XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A: Lectio Divina para jóvenes

“Claves para Lectio Divina para jóvenes”
Proyecto Lectionautas
CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS
Hno. José Antonio Chavarría, frp - Hno. Ricardo Grzona, frp
http://www.lectionautas.com

TEXTO BÍBLICO Mateo 11. 25-30

Jesús alaba a Dios
25 En ese momento, Jesús se dirigió a Dios y le dijo:
«¡Padre, tú gobiernas en el cielo y en la tierra! Te doy gracias porque no mostraste estas cosas a los que saben mucho y son sabios, sino que las mostraste a los niños. 26 Y todo, Padre, porque tú así lo has querido.»
27 A los que estaban allí les dijo:
«Mi Padre me ha dado todo, y es el único que me conoce, porque soy su Hijo.
Nadie conoce a mi Padre tan bien como yo. Por eso quiero hablarles a otros acerca de mi Padre, para que ellos también puedan conocerlo.
28 »Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. 29 Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. 30 Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar.»

1 - LECTURA
¿Qué dice el texto?

Pistas para la lectura
Hola Lectionautas, nuevamente nos encontramos para adentrarnos en las páginas sagradas de la Biblia, hoy volvemos a hallarnos con el evangelista Mateo, preparemos nuestro espíritu para navegar una vez más en las profundidades de la Palabra de Dios.
Este texto comienza con una afirmación que Jesús hace muchas veces antes de decir algo importante: ¡Padre, tú gobiernas en el cielo y en la tierra! Lo hace con el propósito de dar a conocer a los demás que la misión que se le ha dado la ha recibido de su Padre. Con esta afirmación Jesús confirma que Él es el Hijo de Dios, y lo reconoce a Él como su Padre y como el dueño y Señor de todo cuanto sucede.
Luego, Jesús, da gracias, para encontrarnos así con un versículo, que será el más significativo del texto y la clave del mismo: Te doy gracias porque no mostraste estas cosas a los que saben mucho y son sabios, sino que las mostraste a los niños. 26 Y todo, Padre, porque tú así lo has querido.
Cuando pasa este relato, Jesús lleva un tiempo de estar en continua predicación sobre los misterios del Reino de su Padre y lo ha hecho de manera abierta o todos los hombres. Sin embargo muchos no han querido atender a este mensaje, y en este caso son llamados por Jesús como, “sabios, o los que creen que saben mucho”
El texto se refiere a los fariseos ya que estos al sentirse muy instruidos en la antigua ley, rechazan el mensaje de Jesús y desprecian sus enseñanzas. Los discípulos, de manera contraria
a los que se creen sabios, atienden y hacen suyo el mensaje que Jesús ha querido revelarles: el mensaje de los misterios del Reino de Dios. A los discípulos atentos, que tienen un corazón disponible, se refiere el texto cuando habla de “los niños”.
Para entender estos misterios del reino, es preciso darnos cuenta que es Dios mismo quien los revela. Y lo hace a los que ponen su corazón como los de un niño, con humildad, a los pobres de espíritu, a los que han depositado su esperanza en Cristo. Así, como un niño que aprende y escucha atento la enseñanza de su maestro. ¡Esta será la clave para aquellos que quieren recibir la sabiduría de Dios!: “tengan un espíritu pobre”.
Luego que Jesús da gracias a su Padre, se dirige a los que están con Él y les dice: Mi Padre me ha dado todo, y es el único que me conoce, porque soy su Hijo. Nadie conoce a mi Padre tan bien como yo. Por eso quiero hablarles a otros acerca de mi Padre, para que ellos también puedan conocerlo. Con estas palabras Jesús mismo se pone como modelo de buen hijo que escucha la voz de su Padre.
Así como a Jesús le ha sido revelada la verdad, los que lo escuchen a Él y vivan a su imagen también se le revelarán los misterios y recibirán sabiduría.
La revelación de los misterios del Reino de Dios ya había sido anunciada para los pobres de boca de Jesús, cuando enseño las bienaventuranzas. Podemos recordar el Evangelio de Mateo en su capítulo 5 versículo 3 cuando Jesús dijo: “Benditos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”.
La afirmación de las relaciones íntimas entre Jesús y su Padre, queda muy clara en este texto cuando Jesús dice: Mi Padre me ha dado todo, y es el único que me conoce, porque soy su Hijo. Nadie conoce a mi Padre tan bien como yo. Jesús se atribuye en estas palabras la sabiduría de Dios, pero de una manera inminente, no como una personificación, sino como una persona: Jesús es “el Hijo” por excelencia, el hijo del Padre.
Ahora invita a hacerse discípulo suyo a los que están con Él, diciendo: Por eso quiero hablarles a otros acerca de mi Padre, para que ellos también puedan conocerlo. De esta manera Jesús invita también a los que lo escuchan a ser uno con el Padre y uno con Él. Jesús les invita a ser sus discípulos, ahora son sus elegidos, éstos serán los que recibirán los misterios del Reino. Por gracia de Dios, ellos no han sido como los sabios, sino como los niños que escuchan a su maestro.
La recompensa de los que sean como los niños y de los que decidan ser verdaderos discípulos de Jesús será el descanso. Veamos ahora que dice el texto: Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. 29 Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad.
Conmigo podrán descansar. 30 Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar. Los que siguen a Jesús han estado viviendo bajo un régimen de cumplimiento de normas y leyes extenuantes y agobiadoras. Esta leyes eran necesarias para no ser juzgados por los que creían ser los portadores de la verdad y capaces de juzgar el cumplimiento de las mismas. Jesús conoce a su rebaño y con su nuevo mensaje de amor, les invita a ser como Él, a obedecer sus mandamientos. Les invita a imitar su ejemplo, por eso les dice: “aprendan de mí”. Y por ese desprendimiento de sí mismos y por la escucha a la voluntad de Dios, recibirán el descanso y la tranquilidad que viene de Dios.
Para tener presente: “anawin”, era el término utilizado para referirse a los “pobres de Dios, los pobres de espíritu”
Otros textos bíblicos para confrontar: Lc 10, 21-22; Mt 5, 3; 1 Cor 1, 26-29; Para proseguir la profundización de estos temas se puede mirar en La Biblia de Estudio. Dios habla hoy, la voz: “Padre” “obedecer”

