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miércoles, 8 de abril de 2009

Apoyo para la Homilía y la Reflexión personal: JUEVES SANTO


PAN Y VINO PARA LA VIDA DEL MUNDO
CONTEMPLACIÓN.

Colinas de Galilea, sembradas de trigo, Abril año 28. Los ojos de Jesús contemplando la resurrección de los granos de trigo enterrados en otoño. El grano guardado en el granero está muerto. El grano que muere en la tierra resucita en los verdes brotes que serán espigas, portadoras de muchos granos.
Otoño. Fiesta de la vendimia en los pueblos de Galilea. Los racimos arrancados de su madre la vid. Los racimos pisados sin piedad, estrujados, exprimidos, fermentados en la oscuridad de las cubas. El milagro del vino.
La casa de Cafarnaúm. Al atardecer. El grupo de Jesús alrededor de la mesa.
Compartiendo la Palabra y el Pan. El pan, los granos de trigo molidos, amasados, abrasados al horno. El pan va a morir. Lo comen y ya no existe. El triunfo del grano de trigo es desaparecer para que el que lo come tenga vida.
La copa de vino que corre de mano en mano. El vino que alegra el corazón de todos. El triunfo de los granos de uva que mueren para ser alegría.
La Cena de despedida, Abril del año 30. En la inminencia cierta de la muerte, Jesús lee su vida entera como grano de trigo, como pan, como vino. El triunfo de Jesús es morir para que todos tengan vida.
Abril del año 40, 150, 380, 1525. 1937, 2006 … alrededor de la mesa, compartiendo el Pan y la Palabra. Nosotros la iglesia, los que creemos en el Grano de Trigo, los que hemos entendido que es el grano de trigo el que triunfa, los que queremos ser granos de trigo, para estar vivos, para resucitar, para que el mundo tenga vida.


DESDE AQUÍ SENTIMOS LA EUCARISTÍA.

Somos un colectivo de locos empeñados en que la humanidad tenga vida.
Contagiados de la locura del que se entendió a sí mismo como pan y vino para la vida del mundo.

SALVAR LA VIDA, PERDER LA VIDA.

El grano de trigo guardado en el granero pierde su vida. Para salvar un grano de trigo hay que enterrarlo en el campo.
El racimo de uva que se queda en la vid se va secando, estéril, inútil, fracasado. En un vaso de vino no hay quien reconozca a cada grano. Han muerto y triunfan cuando cantamos juntos animados por el vigor del vino.

PAN Y VINO PARA COMPARTIR.

Alrededor de la mesa se comparte el pan. Todos comemos de la misma hogaza, partida y compartida, Alrededor de la mesas va pasando la copa de mano en mano. Todos bebemos el mismo vino.
La Iglesia, los que comemos el mismo pan y bebemos el mismo vino. Los que estamos dispuestos a ser pan y vino.

LA EUCARISTÍA DE HOY

Todas nuestras eucaristías son un recuerdo, actualizado, presente, de Jesús vivo, y una comunión, con él y entre nosotros.
La de hoy es el recuerdo, actualizado, presente, de la última de las cenas de Jesús con sus discípulos, y nuestra cena con Jesús y sus discípulos.
Como en todas, pero más que en ninguna, hoy prima el recuerdo. Pero, además, la presencia. Y todo ello, en el signo: el pan compartido.


LECTURAS DE LA EUCARISTÍA DE HOY

La primera lectura es el recuerdo de la institución de la Pascua, narrada en el libro del Éxodo (caps 11 y 12 ), como lejano anuncio de la ceremonia que celebró Jesús.
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y Aarón en tierra de Egipto:
- Este mes será para vosotros el principal de los meses, será para vosotros el primer mes del año. Di a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes, cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarla. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde vayáis a comerlo. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: las sandalias en los pies, un bastón en la mano, y os lo comeréis a toda prisa, porque es La Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera al país de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor, de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre.
La celebración de La Pascua era (es) la fiesta más importante de Israel. Se celebra el nacimiento del Pueblo, como un golpe de mano espectacular del poder de Dios, más fuerte que todos los poderes (simbolizados en Faraón y en el Mar), capaz de liberar a su Pueblo y sacarlo de la esclavitud hacia la Patria.
Jesús es nuestra Pascua: el golpe de mano del poder de Dios, la presencia de su Ángel exterminador que fulmina a la muerte y al pecado, que nos hace salir del mar del caos original, que nos libra de la esclavitud del pecado, que nos pone en camino por el desierto alimentados con el Pan y el Vino que es su humanidad llena del Espíritu. Estos símbolos eran tremendamente expresivos para una comunidad judía: decir "Cristo nuestra Pascua" era una revolución impresionante. Hoy tenemos que explicar el significado, y un símbolo que necesita ser explicado pierde casi toda su fuerza. Así nos resulta más fácil entender la Pascua desde Jesús que entender a Jesús desde la Pascua.
Pero, además, la lectura tiene el serio problema de que presenta a Dios matando indiscriminadamente a los inocentes egipcios (como mucho habría un culpable, Faraón, pero todos los primogénitos de Egipto no tenían nada que ver y fueron, según el texto, exterminados). Así, Dios aparece como temible exterminador en favor de su pueblo favorito, imagen difícil de explicar y más bien repulsiva. Por estas razones, sugiero que esta lectura se sustituya por la siguiente:


PRIMERA LECTURA: DIOS ES PAN.

DEL LIBRO DEL ÉXODO (Cp. 15 – 16)

Moisés hizo partir a los israelitas del Mar Rojo y los llevó hacia el desierto del Sur; caminando tres días por el desierto sin encontrar agua, llegaron por fin a Mará, pero no pudieron beber el agua porque era amarga (por eso se llama Mara).
El pueblo protestó contra Moisés, diciendo:
–¿Qué bebemos?
El clamó al Señor, y el Señor le indicó una planta; Moisés la echó en el agua, que se convirtió en agua dulce. Allí les dio leyes y mandatos y los puso a prueba, diciéndoles:
–Si obedecéis al Señor, vuestro Dios, haciendo lo que él aprueba, escuchando sus mandatos y cumpliendo sus leyes, no os enviaré las enfermedades que he enviado a los egipcios, porque yo soy el Señor, que te cura.
Llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí a la orilla del mar.
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto. La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
–¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad.
El Señor dijo a Moisés:
–Yo os haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recogen a diario.
Moisés y Aarón dijeron a los israelitas:
–Esta tarde sabréis que es el Señor quien os ha sacado de Egipto, y mañana veréis la gloria del Señor… Esta tarde os dará de comer carne y mañana os saciará de pan; el Señor os ha oído protestar contra él; ¿nosotros qué somos? No habéis protestado contra nosotros, sino contra el Señor. …..
Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas preguntaron:
–¿Qué es esto?
Pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo:
–Es el pan que el Señor os da para comer.
Los israelitas llamaron a aquella sustancia «maná»: era blanca, como semillas de coriandro y sabía a galletas de miel.
Los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron maná hasta atravesar la frontera de Canaán.
Esta lectura tiene varias ventajas: ante todo, que Jesús aludió a ella en el “discurso del pan de vida” (Jn. 6). En segundo lugar, porque prepara muy bien a una correcta interpretación de la Eucaristía: Jesús es nuestro pan.


SEGUNDA LECTURA: LES RECONOCÌAN AL PARTIR EL PAN

DE LA PRIMERA CARTA DE PABLO A LOS CORINTIOS. (1Cor,11:23-26)

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que, a mi vez, os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
- "Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía" Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
- "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía"
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, proclamáis la muerte el Señor, hasta que vuelva"
Este texto es fundamental y nos emociona, puesto que habla de la celebración de la Cena del Señor ya hacia los años 40 y lejos de Palestina. Es casi el primer eslabón de la larga cadena de las Cenas del Señor que jalona toda la historia de la Iglesia.


TERCERA LECTURA: A QUÉ HE VENIDO AL MUNDO

DEL EVANGELIO DE JUAN (Juan 13: 1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: « Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? » Jesús le respondió: « Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde. » Le dice Pedro: « No me lavarás los pies jamás. » Jesús le respondió: « Si no te lavo, no tienes parte conmigo. » Le dice Simón Pedro: « Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza. »
Jesús le dice: « El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos. » Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: « No estáis limpios todos. »
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: « ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.
Es el resumen final de Juan: "Yo para esto he venido al mundo". Hoy es día para emocionarse. Dios es tan "para nosotros" que lo que mejor le representa es el pan. Jamás nadie ha sido tan osado como Jesús. Jamás nadie se ha atrevido a tanto. Jesús pan molido en la cruz, Jesús nuestro alimento, Jesús levadura de nuestra masa insípida, Dios nuestro pan. Ahora entendemos mucho mejor lo que decimos al rezar:
"Danos hoy nuestro pan de cada día"
Después de la celebración de la Eucaristía, hay dos costumbres tradicionales y muy hermosas del pueblo cristiano: la veneración del Pan y el Vino de la Eucaristía, y la Hora Santa. Guardar el Pan y el Vino de la Eucaristía para los enfermos, los ausentes... fue una costumbre que la Iglesia fue adquiriendo. Era lógico venerarlo con sumo respeto. De aquí hemos ido muy lejos, tan lejos que a veces algunos cristianos se parece mucho a los paganos que creían tener a sus dioses guardados en casa.
Nosotros no tenemos a Dios guardado en una cajita, ni Dios necesita compañía. Cristo está resucitado a la diestra de Dios y Dios está en todas partes, no lo olvidemos. Nuestra veneración del Pan y el Vino de la Eucaristía debe remontar esas imágenes, que pueden ser válidas, pero que son insuficientes. El centro de nuestra atención es la Celebración de la Cena del Señor, y el Mensaje: Dios es el Pan y el Vino de la Vida. La increíble novedad de ese mensaje es muy superior a todo lo demás.


