Zacarías 9,9-10
Romanos 8,9.11 13
Mateo 11,25 30
LEER Y ENTENDER
Un texto revelación de intimidad, de filiación de trato entre el Padre y el Hijo. Un pasaje que es un grito del alma. Yo creo que para calar y comprender esta narración de Mateo que la liturgia nos propone hoy, tenemos que situarnos en esas ocasiones de nuestra vida en las que nos hemos quedado con la boca abierta ante respuestas o intervenciones de personas que nos han asombrado. Nos parecía imposible que de la boca de determinada persona pudieran salir tales palabras de sabiduría, de verdad, de contenido existencial. Nos encontramos hoy con un Jesús que está palpando la grandeza de los sencillos y prorrumpe con una exclamación: «Gracias porque has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla». Hay cosas que no se entienden sólo poniendo inteligencia. Es indispensable poner corazón, poner obediencia, poner acogida y sorpresa ante el misterio. No se trata de oponer sabiduría a ignorancia. Hay una sabiduría arrogante que nos deshumaniza porque nos sitúa por encima de todos y de todo; hay una sabiduría que nos enseña que nunca sabemos todo, que cuanto más sabemos más nos queda por aprender; una sabiduría que nos abre al misterio de la vida y al misterio de Dios; una sabiduría que nos lleva a reconocer que no nos hace grande lo que sabemos, sino lo que somos; y que grande sólo es Dios.
La vida seguro que nos ha puesto delante de personas con una sabiduría «divina» que no se aprende nada más que en el trato y en el silencio que intima. El Espíritu de Jesús hace «maestros de espíritu» a aquellos que son escuchadores obedientes de Jesús. Con María tendremos que añadir: «Y a los ricos los despide vacíos».
El grito de Jesús es el grito que reconoce las maravillas de Dios en la gente sencilla. Es la gente sencilla la que no tiene problemas en reconocerle, en aceptarle, en ver en Jesús al Hijo de Dios, la presencia y la obra de Dios viva y actuante.
Después de la exclamación de acción de gracias viene una segunda parte: Jesús se ofrece como alivio, como descanso, como carga llevadera. ¿Cuál es la razón? Yo soy manso y humilde de corazón.
Y es que Jesús cambia todo, lo trastoca todo. No se presenta atando a la persona con las leyes, sino solicitándola con una relación de amor, rompiendo distancias, siendo cercano; Jesús entra por la puerta pronunciando el nombre de cada uno y diciendo con toda sencillez: “Si quieres”. Donde hay amor no hay peso, o el peso se lleva sin que sea carga.
No todos pueden entender este lenguaje. Hay palabras que son incomprensibles para muchos hombres y mujeres. Lo más sencillo es muchas veces lo más ininteligible a los ojos de los inteligentes.
Este comentario está tomado del libro “LA PALABRA DEL DOMINGO Y FIESTAS” cuyos autores son Mari Patxi Ayerra y Álvaro Ginel. EDITORIAL CCS
La vida seguro que nos ha puesto delante de personas con una sabiduría «divina» que no se aprende nada más que en el trato y en el silencio que intima. El Espíritu de Jesús hace «maestros de espíritu» a aquellos que son escuchadores obedientes de Jesús. Con María tendremos que añadir: «Y a los ricos los despide vacíos».
El grito de Jesús es el grito que reconoce las maravillas de Dios en la gente sencilla. Es la gente sencilla la que no tiene problemas en reconocerle, en aceptarle, en ver en Jesús al Hijo de Dios, la presencia y la obra de Dios viva y actuante.
Después de la exclamación de acción de gracias viene una segunda parte: Jesús se ofrece como alivio, como descanso, como carga llevadera. ¿Cuál es la razón? Yo soy manso y humilde de corazón.
Y es que Jesús cambia todo, lo trastoca todo. No se presenta atando a la persona con las leyes, sino solicitándola con una relación de amor, rompiendo distancias, siendo cercano; Jesús entra por la puerta pronunciando el nombre de cada uno y diciendo con toda sencillez: “Si quieres”. Donde hay amor no hay peso, o el peso se lleva sin que sea carga.
No todos pueden entender este lenguaje. Hay palabras que son incomprensibles para muchos hombres y mujeres. Lo más sencillo es muchas veces lo más ininteligible a los ojos de los inteligentes.
Este comentario está tomado del libro “LA PALABRA DEL DOMINGO Y FIESTAS” cuyos autores son Mari Patxi Ayerra y Álvaro Ginel. EDITORIAL CCS
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