NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 26 de mayo de 2008

Evangelio del Día Comentado: Martes 27 de mayo


EVANGELIO
Marcos 10, 28-31

28Pedro empezó a decirle:
-Pues mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo.
29Jesús declaró:
-Os lo aseguro: No hay ninguno que deje casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena noticia, 30que no reciba cien veces más: ahora, en este tiempo, casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras -entre persecuciones- y, en la edad futura, vida definitiva.
31Pero todos, aunque sean primeros, han de ser últimos, y esos últimos serán primeros.


COMENTARIOS

I

v. 28 Pedro empezó a decirle: «Pues mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos venido siguiendo».
Pedro se hace portavoz del grupo; no se conforma con el principio enunciado por Jesús; quiere saber qué les va a tocar a ellos. Atribuye al grupo dos méritos: haberlo dejado todo, que responde a la verdad (1,18.20) y haber seguido siempre a Jesús, que, como se ha ido viendo a lo largo de los episodios precedentes, no responde a la verdad: acompañan a Jesús materialmente, pero las actitudes del grupo están muy lejos de las de él (8,32; 9,10.32.34; 10,13).

vv. 29-30 Jesús declaró: «Os lo aseguro: No hay ninguno que deje casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o tierras, por causa mía y por causa de la buena noticia, que no reciba cien veces mas: ahora, en este tiempo, casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y tierras -entre persecuciones - y, en la edad futura, vida definitiva».
Por eso, la respuesta de Jesús no se refiere en particular al grupo de discípulos (seguidores procedentes del judaísmo), sino a cualquier seguidor que lo abandone todo para manifestar su adhesión a él y dedicarse a la propagación del mensaje. En el Reino o sociedad nueva no habrá miseria, sino afecto y abundancia para todos, pero sin desigualdad ni dominio; en efecto, comparando las dos enumeraciones que hace Jesús, la de lo que el seguidor deja y la de lo que encuentra, se advierte que en la segunda se omite la mención del padre, figura de la autoridad. Como se trata de la etapa terrena del Reino, todo eso se verificará en medio de la hostilidad de la sociedad (entre persecuciones); y esos seguidores, por supuesto, heredarán la vida definitiva.

v. 31 «Pero todos, aunque sean primeros, han de ser últimos, y esos últimos serán primeros».
Termina la sección con un colofón que sintetiza los episodios anteriores: no se puede pertenecer al Reino o comunidad de Jesús conservando un protagonismo y superioridad social basados en el poder y prestigio de la riqueza, como en el caso del rico que se acercó a Jesús. En la comunidad todos han de adoptar la actitud de Jesús, la de hacerse «último de todos (no buscar preeminencia ni protagonismo) y servidor de todos (traducir el seguimiento en servicio)». De ahí el dicho de Jesús: Todos, aunque sean primeros (caso del rico), han de hacerse últimos, desprendiéndose de lo que lo hace «primero» (10,21; cf. 9,35). No se puede entrar en el Reino manteniendo una posición (cf. 10,21.23-35) que crea dependencia dentro del grupo. Ahora bien, todos esos que se hacen últimos serán primeros, pues su opción (renuncia a la ambición y práctica del servicio mutuo) creará para todos igualmente una comunidad de amor y abundancia (cf. 10,29s).
Es decir, el progreso de la comunidad no está en la existencia de mecenas o protectores que, desde una posición de privilegio, compartan su riqueza con ella, creando una humillante dependencia e inevitable jerarquía, sino en la labor común de todos como iguales, sin estridentes diferencias de nivel, creando así entre todos una comunidad fraterna plenamente solidaria y próspera.


II

Definitivamente, el cristiano está llamado a vivir en santidad, la cual se realiza en la práctica cotidiana del mandamiento del amor.
En el evangelio, la pregunta de Pedro a Jesús es la misma que seguramente le hemos dirigido al Señor en algún momento de nuestras vidas: «¿Qué recibiremos a cambio, ya que hemos dejado cosas muy importantes por seguirte?» Y aunque el seguimiento al Señor no debería apuntar de modo primordial a la recompensa, Jesús nos asegura que por las renuncias que hagamos por él y el Evangelio recibiremos cien veces más. ¿Qué significa esto? Pues, que cuando optamos por Cristo, optamos por crecer de modo extraordinario en una experiencia humana y creyente que nos llevará a ser más conscientes y coherentes, más capaces de transformar nuestra actual sociedad en un escenario digno que permita el desarrollo de una calidad de vida cabalmente humana para el conjunto de sus ciudadanos.
En este crecimiento, que conlleva a la misma comunidad de la que formamos parte, seguiremos optando por ser mejores en el servicio y la construcción del reino de Dios en medio nuestro, y podremos ver que, a medida que los demás progresan con nuestro aporte en dignidad, reconocimiento, respeto, alegría de vivir, nos iremos enriqueciendo cada vez más nosotros mismos. No en riquezas materiales, por cierto, sino en una riqueza mucho más profunda, reconfortante y duradera. Y todo será ganancia, en definitiva, cuando estemos plenamente convencidos de la meta que nos está esperando en Dios a pesar de los problemas, trabajos y persecuciones que implica tratar de alcanzarla.

No hay comentarios: