianos). Queda así constituido el pueblo israelita con valor y responsabilidad jurídica ante Dios.

2. Hay un Documento de la alianza (seper ha-berit). Todo lo anterior viene a condensarse en un texto o libro de pacto Moisés ha escrito recogiendo las palabras de Dios para leerlas después ante el pueblo. Esto significa que el pacto se hace libro: texto escrito de palabras que expresan el sentido de la acción/norma de Dios y fundan un espacio de existencia consciente para el pueblo (24, 7-8). Así culmina el gesto del solemne nacimiento.

Han subido al monte Moisés, sacerdotes y ancianos, viendo allí al mismo Dios de Israel en su misterio indecible: no se describe su rostro; se dice tan sólo que emergía sobre un suelo de piedras de zafiro (cf Ez 28, 12-13). Misterioso es Dios y misterioso seguirá siendo a los largo de la historia israelita (como indicaremos en tema 14 y 16). Pero su más honda realidad se ha revelado ya en forma de libro (=seper). No es un texto de cantos de guerra, ni un poema que recoge antiguas tradiciones. El libro que aparece aquí como revelación de Dios y palabra constitutiva de la identidad israelita es documento de alianza: testimonio donde se refleja la voluntad creadora de Dios para su pueblo y compromiso de acción (de actuación) del mismo pueblo.

La sangre queda al fondo, como signo de sacralidad que pertenece a tiempos anteriores y que hallamos también en otros pueblos (en casi todas las religiones de la tierra). La novedad israelita es que ese pacto de sangre (y todo el ritual del sacerdote/sacrificio) ha desembocado en una ley/libro de alianza. Tanto judíos como cristianos sacarán las consecuencias de ese dato. Unos y otros podrán prescindir en su día del ritual de sangre (abolirán los sacrificios) llevando hasta su meta lo implicado en este libro de alianza.

Bibliografía

Además de comentarios a Ex y libros generales sobre Moises, cf. J. Plastaras, Creación y Alizanza. Génesis y Exodo, Sal Terrae, Santander 1969; Id, Il Dio dell'Esodo, Marietti, Torino 1976.

Sobre teofanía y ley en contexto histórico cf:
P. Beauchamp, Ley, profetas, sabios, Cristiandad, Madrid 1977, 40-70;
R. De Vaux, Historia antigua de Israel II, Crist., Madrid 1975, 379-430;
S. Herrmann, Historia de Israel, Sigueme, Salamanca 1979, 96-117;
M. Noth, Historía de Israel, Garriga, Barcelona 1966, 125. 140;
J. Bright, Historía de Israel, DDB. Bilbao 1989, 177-193.

Estudio de la ley fundamental (especialmente mandamientos) en
A. Alt, Die Ursprünge der israelitischen Rechts, en Id. , Grundfragfen der Geschichte des Volkes Israel, Beck, München 1970. 203-258;
D: Daube, Studies in Biblical Law, Cambridge 1947;
G. Galbiti, Il Decalogo, RicBi 14(1979) 9-68 ;
F. L. Hossfeld, Der Dekalog,OBO 45,Freiburg 1982;
J. Loza, Las palabras de Yahvé. Estudio del Decálogo, Univ. Pontificia,México 1989 (con amplia bibliografía);
G. E. Mendenhall, Covenant Forms in Israelite Tradition, BA 17 (1954) 50-76;
J. J. Stamm (ed. ), The Ten Commandaments in New Research, SBT 2. 2, London 1967.

Visión sintética del tema de ley y mandamientos, con bibliografía en J. L. Sicre, Introducción al AT, EDV, Estella 1992, 109-127.

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