Publicado por Laiconet
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 20,19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
Palabra del Señor
Palabra del Señor
DESDE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
(matrimonio, padres de dos niños, trabajan ambos, pertenecen a comunidad cristiana)
Hay matrimonios y familias que siempre tienen las puertas cerradas, por miedo, o porque parece que si no están juntos siempre, se pueden olvidar el uno del otro, mirándose el ombligo constantemente, poniéndose constantemente como excusa del seguimiento a Jesús. Sin embargo, Dios envía a salir fuera, a abrir los corazones, a ir a los márgenes de los caminos. Hay una frase que se dice del “Mago de Oz”: “Ningún sitio como en casa” pero en ocasiones, hay que mirar hacia fuera y llenos de la fuerza que da el Espíritu, la familia, el matrimonio debe proyectarse; y ser enviada como prueba de amor hacia los que más sufren, en todos los ambientes en los que nos movemos. Ojalá que como familia, seamos capaces de atender a las voces de los más necesitados.
DESDE EL TERCER MUNDO
(mujer, soltera, profesional, seglar del tercer mundo, comprometida con la promoción de su pueblo, pertenece a grupo cristiano)
"La venida del Espíritu Santo es un tiempo muy importante para todos los cristianos, pues nos demuestra el cumplimiento de la promesa de Jesús de tener su compañía por siempre con nosotros; que no nos ha dejado solos.
La sensación de abandono que a veces nos apremia, es muy común cuando hay que vivir necesidades, violencia y mucha pobreza. Saber y sentir que el Señor se encuentra con nosotros, dándonos la fuerza que se necesita para resistir los abatares de la vida (la vida del Tercer Mundo), ayuda a soportar y sobre todo brinda la esperanza de que en verdad puede existir un mundo mejor, más solidario y justo.
A pesar de las situaciones difíciles que se viven en estos países, la posibilidad de sonreir, de volver a empezar cuando todo se ha perdido, de afrontar con valentía las dolencias físicas y emocionales esperando tiempos mejores, dan constancia de la presencia del Espíritu del Señor entre nosotros. Alegrémonos por esta presencia cierta en nuestras vidas y demostrémoslo con nuestras actitudes allí donde nos encontremos."
DESDE LO SINDICALLa sensación de abandono que a veces nos apremia, es muy común cuando hay que vivir necesidades, violencia y mucha pobreza. Saber y sentir que el Señor se encuentra con nosotros, dándonos la fuerza que se necesita para resistir los abatares de la vida (la vida del Tercer Mundo), ayuda a soportar y sobre todo brinda la esperanza de que en verdad puede existir un mundo mejor, más solidario y justo.
A pesar de las situaciones difíciles que se viven en estos países, la posibilidad de sonreir, de volver a empezar cuando todo se ha perdido, de afrontar con valentía las dolencias físicas y emocionales esperando tiempos mejores, dan constancia de la presencia del Espíritu del Señor entre nosotros. Alegrémonos por esta presencia cierta en nuestras vidas y demostrémoslo con nuestras actitudes allí donde nos encontremos."
(mujer, casada, con dos hijos, trabaja, pertenece sindicato y a grupo cristiano)
Ayer hablaba con dos compañeros sobre un problema muy concreto de la organización del trabajo del que se han quejado repetidamente pero que no se termina de solucionar. Yo les comentaba que son muchos los que me han comentado el mismo problema y que ya se han cansado de quejarse. Después de ahondar un rato en el asunto, en medio de ese ambiente asfixiante de desastre y hastío, empezó a surgir un sentimiento de rebeldía que fue creciendo hasta conformar una idea, una propuesta, una esperanza de poder descubrir las causas del problema que nos permitieran proponer una solución. ¿Fue el Espíritu Santo con su brisa suave, casi imperceptible? ¡Haznos Señor hombres y mujeres atentos al susurro del tu Espíritu!
DESDE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
(matrimonio, él trabaja, con cinco hijos, pertenecen a comunidad cristiana de matrimonios)
Anoche uno de los niños nos decía que no se podía dormir porque no había rezado. A veces ellos nos dan más ejemplo y nos transmiten la fe que en teoría estamos comunicando nosotros. Por supuesto que rezamos juntos y enseguida estuvo soñando. Hoy es Pentecostés y la Jornada del Apostolado Seglar. Jesús nos envía la fuerza de su Espíritu, que nos da la paz y la energía para evangelizar, aunque a veces nos sorprenda y lo haga por medio de nuestros pequeños.
DESDE LOS MÁRGENES DE LAJUSTICIA(matrimonio, con un hijo, trabajan ambos en tribunales de justicia, pertenecen a grupo cristiano)
En un mundo como en el que vivimos, en el que cada vez más cosas estan judicializadas y criminalizadas, aún puede percibirse el soplo del Espíritu Santo, cuando observamos cómo determinadas personas que han resultado agraviadas o perjudicadas por la acción de otro, perdonan. Se apartan de la vía institucionalmente establecida, y acuden a la que Cristo nos enseñó: el diálogo y la reconciliación, aunque ello suponga un mayor esfuerzo e implicación personal. No me cabe duda de que su conciencia y su espíritu quedarán mucho más en paz, que incluso obteniendo una sentencia a su favor.