Preguntas para la lectura

· ¿Por qué da gracias Jesús al Padre?
· ¿A quienes no se les han revelado los misterios del Reino?
· ¿Quiénes son los que recibirán los misterios del Reino?
· ¿Para qué quiere Jesús hablarle o otros acerca de su Padre?
· ¿Quiénes son los que podrán conocer la sabiduría que Dios ha dado a su Hijo?
· ¿Cómo se encuentran los que están escuchando a Jesús?
· ¿A qué invita Jesús a los que están escuchándole?
· ¿Cuál es la recompensa de los que ponen en práctica la enseñanza de Jesús?


2 - MEDITACIÓN
¿Qué me dice? ¿Qué nos dice?

Preguntas para la meditación
Ante este texto tan importante, debo preguntarme:

· ¿He sido como los sabios quienes ponen su sabiduría en sí mismos o he sido como los niños que dejan que sea la sabiduría de Dios la que les guíe?
· ¿Reconozco la enseñanza de Jesús como la sabiduría para vivir?
· ¿Soy capaz de reconocer a Jesús como el hijo único de Dios y soy capaz de aprender de Él, para convertirme un su discípulo?
· ¿Estoy atento a la enseñanza de Dios, la misma que es su palabra, poniéndola en práctica en mi vida?
· Cuando me he sentido cansado y agobiado, ¿he dejado que Jesús sea el descanso que tenga mi alma?
· ¿Soy capaz de dejar mis propias ideas, para poder recibir la sabiduría de Dios?
· ¿El modelo de vida que he escogido para mí, es el modelo de vida de Cristo?

3 - ORACIÓN
¿Qué le digo? ¿Qué le decimos?

La oración es la respuesta que le damos a Dios que se nos manifiesta primero.
Padre, te alabo y te agradezco porque te has dado a conocer a los humildes, a los pobres en el espíritu, a los que se abren a tu amor. Abre mi corazón para poder acoger tu mensaje.
Para ser humilde de corazón.
Ahora Jesús quiero reconocerte como el Hijo de Dios, como el Señor del cielo y de la tierra, déjame Señor participar de tu amor y de la misma confianza que tu sientes por tu Padre.
Jesús cuando sienta que el peso de mis problemas personales, los problemas de la sociedad, los problemas del mundo y los problemas de cada día, que me van quitando la vida, y me van dejando sin esperanza, ven conmigo Señor. Sana mis heridas, ahuyenta mis dudas, lléname de tu espíritu de fortaleza y dame la sabiduría para poder asumir los retos de cada día en la paz que solo la confianza en ti me puede dar.
Amén.

4 - CONTEMPLACIÓN
¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?

Llegamos a la parte de este ejercicio de Lectio Divina donde tratamos de poner las palabras de Jesús en nuestro interior.
Interioricemos el mensaje de hoy con una actitud especial, busquemos tener un corazón humilde que pueda aceptar el mensaje de Jesús, que nos ayude a vivir como nos invita Cristo.
Digamos en el silencio de nuestro corazón:

Jesús saca de mí este corazón de piedra,
Dame Jesús un corazón con un espíritu pobre,
Quiero un corazón como el tuyo Señor,
Tú eres Dios Jesús, quiero ser como Tú.

5 - ACCIÓN
¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?

Propuestas personales
· Compara tu vida con la de los discípulos quienes pusieron en práctica lo que habían escuchado de Dios y observa si estás haciendo lo mismo que ellos. ¿qué te falta para ser un verdadero discípulo?
· Busca realizar una acción concreta donde te presentes formalmente como discípulo del Señor. Preferentemente con una obra de misericordia.

Propuestas comunitarias
· Comprometerse aún más con el estudio y profundización de las Sagradas Escrituras, para poder interiorizar más y mejor la sabiduría de Cristo. Y demostrar grupalmente como vamos creciendo realizando obras concretas de humildad.