Orar La Biblia
José Luis Caravias sj
José Luis Caravias sj
1. Virgen María, bendita seas por haber permitido que el Espíritu Santo descendiera sobre ti y te cubriera con tu sombra (Lc 1,35). Pues creemos que la concepción de Jesús fue obra suya (Mt 1,18). Por eso eres ejemplo viviente de cómo se asocia el Espíritu Santo y el poder del Altísimo (Lc 1,35; 24,49).
2. Jesús, creemos que sobre ti reposa el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fuerza, de conocimiento y de respeto a Dios (Is 11,2).
3. El te ha ungido y te ha enviado para llevar la buena nueva a los pobres, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los desterrados la liberación, y a los presos su vuelta a la luz. Para consolar a los que lloran; para dar a los afligidos una corona en vez de ceniza, el perfume de los días alegres en vez de ropa de luto, cantos de felicidad en vez de pesimismo (Is 61,1-3); para que traigas la justicia a todas las naciones (Is 42,1).
4. Creemos, Jesús, que desde pequeño crecías y te fortalecías en el Espíritu (Lc 1,80). Él descendió de una forma muy especial sobre ti en el bautismo del Jordán (Mt 3,16s), y siempre permaneció en ti (Jn 1,32).
5. Él te empujó al desierto para ser tentado por el diablo (Mt 4,1) y te devolvió luego a Galilea (Lc 4,14). Con su fuerza arrojabas demonios (Mt 12,28). Y con su gozosa inspiración confesabas tu propia adhesión al Padre (Lc 10,21).
6. Al resucitar de entre los muertos, fuiste constituido Hijo de Dios con poder, por obra del Espíritu de santificación (Rm 1,4). Por eso ahora eres capaz de realizar maravillas a través nuestro con el poder del Espíritu (Rm 15,19).
7. Jesús resucitado, engrandecido por la mano poderosa de Dios (Hch 2,33), derrama en abundancia sobre nosotros el Espíritu Santo que nos has prometido (Jn 16,7). Envíanos el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre (Jn 15,26). Necesitamos urgentemente su comprensión, su ayuda y sus consuelos... ¡Séllanos con él! (Ef 1,13).
8. Ruégale al Padre que nos dé este Abogado, para que nos ayude y esté siempre con nosotros (Jn 14,16). Queremos recibir esa fuerza prometida por ti, que nos capacita para ser tus testigos hasta los confines de la tierra (Hch 1,8).
9. Que el Espíritu Santo Intérprete, que el Padre nos envía en tu nombre, nos recuerde tus palabras y nos enseñe su sentido (Jn 14,26), y así nos pueda introducir en la Verdad total (Jn 16,13).
10. Creemos que el Espíritu de Dios habita ya en nosotros. Si no tuviéramos tu Espíritu, no seríamos tuyos, Jesús. Y si el Espíritu de aquél que te resucitó de entre los muertos está en nosotros, el que te resucitó de entre los muertos dará también la vida a nuestros cuerpos mortales(Rm 8,9.11).
2. Jesús, creemos que sobre ti reposa el Espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fuerza, de conocimiento y de respeto a Dios (Is 11,2).
3. El te ha ungido y te ha enviado para llevar la buena nueva a los pobres, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los desterrados la liberación, y a los presos su vuelta a la luz. Para consolar a los que lloran; para dar a los afligidos una corona en vez de ceniza, el perfume de los días alegres en vez de ropa de luto, cantos de felicidad en vez de pesimismo (Is 61,1-3); para que traigas la justicia a todas las naciones (Is 42,1).
4. Creemos, Jesús, que desde pequeño crecías y te fortalecías en el Espíritu (Lc 1,80). Él descendió de una forma muy especial sobre ti en el bautismo del Jordán (Mt 3,16s), y siempre permaneció en ti (Jn 1,32).
5. Él te empujó al desierto para ser tentado por el diablo (Mt 4,1) y te devolvió luego a Galilea (Lc 4,14). Con su fuerza arrojabas demonios (Mt 12,28). Y con su gozosa inspiración confesabas tu propia adhesión al Padre (Lc 10,21).
6. Al resucitar de entre los muertos, fuiste constituido Hijo de Dios con poder, por obra del Espíritu de santificación (Rm 1,4). Por eso ahora eres capaz de realizar maravillas a través nuestro con el poder del Espíritu (Rm 15,19).
7. Jesús resucitado, engrandecido por la mano poderosa de Dios (Hch 2,33), derrama en abundancia sobre nosotros el Espíritu Santo que nos has prometido (Jn 16,7). Envíanos el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre (Jn 15,26). Necesitamos urgentemente su comprensión, su ayuda y sus consuelos... ¡Séllanos con él! (Ef 1,13).
8. Ruégale al Padre que nos dé este Abogado, para que nos ayude y esté siempre con nosotros (Jn 14,16). Queremos recibir esa fuerza prometida por ti, que nos capacita para ser tus testigos hasta los confines de la tierra (Hch 1,8).
9. Que el Espíritu Santo Intérprete, que el Padre nos envía en tu nombre, nos recuerde tus palabras y nos enseñe su sentido (Jn 14,26), y así nos pueda introducir en la Verdad total (Jn 16,13).
10. Creemos que el Espíritu de Dios habita ya en nosotros. Si no tuviéramos tu Espíritu, no seríamos tuyos, Jesús. Y si el Espíritu de aquél que te resucitó de entre los muertos está en nosotros, el que te resucitó de entre los muertos dará también la vida a nuestros cuerpos mortales(Rm 8,9.11).
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