DESDE LA CIENCIA(matrimonio,trabajan ambos, pertenecen a grupo cristiano)
A cualquier persona “de ciencia” que le contemos que el día de Pentecostés se apareció Jesús a sus discípulos, después de haber muerto, porque había resucitado, trataría de darle una explicación racional al suceso. Tal vez nos diría que esa visión era producto de una enfermedad mental colectiva o de la ingesta de alguna sustancia causante de alucinaciones… Y si le hablamos de que en ese momento es enviado sobre los discípulos el Espíritu Santo y que aún hoy este es el motor de vida de los cristianos, ya no quiero pensar lo que diría, aunque puedo imaginarlo.
Sin embargo cuanto más me adentro en el mundo de la ciencia, cuánto más leo, conozco e investigo… descubro que hay tantas cosas inexplicables, hay tanto a lo que no se puede llegar, es todo tan perfecto… que no queda más remedio que exista Dios…. Incluso cuando miro al ser humano, de capacidades inimaginables, en desarrollo permanente… Una obra así solo puede haber surgido de la mano de Dios.
Dentro del mundo de la ciencia en el que me muevo me alegra inmensamente ser creyente, tener fe. Me alegra intentar lograr avanzar en el conocimiento limitado de la investigación y conjugar eso con mi saberme “envuelto” por la fuerza misteriosa de la presencia de Dios, por el Espíritu Santo, el fuego que nos anima a seguir adelante y que nos impulsa en la construcción de un mundo mejor…
Quiero sentirme enviado por el Señor en mi día a día, quiero oírle decir “Paz a Vosotros”. Realmente a mi la fe, me da esa paz.
DESDE LO SOCIALSin embargo cuanto más me adentro en el mundo de la ciencia, cuánto más leo, conozco e investigo… descubro que hay tantas cosas inexplicables, hay tanto a lo que no se puede llegar, es todo tan perfecto… que no queda más remedio que exista Dios…. Incluso cuando miro al ser humano, de capacidades inimaginables, en desarrollo permanente… Una obra así solo puede haber surgido de la mano de Dios.
Dentro del mundo de la ciencia en el que me muevo me alegra inmensamente ser creyente, tener fe. Me alegra intentar lograr avanzar en el conocimiento limitado de la investigación y conjugar eso con mi saberme “envuelto” por la fuerza misteriosa de la presencia de Dios, por el Espíritu Santo, el fuego que nos anima a seguir adelante y que nos impulsa en la construcción de un mundo mejor…
Quiero sentirme enviado por el Señor en mi día a día, quiero oírle decir “Paz a Vosotros”. Realmente a mi la fe, me da esa paz.
(hombre, casado, con tres hijos, trabaja, miembro y directivo de movimientos sociales, y de grupo cristiano)
Cuántas veces nos encontramos también nosotros, personal y comunitariamente, como los discípulos del Evangelio: encerrados por el miedo. Con razón dijo una vez un hermano de comunidad que lo más opuesto al amor no era el odio, sino el miedo. Porque nos impide salir de nosotros mismos, física, mental y afectivamente.
Así que si nosotros nos reconocemos a menudo en esa situación, si nos supera el miedo al mundo que nos ha tocado vivir, a la agresividad social, a la competitividad laboral, a la injusticia social, a la extrema desigualdad económica, a tantos contravalores que campan a sus anchas en nuestra sociedad...
Si vivimos nuestra fe tímidamente y en lo privado, si no se desborda e impregna hasta lo más recóndito de nuestra vida, si no nos impulsa a salir fuera de nosotros y trabajar por el Reino, si nuestra vida comunitaria no nos desintala ni nos plenifica...
Si eso nos sucede, entonces necesitamos orar al Padre y pedirle que nos envíe el Espíritu prometido por el Hijo: "Ven, Espíritu Divino. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento".
Necesitamos, aunque sólo sea por un momento, ser más fuertes que nuestros miedos, confiar en el proyecto del Señor para nosotros, y pedirle de corazón al Padre que nos mande su Espíritu. Entonces todo empezará a cambiar. Habremos entregado nuestra vida, y por eso mismo seremos salvados.
Yo bendigo a Dios por su amor primero y fiel hacia nosotros, y le doy gracias por su Espíritu que nos da toda la vida.
Así que si nosotros nos reconocemos a menudo en esa situación, si nos supera el miedo al mundo que nos ha tocado vivir, a la agresividad social, a la competitividad laboral, a la injusticia social, a la extrema desigualdad económica, a tantos contravalores que campan a sus anchas en nuestra sociedad...
Si vivimos nuestra fe tímidamente y en lo privado, si no se desborda e impregna hasta lo más recóndito de nuestra vida, si no nos impulsa a salir fuera de nosotros y trabajar por el Reino, si nuestra vida comunitaria no nos desintala ni nos plenifica...
Si eso nos sucede, entonces necesitamos orar al Padre y pedirle que nos envíe el Espíritu prometido por el Hijo: "Ven, Espíritu Divino. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento".
Necesitamos, aunque sólo sea por un momento, ser más fuertes que nuestros miedos, confiar en el proyecto del Señor para nosotros, y pedirle de corazón al Padre que nos mande su Espíritu. Entonces todo empezará a cambiar. Habremos entregado nuestra vida, y por eso mismo seremos salvados.
Yo bendigo a Dios por su amor primero y fiel hacia nosotros, y le doy gracias por su Espíritu que nos da toda la vida.
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