Evangelio del Día Comentado: Martes 24 de Junio. Natividad de San Juan Bautista

Por Severiano Blanco cmf

Evangelio
Mt 7,6

6 No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos.
Mt 7,12-14
12 Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas. 13 Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. 14 Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.

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Queridos amigos:

En todo el sector occidental de la iglesia se viene hablando hace años de la escasez de vocaciones religiosas y sacerdotales, se lamenta la disminución numérica en las diversas órdenes y congregaciones, el envejecimiento y disminución del clero diocesano, etc. A la pregunta “cómo nos gustaría que fuese de grande nuestro Instituto” quizá responderíamos como hacen a veces los niños tratándose de algo agradable, con cifras astronómicas. Pues bien, hace un tiempo oí decir a un religioso que a él le gustaría que su congregación fuera de grande como el dedo de Juan el Bautista. Deseo en apariencia modesto, pero deseo grandioso. Un grupo eclesial que tenga esas dimensiones no necesita más: ya es capaz de mostrar a Jesús, de hacer que el mundo le reconozca.

Probablemente nunca conoceremos la verdadera talla personal y religiosa del Bautista; tuvo la “mala suerte” de que un discípulo le llegase a hacer sombra: Jesús. Su intuición religiosa le convirtió en origen de un movimiento que, muy entremezclado con adherencias posteriores, ha llegado hasta nuestros días: los “mandeos”. Los historiadores del judaísmo del siglo primero le presentan como profeta de primera categoría. Su voz y actuación, a pesar de circunscribirse a una pequeña zona desértica del valle del Jordán, resultó insoportable en la corte del reyezuelo de Galilea.

¿Quién fue en realidad Juan el Bautista? Un líder judío que quiso reconducir a su pueblo a la máxima fidelidad a la Alianza. Precisamente en esto es el gran precursor de Jesús, que tuvo una profunda sintonía con él. El Bautista fue, en buena medida, un maestro para Jesús, en cuanto líder de un grupo que se preparaba a la irrupción inmediata del Reino de Dios. No sabemos cuánto tiempo permaneció Jesús en su compañía (cf. Jn 3,26); pero ciertamente lo suficiente para asimilar mucho de sus ideales y adquirir una admiración irrevocable por su persona. A pesar de que el movimiento bautista entró en concurrencia con el primitivo cristianismo, a cuya expansión pudo ser un obstáculo, los seguidores de Jesús sólo conservaron recuerdos elogiosos de este hombre excepcional.

Las maravillas con que el evangelio nos narra su nacimiento son la confesión cristiana de que Juan fue un don extraordinario de Dios a su pueblo y no mero logro de la potencia generativa humana. Y la tradición evangélica en su conjunto nos indica que no es posible hablar sobre Jesús sin presentar al Bautista como predecesor.

Pero para los cristianos Juan el Bautista es sobre todo “el amigo del novio” (Jn 3,29), el que se alegra de la presencia de Jesús porque en ella percibe el desposorio definitivo de Dios con su pueblo; y es también el testigo que testifica y luego se oculta para que no se le dé a él una gloria indebida: “es preciso que él crezca y yo disminuya” (Jn 3,30). Juan es el modelo de los místicos de todas las época, entregado a una espiritualidad esponsal; es el modelo de los misioneros y mensajeros, de los maestros y catequistas, que no pretenden formar un grupo para sí mismos, sino para Jesús. Y es también modelo de fortaleza: su condición de testigo le llevó a arriesgar la vida; no edulcoró el mensaje para hacerlo soportable al reyezuelo y obtener así unas garantías personales, sino que la vida según la Alianza fue lo único importante para él.

Vuestro amigo
Severiano Blanco cmf