Que bien estamos!...

AUTOR: CAMINO MISIONERO

VIDEO - CUARESMA: GASTAR LA VIDA

Hoy Señor quiero comenzar agradeciéndote por el llamado que nos hiciste al comenzar la Cuaresma. Sentimos tus ojos penetrando nuestras almas, tomando contacto con nuestra mas intima esencia de hijos del Padre. Por haber deslizado, a través de tus labios, nuestros nombres de manera tan dulce, pidiéndonos que seamos compañeros de camino.

Tú sabes que al principio dudamos. Después nos dispusimos, al menos teóricamente, a mirarnos sistemáticamente, para poder ver cuales eran nuestros puntos débiles y cuales favorecían el caminar hacia la cruz. Y un poco indecisos, pero a la vez entregados, nos decidimos a seguirte. Y Tú nos socorriste y nos tuviste una enorme paciencia a lo largo de estos días. Como dice un viejo dicho: la cabra para el monte tira. Y nuestra carne tira para deshacer el camino transitado. Nuestros vicios inmovilizan nuestros pies, hasta el punto de que vemos como el horizonte se va haciendo más y más lejano. Nos cansamos rápido Señor. No estamos acostumbrados a seguirte el ritmo. Y a pesar de que vos caminas al ritmo del más lento, siento que mis fuerzas no son suficientes para seguir activamente en esta carrera. En momentos, siento desfallecerme, porque me estudié todo lo que se debe hacer, pero nunca pensé en lo difícil que es llevarlo a la práctica. Los buenos propósitos solo sirven para acércate al camino, pero una vez, puestos en él, hay otras cosas que priman.

¡Ay mi Buen Amigo! ¡Que difícil es ser constante en nuestro proceder! ¡Que complejo es llegar a mantener una coherencia entre lo espiritual, lo material y lo carnal! ¡Y que débiles son nuestras fuerzas!...

Soy conciente que Tú te das cuenta de todo esto. Como pasó con Pedro, Juan y Santiago. Tu alma llega a escuchar nuestras vacilaciones con respecto a tu persona. Y eso debe dolerte...

No es lo que esperas de los que más cerca te rodean. ¡Que Rey extraño sos...! Tenes que ocultarte. Servir a tus servidores. Dar continuas razones sobre tu realeza. Convivir con el enemigo. Ser tenido por menos y soportar las más agrias irreverencias de tu mismos congéneres. Vaya que si debe doler...

Y nosotros ajenos a Tu dolor, nos hundimos en los espirales de nuestros egoísmos. Buscamos nuestro bienestar, a costa de no importarnos lo que a Vos te pasa. No dimensionamos lo profunda que es la Misión que tenes entre tus manos. No somos capaces de ver que lo que te mueve a realizar tantos milagros y tan extrañas predicas, no es otra cosa que el Amor que mana de tu intima relación filial. Nosotros vemos el día a día. El minuto a minuto. Vos sos dueño de la Eternidad.

Y ese estar tan cerquita de vos, pero no poderte apreciar y gustar cabalmente, nos revela que nuestro corazón está a kilómetros de tu Sagrado Corazón. Lo que nos pasa con vos, lo repetimos incansablemente con nuestros hermanos. Vivimos juntos y no sabemos que le está pasando al otro, ni siquiera demostramos interés por saberlo. Vivimos preocupados. Pero no nos ocupamos. Charlamos muchísimo sobre los problemas existentes, pero nada concreto hacemos al respecto. Es por que estamos lejos. Encerrados en un caparazón anti-todo. Para que no nos hagan daño. No salimos de la parcela que creemos ser dueños. Y Tu y nuestros hermanos, están con los brazos abiertos esperándonos para recibirnos, aunque nada tengamos para ofrecerles.

Tú Amor gigante se convierte en paciencia y benignidad para con nosotros. Porque apiadándote de nuestras realidades superficiales y desazonadas, volves a regalarnos (como siempre) un delicado gesto. Pero éste es inmensamente extraordinario. Adelantas sólo para nosotros, tus miserables elegidos, la magnanimidad y la potencia real de tu mensaje transformador. Haces un espacio entre tus actividades diarias y nos apartas del resto, para mostrarnos una “pruebita” de que lo que vos nos decís, y nos enseñas, no son puras palabrerías. Es más, nos desvelas todos los misterios en Tu Misterio. Cada uno de nosotros, ante la misma situación, tiene distintas formas de experimentarlo. No importa como. Si en el Monte como Pedro. Si en un retiro espiritual. Si en la muerte de un ser querido. O si en las aguas profundas de una soledad no deseada.

Vos nos llevas. Y Nosotros conocemos la verdadera Felicidad.

No hay gozo comparable con el éxtasis de poder, aunque sea por un segundo, sentirte Totalmente. Sin nada en el medio. No hay razones. No hay lógicas. No hay nada más que Amor en su estado más puro. Lo sentís. Lo vivís. Es muy dificultoso poder explicarlo. Solo es eso. Las distancias se desvanecieron y su Sagrado Corazón nos cobijó completamente. Cada fibra de nuestro ser corresponde a su Amor. Es algo que no entendemos. Pero lo sabemos que es real. Y en ese no saber que hacer y enloquecernos por estirar el momento para siempre, caemos en la euforia de no entender Tu mensaje. Dentro de tanta plenitud seguimos viéndonos a nosotros. Estamos bien. ¡Y que bien! Queremos quedarnos ahí para siempre. Pero nuestra Misión a tu lado, es ser peregrinos siempre. Estamos siendo constantemente enviados a transmitir lo que hemos visto y oído. Solo fue una muestra. El Reino es así siempre. Es por eso que cada vez que queramos repetir lo formidable que es contemplarte en toda tu magnitud, debemos procurar hacer presente el Reino en este mundo. En el aquí y en el ahora.

Ese es el mensaje que nos dejas Señor. Sos el Mesías, a pesar de nuestras dudas.

La Felicidad es posible, solo a partir de la vivencia de tu Amor Total.

El Reino de Dios no es cuento. Es cierto. Es nuestro. Esta al siguiente en nuestro camino. Es la meta que anhelamos.

Jesús nos mostró, y nos sigue mostrando que todo lo sufrido y lo por sufrir tiene sentido, en tanto nos entreguemos a la Voluntad de su Padre.

Te damos Gracias Señor por estos tabores que nos hiciste vivir en nuestras vidas. Gracias por seguir convocándonos a descubrir la grandeza de tu Amor. Gracias por no tener en cuenta nuestras debilidades y nuestros arrebatos. Gracias por mostrarnos a que estamos llamados a ser.

Te pedimos que destruyas todas las carpas que hemos construido y todas aquellas que construiremos, por abusar de tu Amor y hacer oídos sordos a tus enseñanzas. Te pedimos que sepamos guardar en nuestros corazones estas experiencias y poder transformarlas en Caridad para nuestros hermanos. Te pedimos que nos mandes en busca de tu Reino. Que nos empujes a la aventura de construir, con tu ayuda, parte del Reino, acá en la tierra. Que el esplendor de tu rostro brille en el rostro de cada hermano que está siendo crucificado en estos momentos, sea por injusticia, pobreza, abandono o bien por alguna enfermedad o pérdida sufrida.

Que el recuerdo de tu Amor Transfigurado, habite en nosotros, hasta que podamos disfrutarlo por siempre. Amen.