LA CONTEMPLACIÓN DEL PAN

Contemplar, quedarse mirando, sentirse bien, dejar que nos invada el sentimiento.
Mirar el pan y ver a Jesús, que se vio a sí mismo en el pan. Sentir admiración por el poder del Viento.
Sentir envidia de Jesús pan.
Sentir el llamamiento, la invitación a ser pan.

SUGERENCIAS DE CONTEMPLACIÓN

SALIR A CONTEMPLAR. MÁS QUE PENSAR, MIRAR Y SENTIR.

EL ÁRBOL.

Tocar el tronco del árbol: debe su vida a las raíces escondidas. Es para que pueda haber ramas y hojas.
Tocar las hojas: deben su vida a la savia que les viene del tronco y de las raíces.
Son para que haya frutos.
Todo es para morir y resucitar.

LAS FLORES

Colores y aromas para atraer a los insectos.
Los insectos las fecundarán y empezarán a morir.
Sólo son para que haya frutos.
Todo es para morir y resucitar

LOS FRUTOS

Bellos y sabrosos, madurando al sol.
Nacen de la muerte de sus madres las flores.
Mueren para que sus semillas se hagan árboles.
Mueren cuando son alimento.
Todo es para morir y resucitar

LA TIERRA.
El más humilde de todos los seres. Y la madre de todo. Su destino es el silencio.
Es para todos y todos le deben la vida.
Todo es para morir y resucitar

EL SOL

Quemarse para que todo tenga vida
Como un cirio gigantesco: consumirse para dar luz y calor.
Jesús crucificado, el cirio, el sol.
Todo es para morir y resucitar

LAS NUBES
Sólo son innumerables gotas de agua, que se reúnen para caer en tierra.
Sin ellas no hay fecundidad, ni limpieza, ni frescura.
Sólo son para dar vida.
Todo es para morir y resucitar

EL AGUA

El más discreto de todos los sacrificios.
Todo es agua y nada parece agua.
Todo vive por el agua, todo muere sin el agua.
Invisible en la planta y en el animal, y en mí.
Pasando constantemente de ser ella misma a ser el otro.
Todo es para morir y resucitar

RODEADOS DE IMÁGENES DE DIOS. ABRIR LOS OJOS Y VER LA PALABRA.
TODO PASA, TODO MUERE, MENOS LA VIDA.
SÓLO MUERE LO QUE NO MUERE, LO QUE NO SIRVE PARA SER VIDA.

¿Para qué sirve mi vida? ¿Quién soy yo?
¿Un grano de trigo, olvidado en un rincón del granero.
¿Un racimo, olvidado en su cepa, feliz de haberse librado de la muerte.

¿SE VA A TERMINAR MI VIDA, COMO UNA MANZANA OLVIDADA Y RESECA EN
UN ARMARIO, COMO UNAS FLORES SECAS EN UN FLORERO POLVORIENTO,
COMO AGUA PODRIDA EN UN FRASCO?.
¿CUÁL ES EL CAMPO EN EL QUE HE DE SEMBRAR MI VIDA,
PARA QUE SEA ETERNA?

Son los demás los que hacen válida mi vida.

BENDITO SEA DIOS, MI AGUA, MI SOL.
BENDITO SEA EL ÁRBOL DE LA CRUZ, Y SU FRUTO, JESÚS.
BENDITO SEA EL SOL, JESÚS RESUCITADO.

PEQUEÑAS PRÁCTICAS DE CONTEMPLACIÓN

ENCENDER EL CIRIO.
LE ESTOY DANDO VIDA AL ENCENDERLO.
MIRAR CON ADMIRACIÓN Y ENVIDIA EL CIRIO QUE SE CONSUME PARA
ILUMINAR
ABRIR EL GRIFO.
EL AGUA SE VA, INÚTIL, POR EL DESAGÜE.
PERO LLEGARÁ HASTA EL RÍO,
SERVIRA PARA REGAR
LLEGARÁ HASTA EL MAR
SERÁ NUBE, LLOVERÁ.
DARÁ VIDA.
TOCAR MI CUERPO
QUE ENVEJECE A SOLAS
COMO UNA FLOR EN UN RINCÓN OSCURO.

Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo. Si muere, da mucho fruto.
el que busca su vida, la pierde. El que pierde su vida la encuentra.
Jesús, el Viviente, el triunfo del grano de trigo, el pequeño cirio que al extinguirse se convirtió en sol.

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